Vaya vaya, miren nada más lo que trae a nosotros Cubainformación:
José Manzaneda | Coordinador de Cubainformación
Toda campaña de promoción del turismo es una versión edulcorada y amable de la realidad de un país. Los campos de golf, los yates y las mesas con marisco que vemos en las campañas del Gobierno de España, por ejemplo, poco tienen que ver con su dura realidad social: más de cinco millones de personas en desempleo, cerca del 25 % de su población activa; una tasa de pobreza infantil del 27 %; cerca de 70.000 familias desahuciadas de sus viviendas cada año; o más de 45.000 estudiantes expulsados de la Universidad por no poder pagar la matrícula, son solo algunos ejemplos.En el caso de países con situaciones generalizadas de pobreza, hambre o violencia, el contraste es aún más chocante. Así, las campañas turísticas hacen desaparecen por arte de magia a los cinco millones de personas desplazadas en Colombia, o a la mitad de la población con "subalimentación crónica" de Haití.Sin embargo, sería absurdo esperar que los medios de comunicación que ingresan elevadas sumas de dinero con los anuncios de turismo de España, Colombia o Haití, decidieran acompañarlos con reportajes o artículos sobre alguno de los dramas sociales mencionados. Por la misma razón, nadie esperaría que estos medios tildaran de “propaganda” gubernamental las campañas turísticas que tantos ingresos les reportan.A menos, por supuesto, que el país que promocione su turismo sea... Cuba.Hace unos días, el diario español ABC llevaba a su sección Internacional un texto titulado “Así es la auténtica Cuba frente a la que presenta la propaganda”, en el que leemos que “el régimen de los Castro lanza en España una campaña de promoción turística que poco tiene que ver con la vida real de sus ciudadanos”.Calificar como “propaganda” una campaña de promoción del turismo de Cuba, pero no hacerlo si es de otro país, puede parecer un sinsentido. Pero no lo es tanto si quien lo hace es Carmen Muñoz, periodista de ultraderecha con casi 30 años de servicio en el periódico monárquico ABC, y encargada de apoyar, desde este diario, todas y cada una de las iniciativas de la llamada “disidencia” cubana en favor del mantenimiento de las sanciones a la Isla por parte de la Unión Europea y EEUU.Es decir, el artículo tiene un objetivo muy preciso: contribuir a la campaña contra el turismo a Cuba creada e impulsada desde Miami.Una pregunta parece evidente: ¿el ABC habría publicado este texto si el Ministerio de Turismo de Cuba hubiera insertado en sus páginas sus módulos publicitarios? La respuesta es también evidente: no.Como evidente es el fracaso de esta campaña contra Cuba, un país que ofrece al turista, además de una naturaleza envidiable y una gran riqueza cultural, la mayor seguridad del continente. Y la posibilidad de dialogar con una población educada que, a diferencia de la de otros lugares del continente, desconoce el hambre, la violencia en sus calles o el desplazamiento forzoso. Y, a diferencia de la española, los desahucios de sus viviendas o la imposibilidad de estudiar en una universidad por falta de dinero.
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