Este texto ha sido publicado en inSurGente:
ESPAÑA ES GUANTÁNAMO
por Daniel C. Bilbao*
Para los vascos está muy claro. El estado español es una cárcel, y de las peores. El caso De Juana puso blanco sobre negro la enfermiza capacidad de odiar y negar derechos del estado español. Tuvo que ser un diario inglés el que mostrara las condiciones en que se hallaba el prisionero, atado de pies y manos a una cama, sólo piel y huesos, después de dos huelgas de hambre que superaron los 180 días sin comer. Ni uno solo de los pasquines españoles quiso tener la honradez periodística de mostrarle al pueblo español lo que los «demócratas» estaban haciendo con un ser humano.
Para que no se les muriera en su Guantánamo, sacaron al preso de manera urgente hacia Donostia, in extremis. Después, rayó en el más alto cinismo el presidente español cuando aseguró que modificaron la situación del rehén vasco «para evitar la muerte de un hombre». Lo dijo pocas horas antes de que los vascos recordarán a Igor Angulo y Roberto Sainz, suicidados, muertos de desesperación en las mazmorras de exterminio de su dictadura.
Estos prisioneros, los que hoy están en huelga de hambre, los seis con enfermedades incurables que siguen secuestrados por el estado, los 150 tomados como rehenes por la aberrante "doctrina Parot", los maltratados y vejados en las cárceles españolas y francesas, siguen siendo manipulados por la ultraderecha del PP y la izquierda del franquismo que representa el PSOE, en degradante competencia para cazar votos de la España derechizada.
Ambos partidos son los herederos de la dictadura franquista y de la corrupción y terrorismo de estado del gobierno de Felipe González. No podían construir otra cosa que esta monarquía vigilada de rasgos bananeros. Pero el sacrificio de la izquierda abertzale, su valor y perseverancia, superando dificultades y errores, basados en la razón y el derecho, les ha cerrado el camino. No tienen otra opción que el diálogo y el marco democrático para resolver el conflicto.
Las fuerzas más oscuras y poderosas del estado presionarán sobre el partido único que gobierna con sus dos caras para que, una vez pasadas las elecciones de mayo, regresen a sus acuerdos para no poner en peligro la unidad de eso que llaman "España". ¿Cuánto podrán las reservas auténticamente democráticas de los españoles, para acompañar la lucha del independentismo vasco por la democracia y la plena vigencia de los derechos del pueblo?
Entretanto, la diáspora vasca "organizada" tendrá que dejarse de repetir terminologías que guardan desde el pacto de Ajuriaenea, aparcar el discurso de "paz y normalización" y reclamarle a los partidos que la referencian y la subvencionan que se comprometan seriamente en el proceso de solución, que se sienten ya a una mesa de diálogo y dejen de lanzar a la Ertzaintza contra los vascos que no se rindieron nunca y jamás lo harán.
*Daniel C. Bilbao es periodista, escritor y coordinador general de la Asociación Internacional Diáspora Vasca (AIDV)
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