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sábado, 18 de octubre de 2014

Locos de Remate

Con esta enternecedora historia que están a punto de leer tendrán una idea más clara acerca de las causas del maltrato sufrido por la ciudadanía vasca a manos de los miembros de las diferentes instituciones represivas del estado español.

Adelante, ha sido publicado en El Mundo:


La guardia civil que tiroteó una gasolinera se enajenó por un curso anti ETA

La agente que disparó en una gasolinera de Villaviciosa de Odón en 2010 estaba "al límite, con privación de sueño y comida", dice su psiquiatra ante el juez del caso

Quico Alsedo
La presión generada por un curso antiterrorista de la Guardia Civil provocó en septiembre de 2010 que la agente Pilar H. R. se liara a tiros contra varios etarras imaginarios en una gasolinera de Villaviciosa de Odón (Madrid), hiriendo a un ciudadano que pasaba por allí: el vigués Óscar Roldán, incapacitado desde entonces. Así lo afirmó ayer Carmen Fernández, la psiquiatra que trata a la agente desde el suceso, quien en su informe pericial declaró en la Audiencia Provincial de Madrid que el curso estaba diseñado «precisamente para poner a prueba eso mismo, su capacidad de tolerar la presión». Una presión que la abocó fatalmente, aunque sin víctimas mortales, a disparar su arma reglamentaria, una beretta 92, contra todo lo que se movía. La Fiscalía pide su absolución.

Aún sin antecedentes de problemas mentales, la agente H. P., que llevaba días creyéndose perseguida por ETA, no aguantó la presión, con dramáticos resultados: se lió a tiros en la gasolinera tras discutir con su novio, también guardia civil, y tuvo que ser reducida por un ejecutivo de cuentas en pantalón corto que pasaba por allí, y que se jugó la vida.

El héroe de esta historia se llama Marcos Salas, tiene 38 años y salió corriendo hacia la agresora tras unos primeros instantes de desconcierto, en los que llegó a creer que lo que veía se trataba de un rodaje cinematográfico: «Yo pensaba que era una película. Vi a una mujer a lo lejos que nos apuntaba y sonaban como tiros de fogueo, incluso cuando vi caerse a un tío pensé que era todo ficción, o si acaso una broma».

«¡Tírate al suelo!»

Al ver la sangre de Óscar Roldán, que se arrastraba por el suelo ayudado por su amigo Javier Ramudo, Salas se percató de que las balas de la guardia civil «eran de verdad». Así que ni corto ni perezoso, con la mayor parte de los presentes huyendo a la carrera, Salas se fue directo a la mujer, se encaró con ella y le gritó: «¡Deja la pistola y tírate al suelo!».

Pilar H. P., que había pegado al menos cuatro tiros en pleno trastorno psicótico, según su psiquiatra, obedeció. Incluso el novio de la agresora fue reducido: «Se me puso a hablarme y yo, que estaba muy nervioso, le dije: 'Mira, tú también, échate al suelo'. Y el tío se echó», contó ayer Marcos Salas.

El relato de la agente ante el magistrado fue muy detallado. Destinada en el aeropuerto de Mahón y en el cuerpo desde 2008, el curso la sugestionó hasta el punto de hacerle creer que la gente que se cruzaba por la calle pertenecía a ETA y le estaba haciendo «contravigilancia», dijo. En el vídeo de las cámaras de seguridad de la gasolinera, al que ha tenido acceso ELMUNDO.es, se observa una discusión entre Pilar H. P. y su pareja, y posteriormente a los hechos la mujer decía incoherencias y convulsionaba, fruto del trastorno psicótico, a la llegada de sus compañeros de la Guardia Civil, como declararon en sala algunos de ellos.

La situación de tensión «al límite» a la que la agente estaba sometida incluía, según la psiquiatra, «privación de comida y privación de sueño», lo que ofuscó su juicio. El estado de la mujer dejó una impresión contradictoria en los testigos, por ejemplo en el propio Salas: «A mí me pareció una pelea de pareja, en la que ella estaba como retándole».

Bronca de pareja

En las imágenes de vídeo se ve en efecto cómo la mujer se acerca y se aleja de su novio, y parece hacer amago de sacar algo, quizás su arma. También al menos uno de los testigos que declararon ante el juez aseguró que, entre las incoherencias que profería al ser reducida, gritó: «¡No se puede querer así a una persona!». Para los psiquiatras, parte del ofuscamiento que sufrió era por la paranoia que dominaba sus actos.

La versión de la víctima también apunta en esa dirección: «Ellos llevaban un tiempo discutiendo, según me han dicho, y lo que no comprendo es por qué su novio, que también es guardia civil, no la controló si sabía que ella estaba así de mal y con un arma de fuego en el bolsillo, es increíble que se quedara parado».

Óscar Roldán, que salía del establecimiento cuando recibió el tiro, apenas pudo ver «un chispazo, como un petardo y humo alrededor». Por suerte para él, cayó tras un coche, quedando en ángulo ciego con respecto a su agresora. Ayudado por su amigo Javier Ramudo, salió corriendo con un orificio de entrada y otro de salida, perdiendo sangre por ambos. «Iba perdiendo mucha sangre, durante 15 minutos pensé: 'Anda, mira qué forma más tonta de morirse, sin comerlo ni beberlo'».



Suponemos que cuando los de AVT o el Foro Ermua se enteren querrán dar una medalla al mérito a la tipa esta, a la que curiosamente, protegen no publicando sus apellidos.

Pero el resto de los españolazos y los españolitos ya saben, si cometen algún crímen, digan que es por culpa del estrés que sufren a causa de "la ETA".





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