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martes, 21 de septiembre de 2021

Los Amnésicos Ochenta de Manu Gómez

El 27 de septiembre de 1975 el régimen franquista fusilaba a cinco militantes, dos de ETA y 3 de los GRAPO.

El 3 de marzo de 1976 las fuerzas represivas del estado español cargaron en contra de una concentración en Gasteiz provocando la muerte de cinco obreros.

El 20 de noviembre de 1984 los GAL asesinaban al pediatra Santi Brouard en su consulta en Bilbo.

El 20 de noviembre de 1989 los GAL asesinaban al diputado de Herri Batasuna Josu Muguruza en Madrid.

Nada de lo anterior hizo mella en la infancia ochentera de Manu Gómez el director del largometraje 'Érase una vez en Euskadi'. Para él solo existió ETA, el epíteto 'maqueto' y la música punk.

Pareciese que su vida encajara a la perfección con el relato que Madrid obliga a recitar como mantra, ese relato donde "los malos" tendrán que ofrecer disculpas por toda la eternidad mientras que "los buenos" continuarán hablando de democracia en un estado en donde dos jóvenes fueron secuestrados, torturados durante días, obligados a cavar su propia tumba, ejecutados de un disparo a la cabeza y cubiertos con cal viva... en 1983.

Dicho lo anterior les presentamos la reseña cinematográfica publicada por RTVE de la película mencionada:


Festival de San Sebastián 'Eráse una vez en Euskadi', la mirada nunca vista del País Vasco de los 80

El director de la película, Manu Gómez, y el actor Yon González presentan la cinta en Zinemaldia

Raquel Elices

La mirada de un niño lo ilumina todo, incluso la parte más oscura de la historia de Euskal Herria. Así lo cree Manu Gómez, director de Érase una vez en Euskadi (2021), la película participada por RTVE que se presenta hoy en el 69 Festival de San Sebastián. "La cinta es mi recuerdo de infancia de aquellos años, hay algo de autobiográfico en ella. Habla de una época en la que se vivían circunstancias tan complejas como la violencia de ETA, el sida o las drogas, pero en la que ser un niño seguía siendo ser un niño, con esa necesidad imperiosa de ser feliz", explica sentado en la terraza del Hotel María Cristina de Donostia.

A través de la mirada inocente de cuatro niños, Érase una vez en Euskadi, primer largometraje del director, nos transporta al año 1985, hasta un pequeño pueblo industrial vasco. Un viaje en el tiempo en el que las nostalgias ochenteras y los juegos de infancia se mezclan con las sombras que asolaban las calles y la precariedad laboral de aquellos años. Una mirada costumbrista y naif con la que Gómez quiere mostrar las particularidades que marcaron a quienes crecieron en aquel entorno, pero sobre todo hablar de la capacidad de vivir el momento que se tiene cuando se es niño. "Tú salías, jugabas, te reías, te enamorabas, y lo hacías a pesar de todo. Ser niño es eso", confiesa Gómez.

Coincide con él su primo, el actor guipuzcuano Yon Gónzalez (El Internado), que aquí trabaja bajo sus órdenes para meterse en la piel de un joven que comienza a simpatizar con la banda terrorista ETA. "Cuando eres un niño lo ves desde los ojos de la inocencia y observas cosas tan duras como estas desde una mirada naif", cuenta el actor que, aunque es 10 años más jóven que Gómez, sí recuerda cómo se vivía la amenaza de ETA o el estigma que muchas veces debía arrastrar por ser vasco. "Era muy común cuando salías fuera y te preguntaban de dónde eras y decías que vasco, que inmediatamente después te dijeran que eras etarra. También hubo ocasiones en que a mí padre le pincharon las ruedas y le rayaron el coche solo por tener matricula de San Sebastián", recuerda. Sin embargo, a pesar de todo de su infancia solo puede decir que fue "tranquila y feliz".

Una mirada diferente de las familias vascas

Érase una vez en Euskadi habla, en realidad, de todo lo que no nos viene a la mente cuando pensamos en Euskadi, pero que también formó y forma parte de su identidad. Una de esas realidades era la de los llamados "maquetos", inmigrantes, muchos de ellos andaluces, como los padres de Manu Gómez y de Yon Gónzalez, que se fueron a vivir a zonas industriales del País Vasco en busca de mejores condiciones. Familias cuyas preocupaciones no tenían que ver tanto con el conflicto vasco, las drogas o el sida, como con los problemas del día a día. "De puertas para adentro, las casas tenían otros problemas: tener un plato de comida, llegar a fin de mes o poderte ir 15 días de vacaciones. Lo de fuera nos dolía e impactaba mucho, pero los verdaderos problemas de nuestras casas estaban ahí", explica.

Para dar vida a aqellos padres y madres, el director cuenta con actores de la talla de Luis Calleja, Ruth Díaz o la ganadora de una Concha de Plata (La herida, 2013), Marian Álvarez. Ella interpreta a la madre de Marcos, una mujer entregada a su familia que representa a aquellas madres de la época a las que Gómez define como "solucionadoras del problemas".

El sida, una realidad cruel y devastadora en Euskadi

El consumo de heroína y el sida también se muestra en la película a través del personaje que interpreta Aaron Piper (Élite). Manu Gómez no vivió de primera mano aquella realidad, pero sí conoció a muchos amigos que perdieron a sus hermanos mayores por culpa del consumo de droga. "En Arrasate, donde yo nací, la heroína entró de una forma salvaje y recuerdo con total normalidad ver jeringuillas de manera constante en el suelo. Después llegó el sida y los hermanos mayores de muchos de nosotros murieron de una manera rápida, cruel y devastadora", explica el director.

Asier Flores (Dolor y Gloria), Aitor Calderón, Miguel Rivera y Hugo García son los cuatro niños que protagonizan la cinta. Una cuadrilla de talentos jóvenes que aupan el grueso de la trama con gracia y mucho talento y de los que Gómez se enamoró nada más verlos en el casting tremendo al que se presentaron cerca de quinientos niños. "Empezamos a ver a cientos de niños, pero cuando llegaron ellos fue una historia de amor, solo con escucharles hablar ya descubres que hay en ellos algo que va a tener mucho potencial. Fue maravilloso encontrarlos porque era lo más difícil y era la clave de la película", cuenta le director.

Una banda sonora punk

La atmósfera de aquella época se viste de los 80 a través de múltiples referencias facilmente reconocibles. Desde programas de televisión como Un, dos, tres..., personajes del momento como Miguel Induráin o la banda sonora que vertebra toda la película y en la que suenan temas de La Polla Récords, Decibelios o Los Enemigos. "Para escribir un guion siempre me hago una playlist porque me ayuda a dar forma al alma de la película. Los Enemigos, con la que cierra la cinta, es una de las bandas de mi infancia y me ayudó mucho a ayudar la historia de esta película", concluye Gómez.

Érase una vez en Euskadi, película participada por RTVE, se presentará esta noche en la Gala de RTVE del Festival de San Sebastián con todos sus protagonistas y llegará a los cines el próximo 29 de octubre.

 

 

 

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