La chulería con la que se comportan los del Patronato del Neoliberalismo Vascongado con respecto al accidentado proceso de autodeterminación catalán no tiene parangón.
Y es que en el universo paralelo que ellos habitan se encuentran convencidos de su solidaridad para con un pueblo asediado al que en realidad han traicionado un día sí y el otro también.
Si no nos creen, lean esto que se reporta desde Gara:
Molestos con declaraciones jeltzales contra la estrategia de JxCat, los 34 diputados de la plataforma del president Puigdemont enviaron a mediados de enero una cordial aunque contundente misiva a la dirección del PNV. La respuesta del presidente del EBB, Andoni Ortuzar, fue todavía más elocuente: dio la carta por no recibida para así no contestarla.Beñat ZalduaAunque uno de los puntos del argumentario jeltzale para justificar su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado ha sido insinuar una demanda catalana en tal sentido, hace tiempo que las relaciones entre el PNV y la principal fuerza soberanista catalana, Junts per Catalunya, están seriamente deterioradas. Lo dejaba entrever un peso pesado del Euzkadi Buru Batzar como Koldo Mediavilla, que el domingo aseguraba en “Deia” haber hablado «con el PDeCAT, ERC, y no con el president Puigdemont directamente». La demanda de aprobar las cuentas a Mariano Rajoy en busca de una anhelada estabilidad pudo haber llegado desde alguna formación catalana, pero no desde luego desde la plataforma de Puigdemont, que con 34 escaños se impuso inesperadamente a ERC en las elecciones del 21 de diciembre.El distanciamiento dura ya meses, tal y como muestra la carta que, precisamente, estos 34 diputados y diputadas trasladaron al Euzkadi Buru Batzar a mediados de enero y a la cual ha tenido acceso GARA. La misiva, redactada al calor de varias declaraciones del lehendakari Iñigo Urkullu contra la estrategia seguida por JxCat –«No se puede dirigir un país vía internet», dijo a finales de diciembre–, traslada a la dirección jeltzale la «profunda sorpresa y malestar por las recurrentes declaraciones» del partido y, en especial, de Lehendakaritza, «poniendo en duda la legitimidad del Govern de la Generalitat de Catalunya, así como las decisiones y estrategias previstas para continuar siendo fieles al mandato reiterado en las urnas el pasado 21 de diciembre».Por todo ello, los parlamentarios de JxCat piden «respeto por los derechos de nuestros diputados y diputadas, y que respeten la decisión de nuestros conciudadanos comprometidos con la libre autodeterminación de Catalunya». «Os pedimos, en definitiva, que os comprometáis con la democracia y con la aceptación de unos resultados que ordenan la restitución de nuestras instituciones, con el president Puigdemont a la cabeza», añade una carta escrita en un tono cordial pero contundente.Respuesta inusualAunque para contundente, la respuesta del presidente del EBB, Andoni Ortuzar, a la cual también ha tenido acceso GARA. Está fechada el 2 de febrero, dirigida a la presidenta del Grupo Parlamentario de JxCat, Elsa Artadi, y dice lo siguiente: «Querida Elsa, por las históricas relaciones de amistad que unen al PNV y a mí mismo con Catalunya y el nacionalismo catalán, prefiero dar por no recibida la carta que me remitiste y así no tener que contestaros. Cuando queráis y para lo que queráis, siempre estaremos dispuestos a encontrarnos bien en tierras catalanas o en suelo vasco».Es decir, Ortuzar ignoró la misiva en la que los diputados de JxCat defendían que «luchar por la democracia y los derechos nacionales en Catalunya, es hacerlo también por la democracia y los derechos nacionales en Euskadi». «No hacerlo nos aleja de este horizonte de libertad nacional por el que fueron creadas nuestras respectivas formaciones políticas», sigue una carta de la que no hay constancia de que llegase a todo el EBB. Aunque los destinatarios eran todos los miembros de la dirección del partido, este diario ha podido comprobar que no todos sus miembros tuvieron noticia de su existencia.Sorpresa en JxCatFuentes de JxCat consultadas por GARA confirman tanto el envío de la carta al Euzkadi Buru Batzar como la respuesta de su presidente, que aseguran supuso «una gran sorpresa». «Nos sorprendió mucho, no pensábamos que fuera tan agresiva la carta que enviamos», aseguran desde la formación de Puigdemont, que recuerdan lo mal que sentaron algunas declaraciones públicas de Urkullu en contra de la estrategia seguida por el president, entonces exiliado en Bruselas. «Simplemente les pedíamos que dejasen de hacer valoraciones públicas sobre nosotros, más que nada porque nosotros no las hacemos sobre ellos», explican meses después de aquel desencuentro.Las relaciones entre ambas formaciones no parecen haber ido a mejor en los últimos meses, menos aún desde la decisión del PNV de apoyar los Presupuestos pese a seguir en vigor el 155. Frente al llamativo silencio de ERC y PDeCAT ante el incumplimiento jeltzale –dijeron que no aprobarían las cuentas con la autonomía catalana suspendida–, fueron voces de JxCat y CUP las que arremetieron contra los cinco votos que permitirán a Mariano Rajoy aprobar sus cuentas en el Congreso de los Diputados. Los argumentos de la crítica constaban ya en aquella carta de enero: «Estamos convencidos de que ninguna democracia entendería que en una situación de represión política se pueda ayudar directa o indirectamente a aquellos que han hecho de la violencia, la represión y la negación del diálogo, su bandera, poniendo la unidad de España por encima de los derechos democráticos».
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