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lunes, 12 de diciembre de 2016

El PISA los Trae Locos

La ONG Save the Children disparó la primera salva, ahora le ha tocado a los de PISA hacer su parte: atacar el sistema educativo de la CAV sin olvidarse de poner el énfasis en que el asunto del euskera lo complica todo, pues porque no podía ser de otra forma.

Lean ustedes esta nota publicada en el Diario Vasco:


J.G.

«Baños de realidad como estos a veces vienen bien», afirma Mikel Ormazabal, director general de Kristau Eskola. El responsable de la patronal de colegios religiosos concertados admite que los datos de PISA «son malos», pero recuerda que «no son un valor absoluto para denostar lo que estamos haciendo». «Es una llamada de atención para ver si lo hacemos bien», asegura.

Ormazabal insiste en la necesidad de relativizar el informe porque «existen otras evaluaciones» en las que el País Vasco obtiene resultados positivos. «Hay datos que nos dicen que el sistema va bien y año tras año nos mantenemos arriba en indicadores como abandono escolar, Formación Profesional o número de titulados superiores», señala.

Juan Ignacio Pérez, exrector de la UPV y director de la cátedra de Cultura Científica, también relativiza el informe PISA aunque en un sentido bastante diferente. A su juicio, hablar de desastre es algo exagerado porque lo que en realidad ha ocurrido es la constatación de que «estamos peor de lo que pensábamos». «Hace tres años, cuando obtuvimos buenos resultados en el informe PISA, creíamos que estábamos muy bien pero no era cierto», añade.

«No somos tan buenos»

Tras conocerse los resultados del informe, Juan Ignacio Pérez escribió: «Hemos sido muy buenos convenciéndonos a nosotros mismos y a los demás de que somos muy buenos, pero no lo somos». La idea de que estábamos en lo más alto de la excelencia educativa se ha sostenido en buena parte, afirma, gracias a la difusión de variables «como la baja tasa de abandono escolar y la alta inversión en educación», como si bastara con ello y no contaran detalles como «la reducción de horas lectivas de ciencias, en parte para dedicarlas al castellano, vasco e inglés». «En realidad, -insiste- nunca hemos estado tan bien».

«Nos hemos tapado los ojos», afirma Pérez, que detecta sin embargo un problema mayor al de habernos creído «que somos muy buenos» y que es mucho más difícil de solventar. «Yo le doy más importancia al hecho de que vivimos en una sociedad en la que pensamos que tenemos el futuro garantizado y no se le concede a la educ ación la importancia que tiene. Hay una sensación general entre los padres de que los problemas y retos en la formación los tiene que resolver la Administración, y no es así. Aquí todos somos responsables, nadie está exento», asegura.






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