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jueves, 30 de enero de 2020

¿Extraña?

Agradecemos a Spanish Revolution el haber dado a conocer este artículo, lo que sí, es que no entendemos por qué tildan de extraña la amistad entre un dictador genocida y el gris heredero político de un dictador genocida

Lean por favor:


Augusto Pinochet fue recibido con vítores en España durante su visita a nuestro país por la muerte de Franco

En 1973 varios oficiales de las Fuerzas Armadas se sublevaron contra el presidente electo Salvador Allende, abriendo fuego contra El Palacio de la Moneda con tanques y francotiradores. Tras el bombardeo de la sede presidencial, Allende se suicidó y la resistencia en el Palacio fue neutralizada. Tras el fin de su gobierno, el general Augusto Pinochet encabezó una dictadura militar que duró dieciséis años y medio.

El golpe de Estado con el que Pinochet accedió al poder marcó una época oscura en Chile, con un régimen dictatorial en el que se limitó la libertad de expresión, se cometieron violaciones a los derechos humanos y se reprimió a la población de tal manera que la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura contabiliza hasta 40.000 las víctimas de la dictadura.

España se convertía en el último aliado político de Chile en el continente europeo tras el fin la dictadura de Portugal después de la Revolución de los Claveles de 1974. Juan Carlos de Borbón era invitado por Pinochet para el aniversario del golpe de estado con el fin de estrechar lazos con la dictadura franquista. El entonces príncipe respondió que si por él fuera, «viajaría a Chile de inmediato, pero que sus desplazamientos oficiales internacionales estaban regulados por el gobierno y, en última instancia, dependían de la voluntad del propio Franco».

La relación entre ambos dictadores era estupenda. Incluso se enviaban cartas con asiduidad y compartían sus opiniones sobre la actualidad política. La muerte de Franco trajo a Pinochet por única vez a Madrid. «He decidido viajar a Madrid (…) a rendir homenaje a este guerrero que sorteó las más fuertes adversidades y también a entregar nuestros mejores deseos y augurios a la España de hoy, de mañana y de siempre», anunció Pinochet.

Como se relata en el libro Pinochet del escritor Mario Amorós: «Pinochet llegó a Barajas el 21 de noviembre a las 8:00 de la tarde y fue recibido, a pie de la escalerilla, por el príncipe Juan Carlos, quien le abrazo, y por varios ministros. «En estos momentos Franco ha pasado a la historia, es un caudillo que nos han mostrado el camino a seguir en la lucha contra el comunismo.», declaró, tras reunirse durante 10 minutos en privado con el heredero de Franco.

Pinochet asistió en el palacio de las Cortes a la ceremonia de juramento y proclamación de Juan Carlos de Borbón como rey de España con el nombre de Juan Carlos I. El dictador chileno fue vitoreado tanto por el público como por los militantes de la Falange, único partido del régimen. En su breve estancia, visitó el Alcázar de Toledo y el Valle de los Caídos y señaló sobre este último que le gustaría que se construyera uno similar en su país que le recordara para la posteridad.

Pinochet regresó a su país sin acudir a la misa de coronación del nuevo rey español, ya que los gobiernos de Francia, Reino Unido y la República Federal Alemana amenazaron con no viajar a Madrid si Pinochet continuaba en España. Sin embargo, el futuro rey de España acudió a Barajas a despedir al dictador chileno en la misma escalerilla del avión que le devolvería a Chile.

En unas vacaciones a Londres, Pinochet fue arrestado gracias a la orden de detención dictada por parte del juez de la Audiencia Nacional de España, Baltasar Garzón, por presunta implicación en los delitos de genocidio, terrorismo internacional, torturas y desaparición de personas en Chile durante la dictadura militar. Chile ponía punto y final al sufrimiento causado durante 17 años.

El viaje de Don Juan Carlos a Chile

Tiempo después, los Reyes de España en un viaje a Chile, no sin cierta hipocresía reconocieron que no pudieron realizar antes la visita por las circunstancias políticas del país, en una clara alusión al régimen dictatorial de Pinochet al que años antes recibieron (literalmente) con los brazos abiertos. Lo que hizo posible ese viaje fue la contribución a la restauración de la democracia por parte del presidente Patricio Aylwin.

Su visita concluyó con una cena de gala en el célebre Palacio de la Moneda en el que, tanto el Monarca como su anfitrión pronunciaron discursos de una inusual cordialidad. En su discurso el Rey de España recordó que el presidente de Chile evitó ir a España por similares razones que las que habían impedido a Don Juan Carlos visitar Chile.

Don Juan Carlos constató que «Chile era modelo de democracia cuando en España surgía un régimen autoritario y, a la inversa, la restauración de nuestras libertades se produjo cuando en Chile soplaban otros vientos políticos».

Aylwin dio la razón a don Juan Carlos.  Ambos países firmaron un tratado de cooperación y amistad que preveía inversiones españolas y créditos para Chile por valor de 200.000 millones de pesetas.






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