Les compartimos este texto publicado en Noticias de Navarra:
Maiorga Ramírez, Miren Aranoa y Eva Aranguren
En las últimas semanas han pasado a primera página las reivindicaciones de independencia de la ciudadanía de diferentes naciones inscritas en el Estado español. La reivindicación catalana durante la Diada, y su posterior traslación también a Euskal Herria, ha supuesto la plasmación visual y mediática de un sentimiento profundamente enraizado en ambas sociedades. Un sentimiento basado en una reivindicación democrática y justa. Y en este sentido, que esta misma semana Gran Bretaña haya ratificado el derecho a la independencia de Escocia pone todavía más en evidencia la cerrazón del Estado español y su falta de argumentos democráticos y civilizados contra el derecho a decidir de otros pueblos.
La imposición por parte de Madrid de unas políticas antisociales cada vez más salvajes al servicio de los poderes especulativos han servido de detonante de una situación injusta y antidemocrática, que se prolonga ya durante décadas. Y es que nadie puede negar que la llamada Transición fue realmente limitada. No hay más que ver el ejemplo de Nafarroa, con una Ley del Amejoramiento que la ciudadanía ni siquiera ha votado, que lastra deficiencias de origen, al haberse traicionado las bases acordadas en el Parlamento y al haber excluido cualquier representación abertzale durante la negociación. Es más, en los últimos tiempos comprobamos cómo se rebasan los límites incluso de las ya de por sí escasas normas de autogobierno reconocidas por el Estado, mediante una auténtica proliferación de legislaciones básicas que ahora se justifican con la excusa de la crisis. En resumen, Madrid impone políticas retrógradas y ataca a nuestras competencias.
Quienes firmamos estas líneas defendemos el derecho de nuestro pueblo a iniciar el proceso de soberanía para construir un Estado propio. Queremos ser independientes por sentimiento, porque nos sentimos parte de una nación llamada Euskal Herria. Queremos ser independientes por sentido democrático, porque defendemos la capacidad de decisión soberana de nuestro pueblo. Y por último, queremos ser independientes por sentido práctico, y convicción en las posibilidades de avance de nuestra sociedad.
La sociedad exige que se respete su capacidad de decisión. Desde Eusko Alkartasuna tenemos muy claro que ésta pasa por abrir las puertas al proceso de soberanía, para conseguir, por vías políticas y pacíficas la independencia de Euskal Herria. ¿Independencia para qué? Para tomar nuestras propias decisiones, para garantizar la justicia social, para defender los pilares básicos del estado del bienestar, para potenciar el empleo de calidad, para asegurar los derechos democráticos de la ciudadanía… Independencia para ser libres.
No queremos que España nos arrastre en su colapso. No queremos sufrir las consecuencias de las decisiones erróneas adoptadas por otros, basadas en la aplicación de políticas neoliberales, retrógradas, sumisas hacia determinados poderes fácticos. Su modelo ha fracasado. Nosotros queremos quitarnos de encima el lastre que nos impide salir del agujero que otros han cavado.
Queremos ser un país libre y socialmente avanzado, integrado en la Europa del siglo XXI, y en el que las instituciones estén al servicio de la ciudadanía.
Procesos como el de Escocia, de la mano de nuestros socios el SNP en la Alianza Libre Europa, nos sirven de ejemplo, y ponen en evidencia que en Europa la independencia de diferentes naciones sin Estado no genera alarma, sino que se asume con normalidad, serenidad y conciencia democrática. Estamos convencidos y convencidas de que eso es lo que realmente preocupa a muchas y a muchos en Madrid. A quienes irrita pensar que la independencia de naciones como la de Escocia se puede llevar a cabo si así lo decide la voluntad popular. Y todo ello pone en relieve, que tal y como venimos defendiendo, la independencia sí tiene sentido en la Europa del siglo XXI.
Pese a quien pese, la sociedad tiene madurez suficiente para tomar sus propias decisiones. En política no se debe tener miedo a consultar a la ciudadanía, como sí se lo tiene la derecha reaccionaria de UPN o PP, porque la democracia consiste en respetar la voluntad ciudadana.
En plena crisis, cuando el Estado español está imponiendo sus políticas contra la voluntad de millones de personas, contra sus derechos democráticos y contra la justicia social, es el momento, más que nunca, de trabajar por lograr las condiciones para alcanzar la independencia. Una independencia que tendrá como mejor virtud ofrecernos las herramientas de soberanía fiscal, económica y política que nos permitan salir del atolladero en el que otros nos han metido. La clave en este camino está en el respeto, el diálogo, la responsabilidad, el compromiso y el consenso entre diferentes. Y por supuesto, ante todo en conquistar y defender la voluntad popular.
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