Un blog desde la diáspora y para la diáspora

lunes, 17 de marzo de 2014

Cronopiando | Puerta a Puerta

Implacable, Koldo Campos nos da su opinión acerca del "debate" del PaP:

Puerta a  puerta

Cronopiando | Koldo Campos Sagaseta

Hace muchos años, no voy a decir en qué pueblo, cuando  los primeros automóviles comenzaron a ocupar las calles, los accidentes en  cruces y rotondas eran tan frecuentes como mortales.

Todos los vecinos, sin  excepción alguna, se habían mostrado consternados por los accidentes. Hasta se  habían comprometido públicamente a conducir con responsabilidad… pero, a pesar  de los reiterados compromisos, los accidentes seguían provocando muertos.

A  algunos vecinos de ese pueblo, cuyo nombre mejor me callo, se les ocurrió  colocar en determinadas calles y plazas un aparato que ya era un éxito en otras  muchas ciudades. El aparato se llamaba semáforo y, en base a un simple juego de  luces, ayudaba enormemente a organizar el tráfico de vehículos.

Si el semáforo  estaba en rojo detenías el coche y si estaba en verde seguías tu ruta. Las  ciudades que los habían instalado habían visto reducirse el número de accidentes  y víctimas. Eso era, precisamente, lo que todo el mundo coincidía en  desear.

Sin embargo, los vecinos de ese pueblo innombrable, cuando oyeron  hablar de la posible instalación de semáforos, lejos de alegrarse de que hubiera aparecido un método simple, barato y efectivo que lo hiciera posible, mostraron  su rechazo a semejante idea.

-Es un sistema caro, incómodo y que atenta  contra la intimidad y el derecho de las personas –se quejó un vecino- ¿Por qué  tienen que imponerme cuándo debo detener mi coche y cuándo no?

- “¡Los  semáforos son feos…!” –agregó otra vecina.

-¡Y van a ser nuestra ruina!  –denunció un tercer vecino- ¿Cómo vamos a generar entonces suficientes desechos  para nuestros vertederos e incineradoras!

Por eso es que en mi pueblo no hay semáforos.






°

No hay comentarios.:

Publicar un comentario