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viernes, 8 de enero de 2016

Nicolás María de Urgoiti

Traemos a ustedes los apuntes biográficos de uno de esos vascos por los que tuvimos que acuñar la etiqueta Kurlansky Arzalluz.

Desde El Mundo para ustedes:


Una biografía muestra a Urgoiti, creador de Papelera Española e impulsor del periódico 'El Sol'

Beatriz Rucabado

Creó La Papelera Española, impulsó el periódico El Sol y estuvo en el germen de la agencia de noticias Febus y de la editorial Calpe, entre otros muchos logros. En más de ocho décadas de vida, Nicolás María de Urgoiti (Madrid, 1869-1951), nacido en Madrid pero criado en el País Vasco, se codeó con importantes empresarios y con intelectuales como José Ortega y Gasset y jugó un papel relevante en la historia del periodismo y del mundo editorial en España, pero con el tiempo su nombre cayó en el olvido. Elena Sierra (Bilbao, 1978) lo recuerda ahora en el libro Castillos de papel (Muelle de Uribitarte), dentro de la colección Bilbainos recuperados.

Como periodista, la autora confiesa que su primer interés al acercarse al personaje fue descubrir el papel determinante que Urgoiti había jugado en la historia de la prensa en España en los comienzos del siglo XX. Las lecturas de documentación, sin embargo, pronto le arrojaron el retrato de un hombre con grandes inquietudes en muchos campos y a quien los estudios de Ingeniería acabarían llevando a modernizar la industria del papel, primero, y la prensa, después.

No fue, sin embargo, sin grandes sufrimientos. La gran presión a la que vivía sometido lo condujo a romperse en dos ocasiones en las que intentó suicidarse, desconectado incluso de su propia identidad. «Me pareció una manera estupenda de tirar del hilo; me interesa mucho cómo alguien que tiene cierto grado de poder, una vida acomodada y una vida familiar feliz, con posibilidades de viajar mucho y de gestionar grandes cosas, de moverse en política y codearse con intelectuales, termina rompiéndose», dice la autora, quien en su investigación ha descubierto a un hombre que «vivía bajo mucha presión siempre» y en una época histórica llena de sobresaltos económicos y políticos. «En cualquier caso, con la depresión nunca se sabe bien: ¿por qué te rompes?», reflexiona Sierra.

Lo que sí deja clara la documentación es que Urgoiti fue un hombre que soñó con modernizar el país a través del papel y los periódicos en un momento histórico en que, destaca la autora, la gran mayoría de la población no leía porque era analfabeta.

Nacido en Madrid, aunque pasó su infancia y primera juventud en Gipuzkoa, Nicolás María de Urgoiti era el primer hijo del matrimonio formado por Anacleta Achúcarro y Nicolás Urgoiti. Nació el 27 de octubre de 1869, en una época en que España daba sus primeros pasos hacia su Primera República. Aunque su nacimiento fue en Madrid, Urgoiti creció en San Sebastián, y no volvió a la capital hasta que le tocó comenzar sus estudios universitarios. Entonces ingresó en la Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, aunque nunca llegaría a ganarse la vida como ingeniero.

Su temprano matrimonio con su prima carnal María Ricarda -una historia de amor a primera vista- y la necesidad de dinero para mantener a su familia lo llevaron de vuelta al País Vasco, en esta ocasión a Zalla, donde comenzó a trabajar como gerente en la papelera. Pronto se dio cuenta de que las numerosas empresas papeleras que había en la zona -que «se hacían la competencia» entre ellas, contaban con maquinaria sin modernizar y no tenían suficiente mercado para todas, describe Sierra- debían unirse si querían triunfar.

El empresario fue más allá y vio además la necesidad de cambiar el proceso de producción y especializar las fábricas en cada una de las partes de ese proceso. Y así nació La Papelera Española. Al frente de La Papelera Española, pronto se dio cuenta de que no bastaba «con comprar la pasta de papel y llegar hasta el papelillo», sino que «había más proceso antes y después». Así, la Papelera cambió el paisaje vizcaíno, trayendo a la comarca los pinos que hacían falta para obtener la materia prima para el papel. Y Urgoiti también se dio cuenta de que podía elaborar su propio producto final, y terminó por impulsar la creación de El Sol, un periódico que congregó a las grandes firmas del momento.

En la biografía de Urgoiti, la autora ha encontrado entre sus preocupaciones muchos temas que conectan con el momento actual, tales como la evolución que vivía el periodismo, la presencia de mujeres en el periodismo y el voto femenino.

Su vida, sin embargo, no estuvo exenta de presiones. Hasta en dos ocasiones, a finales de 1920 y en los primeros 30, el empresario intentó quitarse la vida. «Supongo que tiene que ver con que él tiene grandes sueños de cambio y ve que el país se da siempre contra la misma pared, que esos grandes cambios se anuncian, pero nunca llegan», reflexiona la autora, quien ahora recupera el papel que Urgoiti jugó para hacer posibles esos sueños.



Por cierto, somos muchos los vascos y descendientes de vascos que soñamos con otra España, una que no incluya dentro de su territorio a Euskal Herria.







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