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Allí podrá el amable lector disfrutar de perlas como esta:
Hombre, Aznar inicia a tambor batiente, ahora resulta que es capaz de escribir legajos que son de una solidez científica oportuna y rigurosa. Si no le creen, pues lean esto:
Veamos que es esa historia inventada:
Y bueno, el discurso de marras termina así:
Me pregunto que haríamos en Nabarra sin la sabiduría de los españoles que es tan inmensa y omnipresente que nos sacan gallardamente de nuestros errores gracias a la altruista entrega de hombres ilustres como José María Aznar.
Allí podrá el amable lector disfrutar de perlas como esta:
Es un placer acompañarles hoy aquí, en Pamplona, y un honor poder hacerlo para presentar un libro tan científicamente sólido, tan riguroso y tan oportuno como el que hoy nos convoca: Vascos y navarros en la Historia de España.
Hombre, Aznar inicia a tambor batiente, ahora resulta que es capaz de escribir legajos que son de una solidez científica oportuna y rigurosa. Si no le creen, pues lean esto:
El libro demuestra, en efecto, con la objetividad propia de los auténticos historiadores, con la fidelidad estricta a los hechos y acontecimientos históricos, que el proyecto secesionista y anexionista del nacionalismo vasco, insensible al horror provocado por el terrorismo de una banda asesina, se alimenta de una historia inventada.
Veamos que es esa historia inventada:
Lo que vemos en los últimos tiempos, lamentablemente, es otra cosa. Asistimos atónitos a la reescritura política de la Historia, retorciendo los hechos y reanimando los peores fantasmas del pasado para que sean el rencor y la división quienes enmienden la plana a la propia Historia.
Esto es lo que ha ocurrido en estos últimos años con la denominada Ley de Memoria Histórica.
Como explica el profesor Varela Ortega, la propia denominación de la Ley incurre en una contradicción en sus propios términos. La memoria es una capacidad de cada individuo, individualmente considerado. Las memorias colectivas, simplemente, no existen, por definición. Cuando alguien pretende crearlas es porque busca algo muy distinto a cualquier cosa que tenga que ver con la Historia.
Porque aquí lo que se ha buscado es azuzar la división y el odio entre los españoles. Y es que se trata, en efecto, de una Ley promovida por un gobierno que prefiere remover nuestro peor pasado en lugar de trabajar por un mejor futuro. Mi opinión es que la historia hay que dejársela a los historiadores. Los políticos están para otra cosa. Están para mejorar la vida de las personas.
Los buenos historiadores, como los que han contribuido a este libro, son los que deben ocuparse de hablar y escribir de Historia.
En ese mismo proyecto de reescritura política de la Historia se enmarca la creación de eso que han denominado Euskal Herria, de inventadas raíces milenarias. Todo vale, al modo en el que Orwell imaginó a su alienado Winston Smith, para destruir y reinventar cada día las falsedades que convengan a la actual alianza política entre el nacionalismo secesionista y anexionista y la izquierda oportunista.
Y bueno, el discurso de marras termina así:
Me gustaría terminar expresando un deseo que está en nuestra mano cumplir si nos lo proponemos entre todos. Mi deseo es que los historiadores de las próximas generaciones puedan relatar cómo los españoles todos -los navarros, los vascos, los andaluces, los catalanes, los gallegos, los riojanos, los aragoneses, los extremeños, los murcianos, los valencianos, los castellanos, los canarios, los isleños…-, cómo los españoles todos logramos superar un difícil bache. Cómo esta crisis nacional puedo superarse con la voluntad de la mayoría, apostando por la libertad, la justicia y la dignidad. Mi deseo es que los historiadores puedan relatar cómo logramos recomponer lo mucho que nos une para seguir construyendo entre todos un futuro común que para los historiadores será, seguirá siendo, la Historia de España.
Me pregunto que haríamos en Nabarra sin la sabiduría de los españoles que es tan inmensa y omnipresente que nos sacan gallardamente de nuestros errores gracias a la altruista entrega de hombres ilustres como José María Aznar.
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