Un escrito digno de ser analizado ha sido publicado en Deia.
Sin más preámbulos, aquí lo tienen:
Gracias a Txabi de SUBO por apuntarnos hacia este cocido de tantos ingredientes y complicada receta. Yo me voy por lo que dicen los chefs, menos es más.
Sin más preámbulos, aquí lo tienen:
Soberanía y territorialidad. Problema y solución
Txolo Landaluce, Xabier Berruezo, Raúl Díaz De Arkaia, Xabier Sarasua y César Arrondo
Poco se sabe con certeza de lo que sucedió allá por la primavera pasada cuando se estaba produciendo la triangulación negociadora entre PSOE, PNV y Batasuna. Sí ha trascendido, en cambio, la posición que tomaron en ciertos aspectos el PNV y Batasuna respecto a la reforma o cambio del régimen autonómico actual. El PNV parece que defendió una reforma centrada en la CAV; Batasuna una autonomía para Hegoalde. Los hechos posteriores confirman que estos dos posicionamientos son los que las dos fuerzas políticas mencionadas han elegido como banderín y marca de la casa.
Dejando a un lado el por ahora desgraciado y trágicamente malogrado Proceso de Paz, queremos analizar la cuestión de la territorialidad y la soberanía, como puntos clave en la falla que divide al movimiento abertzale y del propio conflicto histórico y político.
Como es lógico en un pueblo pequeño, repartido y ocupado como el nuestro, el movimiento abertzale tiene en la integridad territorial y en la soberanía los pilares de su reclamación política. La situación de Euskal Herria, agravada por el macrofenómeno de la globalización neoliberal que afecta especialmente a las naciones sin Estado requiere de una respuesta en clave nacional que daría aún mayor dimensión a ciertas reivindicaciones tradicionales.
Sin embargo, las propuestas hasta ahora oídas parece que responden más a una guerra de posiciones, a una lucha por la hegemonía y a un combate por el protagonismo que a propuestas de perspectiva nacional.
Euskal Herria no lo tiene nada fácil. Siglos de política uniformizadora estatal, supresión durante largas décadas de los restos del régimen soberano, el franquismo, el neototalitarismo, la globalización, etc. Nos presentan ante un panorama en el cual conseguir la mayoría social que nos lleve a una república soberana es una labor plagada de dificultades y que depende sobre todo de saber presentar un proyecto soberanista que anime a nuestra sociedad a favor del cambio del marco jurídico político.
Es imprescindible acordar una estrategia común entre todas las fuerzas soberanistas para hacer viable la constitución de un Estado soberano propio. Una viabilidad que sólo existe desde vías pacíficas y democráticas. Por desgracia, no creemos que aún se haya presentado ninguna propuesta en esa clave y no somos tan arrogantes como para pretender que nosotros tenemos la solución. Sí, en cambio, queremos contribuir a debatir serenamente para ayudar a conseguir un diagnóstico común y una propuesta consensuada que active y haga crecer la precaria mayoría abertzale.
Precisamente la soberanía y la territorialidad son dos de los aspectos a aclarar urgentemente para desbloquear conceptualmente la falla arriba mencionada, algo que debiera estar fuera de la lucha partidista.
No nos cabe duda de que la reivindicación para Euskal Herria de la soberanía propia de un Estado y de la integridad territorial es una reivindicación legítima y deseable. Querer que un pueblo sin Estado tenga el mismo rango que cualquier otro pueblo y desear que todos los territorios queden bajo la jurisdicción de ese Estado son reivindicaciones clásicas de todo movimiento nacionalista de una nación minorizada. Ahora bien, para conseguirlo, en nuestro caso, debemos observar no sólo la relación de fuerzas existente sino también las alternativas al concepto de territorialidad que hagan posible el proyecto independentista.
Es discutible, como se está haciendo con vehemencia desde cada trinchera partidista, afirmar que es más efectiva o más pura una autonomía ampliada a todo Hegoalde; o lo es, por el contrario, afirmar que sólo sea una parte del territorio la que de un salto cualitativo a la soberanía. Ni nosotros ni nadie domina el arte de la adivinación. En cambio, podemos afirmar que más que uno u otro camino, lo importante es la voluntad que haya tras el impulso de cambio de marco.
Se suele hablar de la existencia de al menos tres realidades administrativas. No seremos nosotros quienes clamen a la realidad para justificar una posición política. Somos más partidarios de proponer alternativas que cambien esa realidad que no nos gusta. Conocemos, eso sí, la relación de fuerzas existente y el complicado escenario sociocultural y político surgido de más de cinco siglos de dominación que nos obliga a formular propuestas que tengan en cuenta que estamos ante un proceso complejo. Un proceso dinámico que pasa por diseñar tres velocidades territoriales diferentes (CAV, Nafarroa Garaia e Iparralde) en un proceso múltiple que incluya también una velocidad común emancipadora para todos los nacionales vascos independientemente del territorio de Euskal Herria o del mundo donde hayan nacido o vivan.
La compatibilidad entre la coexistencia de varias velocidades territoriales con otra para las personas se hace factible en la Europa actual y por los medios técnicos del presente. Son ya varias las naciones que practican una política nacional transfronteriza con diásporas cada vez más activas y conscientes. Hacen falta propuestas imaginativas para dar respuesta a nuevos fenómenos y a viejos problemas.
No nos asusta cualquier fórmula posible, ni los adjetivos o denominaciones a utilizar o que retroalimentan la mitología autocreativa de cada uno. Lo que sí defendemos es que sólo desde la confrontación no violenta y democrática con los Estados español y francés puede abrirse la caja de Pandora que abre la vía a otra Euskal Herria posible, porque hay un futuro cercano posible en paz y soberanía a nuestro alcance.
* Son miembros de Euskaria Fundazioa de Bizkaia, Nafarroa, Araba, Gipuzkoa y Argentina, respectivamente
Gracias a Txabi de SUBO por apuntarnos hacia este cocido de tantos ingredientes y complicada receta. Yo me voy por lo que dicen los chefs, menos es más.
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