En la página de La Voz Digital han reportado que el Centro Vasco de Madrid ha recibido una amenaza vía correo electrónico. Uno pensaría que los miembros de la misma se lo tomarían más en serio o que involucrarían a la policía pues todo tipo de manifestación violenta debe ser investigado. Pero no, leyendo la nota uno pronto deduce que tipo de vascos se reúne en el Centro Vasco y esto le aclara a uno el panorama, al ser puro tipo de derechas se saben seguros en Madrid.
Lean la nota y juzguen:
El numerito ese de que en las Eusko Etxeas no se puede hablar de política ya nos lo sabemos muy bien, esta "prohibición" que no incluye darle espacios al PNV y al lehendakari de la CAV se ha extendido a listas de correos como Vascos México y EuskoSare. Sin embargo, lo que más resalta de esta nota es la manera en que sus miembros después de recibir una amenaza insisten en corrrelacionar la violencia de la ultra-derecha española con la actividad política de la izquierda abertzale.
Pero lo que realmente da pena ajena es lo del tal Ramón Luzarriaga Fernández (¿ó es Fernández Luzarriaga?), quien dice que cambia el orden de sus apellidos "a raíz del caso De Juana". Como si su apellido vasco fuera más identificable que los apellidos Aznar, Aguirre o Iribarne.
Uno pensaría que se necesita ser valiente para pertenecer al Centro Vasco en pleno intestino grueso de la bestia, pero estos vascos cobardes y colaboracionistas con Anasagasti a la cabeza se encuentran mejor allí que en Euskal Herria.
Lean la nota y juzguen:
"Muchos vascos nos sentimos en medio de la polémica"
M. P./MADRID
"Vascos, iros de Madrid". El mensaje llegó hace poco a la dirección electrónica de la Euskal Etxea situada en la capital de España. El secretario general de esta institución, creada en 1979 para fomentar la cordialidad y los lazos culturales, ni siquiera se molestó en informar del anónimo al resto de la junta directiva. "Es parte de una situación crispada, que en Madrid se vive posiblemente con más intensidad que en otros lugares", opina Luis Ángel Vidal.
El portavoz del Hogar Vasco, donde está prohibido discutir de política y de religión, percibe la consolidación de "un contexto no sé si peligroso, pero sí preocupante. La gente en la calle cree todo lo que se dice. Tras el 11-M hubo personas que vinieron a increparnos. Ahora no ha ocurrido, pero hay que volver a las formas, entre otros motivos, porque hay mucho de pura escena entre los políticos. Luego les ves tomando café aquí al lado".
Ramón Luzarriaga, comercial de 48 años, trabaja desde hace una década en Madrid. "Muy bien tratado en esta ciudad hospitalaria", considera que "el enfado en la calle viene de los fanáticos, que siempre existen en los partidos. Eso sí, me preocupa el resurgimiento de la ultraderecha, porque, como en el caso de la izquierda abertzale radical, se une la ideología con la violencia". A raíz del caso De Juana, Ramón antepone su segundo apellido -Fernández- al primero "para contactar con según qué cliente potencial. Quizá sea un apriorismo, pero muchos vascos nos sentimos en medio de la polémica entre el PP y el PSOE, sobre todo, porque Rajoy ha utilizado la cuestión vasca y el terrorismo como arma arrojadiza".
El senador del PNV Iñaki Anasagasti atribuye a los comicios de mayo buena parte del clima de enfrentamiento, en el que "hay mucho de artificial". "Si las elecciones no estuvieran tan cercanas, la gente no se lo tomaría así. A diferencia de la última época de Aznar", en que el "ambiente fue irrespirable" y a él una mujer llegó a golpearle con su bolso en plena calle, Anasagasti cree que "la tensión había ido bajando. Entiendo que el tema de ETA está sobredimensionado y que al ciudadano le interesa más el carné por puntos que las imbecilidades que dice Barrena (portavoz de Batasuna). Pero hay un debate de políticos y de medios de comunicación irresponsables que se retroalimentan y van creando un estado de opinión".
Diferente es la opinión del senador alavés del PP José Manuel Barquero, para quien "llevamos una legislatura en que da la impresión de que el presidente busca disenso y enfrentamiento. Todo eso se traslada a la calle porque el Parlamento no es un búnker".
El numerito ese de que en las Eusko Etxeas no se puede hablar de política ya nos lo sabemos muy bien, esta "prohibición" que no incluye darle espacios al PNV y al lehendakari de la CAV se ha extendido a listas de correos como Vascos México y EuskoSare. Sin embargo, lo que más resalta de esta nota es la manera en que sus miembros después de recibir una amenaza insisten en corrrelacionar la violencia de la ultra-derecha española con la actividad política de la izquierda abertzale.
Pero lo que realmente da pena ajena es lo del tal Ramón Luzarriaga Fernández (¿ó es Fernández Luzarriaga?), quien dice que cambia el orden de sus apellidos "a raíz del caso De Juana". Como si su apellido vasco fuera más identificable que los apellidos Aznar, Aguirre o Iribarne.
Uno pensaría que se necesita ser valiente para pertenecer al Centro Vasco en pleno intestino grueso de la bestia, pero estos vascos cobardes y colaboracionistas con Anasagasti a la cabeza se encuentran mejor allí que en Euskal Herria.
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