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jueves, 11 de diciembre de 2008

Hablando de Tortura

Ya que estamos entrando a detalle en el asunto de las violaciones a los derechos humanos, civiles y políticos del pueblo vasco por parte de España y Francia (con el silencio cómplice de todos los estados signatarios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos) , hablemos de tortura.

Este escrito al respecto ha sido publicado en Gara:


Oihana Llorente

La incapacidad de la tortura

Un emotivo acto de la mano de Torturaren Aurkako Taldea recogió el testimonio de más de siete mil ciudadanos de este pequeño país. Un tormento que se alarga ya más de tres décadas y que Xabier Makazaga ha querido trazar desde Bruselas, donde se resguarda de esta lacra.

La tortura. Ésa es la gran protagonista de su libro, y aunque intenten enmascararla o hacer la vista gorda ante ella, sigue estando ahí. Porque no hay más ciego que el que no quiere ver.

Durante las últimas décadas más de siete mil ciudadanos vascos han alzado su voz para intentar expresar el horror padecido en algún oscuro rincón de cualquier comisaría española. Sus voces quebradas nos han descrito infiernos difíciles de imaginar. Cuerpos amoratados y víctimas de convulsiones eléctricas; bolsas que van sellándose y acaban con el oxígeno necesario para poder seguir respirando, y viviendo; golpes y más golpes; amenazas, gritos y ruido, mucho ruido. Cañones fríos que atraviesan la vagina entre intimidaciones e insultos.

Hilos de voz que relatan lo vivido y que se convierten en sí mismos en un legado de dignidad. Cientos de testimonios que ponen en entredicho todos y cada uno de los resortes del poder. De un poder que, durante treinta años y bajo los métodos más despiadados, se ha visto incapaz de silenciar y doblegar a todos aquellos que ha tenido en sus manos. Y es que es ése el verdadero objeto de la tortura.

Más allá de lograr, mediante autoinculpaciones y acusaciones, los datos necesarios para arrestar a más ciudadanos; más allá de sembrar el terror y buscar el sometimiento, la tortura busca arrebatar la dignidad. La dignidad de ser joven, la dignidad de ser mujer y, muy especialmente, la dignidad de ser ciudadano vasco y estar orgulloso de ello. Ése es el verdadero objeto de la tortura, pero que es incapaz de lograr.

La voz de Eva Forest se hizo eco en el acto para constatar esa incapacidad: «Los que hemos salido hemos salido más fuertes. La tortura nos ha hecho fuertes, nos ha hecho más conscientes del mundo en el que vivimos».



Antes de ayer era la Santa Inquisición, ayer era el Tribunal del Orden Público, hoy es la Audiencia Nacional... España simple y sencillamente se niega a evolucionar. Y Francia le hace segunda.



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