La oligarquía vasca, como todas las oligarquías de las naciones conquistadas, se distingue por no estar en sintonía con el resto de su pueblo, ellos a lo suyo, a amasar fortunas así haya que pactar con el diablo o colaborar con quien convenga. Entonces, se encuentran por allí a personas de poca ética, baja estatura moral e incapacidad crónica para ser congruentes, y les asignan el trabajo sucio. A veces surgen de entre ellos mismos (como es el caso de Antonio Basagoiti) y a veces tienen que recurrir a la pequeña burguesía, esa con eterno complejo de inferioridad y siempre dispuesta a agradar a sus amos.
Es la única manera en la que se pueden entender las recientes declaraciones como las del neoliberal vascongado Iñigo Urkullu (PNV):
"El modelo de Euskadi no es Venezuela ni Cuba --no queremos comandantes, queremos personas libres--. El modelo de Euskadi es Euskadi"
O las del tardo-falangista Gorka Maneiro (UPyD):
..."todos los guardias civiles que han prestado sus servicios en el País Vasco a lo largo de décadas de terror" sean declarados 'Ciudadanos de Honor de Euskadi'.
Trabajan para un sistema que todo lo convierte en mercancía, y por lo tanto todos ellos se venden al mejor postor.
Pero el pueblo vasco no está a la venta, que lo entiendan de una vez.
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