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domingo, 20 de mayo de 2018

80 Aniversario de la Fuga de Ezkaba

Está por cumplirse el 80 aniversario de la fuga de presos franquistas del infierno de Ezkaba y en el Diario de Navarra se ha publicado este reportaje al respecto:


En 1938, 800 presos republicanos se fugaron y más de 200 murieron a tiros o fusilados

Cientos de personas han rendido este domingo un emocionado homenaje a los 800 presos que hace 80 años participaron en una masiva fuga, muchos de los cuales murieron por disparos mientras huían o fusilados después tras ser capturados, y a los miles que estuvieron recluidos en el fuerte de San Cristóbal.

El acto, que desde hace años organiza la asociación Txinparta para conmemorar la fuga de los presos republicanos el 22 de mayo de 1938, ha tenido este domingo especial emotividad al cumplirse su 80 aniversario, al que se llega con un trabajo de años en favor de la recuperación de los restos de los fugados y de su identificación, al que el Gobierno de Navarra se ha sumado en los últimos años.

La presencia de la consejera de Relaciones Ciudadanas e Institucionales, Ana Ollo, ha sido de nuevo la evidencia de un apoyo que en los últimos años se ha materializado en la exhumación de 43 cuerpos de presos fugados, la creación de un banco de ADN para cotejar sus identidades con familiares o el impulso de iniciativas culturales y divulgativas para transmitir lo ocurrido.

Se trata de "romper con ese pasado de silencio y olvido que durante décadas ha habido en las instituciones", que han llegado "tarde" a este espacio, en el que asociaciones y organismos memorialistas han hecho un trabajo que hoy permite hablar del "liderazgo de Navarra en políticas públicas de memoria", ha dicho la consejera.

El acto ha contado con varias actuaciones musicales y de otros emotivos gestos, como la colocación en el suelo, alrededor de las flores conmemorativas, de botellas de vidrio con los nombres de los 14 presos fusilados por ser los supuestos instigadores de la fuga masiva de San Cristóbal en 1938.

Las botellas recuerdan a las aparecidas junto a los cadáveres de muchos de los presos fallecidos tras aquel suceso o a causa de enfermedades y que fueron enterrados en cementerios o fosas cercanas al lugar junto a estos recipientes de vidrio que contenían un papel con el nombre que identificaba al cadáver.

Al lugar este domingo se han acercado numerosos navarros pero también familias llegadas desde otros lugares de España, como la de Antonio Escudero, de Valladolid, fusilado al ser considerado uno de los instigadores de la fuga.

Su sobrino-nieto, del mismo nombre, ha reivindicado su memoria y la de toda su familia más cercana que entonces sufrió su pérdida y su descrédito, porque Antonio fue "un joven valiente, honesto con sus orígenes humildes y con sus ideas de igualdad, justicia y libertad", ha dicho.

Historia de la fortaleza

El Fuerte, de tres plantas, fue construido a partir de 1878 para defender Pamplona, pero el proceso se demoró tanto, unas cuatro décadas, que la llegada de la aviación de guerra hizo que las instalaciones, en 1919, quedaran ya obsoletas.

Con el golpe militar de 1936, el Fuerte volvió a utilizarse como cárcel, por la que pasaron presos procedentes de todas las provincias de España, sobre todo navarros, castellanos y gallegos. Eran presos ideológicos, fundamentalmente del PCE, del PSOE o nacionalistas vascos.

En el Fuerte, ha explicado a Efe Ángel Urío, de la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra, las condiciones "eran horribles, con mala alimentación, enfermedades, con mucha humedad, frío, y un hacinamiento espantoso". Se trataba de unas instalaciones previstas para 350 presos, pero había unos 2.500.

"Era un campo de concentración como los que hubo en la Alemania nazi. El respeto que se tuvo con esta gente fue mínimo. Fue para aniquilarlos. Era un campo de concentración extremadamente duro", ha asegurado Urío, que ha denunciado que en el Fuerte "había un régimen dictatorial de los militares, con golpes y palos".

Las inhumanas condiciones del penal provocaron que el 22 de mayo de 1938 escaparan por la puerta del Fuerte 795 presos. Intentaban huir de un hambre atroz y unas condiciones de vida terribles de hacinamiento y malos tratos, pero en las laderas del monte murieron 220 reclusos:

"Los cazaron como a conejos y los asesinaron sin piedad", ha lamentado el portavoz de la asociación.

Solo tres presos lograron escapar. De uno no se ha vuelto a saber nada y, de los otros dos, uno acabó en México y el otro, llegó a Francia y desde allí regresó a España para volver a colaborar con el ejército de la República.

Fue una fuga por hambre, ha afirmado Urío: "No hay palabras para definir las penurias que pasó esta gente. No me extraña que, desesperados, escaparan al monte, huyendo de aquel suplicio, descalzos y de malas maneras". "Me emociono todavía contando estas historias", ha reconocido.

Sin embargo, ha subrayado, éste es uno de los sucesos menos conocidos de la Guerra Civil española: "Esto se ha querido lavar, no se le dio publicidad. Para ellos era una deshonra. El poder militar y eclesiástico lo tenían que tapar".

Pero en Navarra, aquellos sucesos no han caído en el olvido. Cada año, en el mes de mayo, cientos de personas se congregan a las puertas del Fuerte San Cristóbal para homenajear a las personas que murieron a tiros o por las duras condiciones que sufrían los reclusos. Un monumento en la ladera del monte recuerda asimismo a los presos republicanos abatidos y fusilados durante la fuga.

Estos presos, y otros muchos que murieron en el Fuerte a lo largo de los años, muchos de ellos por tuberculosis, eran enterrados en localidades cercanas, pero fuera del cementerio y sin ninguna identificación.

Eran tantos los cadáveres trasladados a estas localidades, que los pueblos de la zona se negaron a recibir más restos y las autoridades del Fuerte habilitaron un cementerio en la ladera del monte, en el que fueron enterrados 131 presos. Es el conocido como "Cementerio de las botellas".

Se llama así, ha comentado Urío, porque "un sacerdote o una persona que tendría un poco más de humanidad, cuando se enterraba a un preso, le colocaba entre las piernas una botella y, dentro de ella, un papel con su nombre, sus apellidos y su lugar de procedencia". Estas botellas han permitido la identificación y entrega de los restos a las familias.

Además, en el marco del Programa de Exhumaciones del Gobierno de Navarra, la Sociedad de Ciencias Aranzadi realiza labores de prospección y localización de los restos enterrados. Se han desenterrado cuerpos en fosas en localidades como Olabe, Berriozar, Usetxi, Burutain, Urtasun, Lintzoain y Agorreta.

En Olabe, Urío presenció la apertura de una de las fosas y la recuperación de los cuerpos: "Todos estaban amontonados en un pequeño agujero, unos encima de otros. Muchos de ellos, con un agujero en el cráneo, el tiro de gracia".

Urío sube a menudo andando a visitar el Fuerte: "Cada vez que le doy una vuelta me entra una congoja muy grande. Soy nieto de un asesinado, y siempre pienso que a mi abuelo lo recuperaré".





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