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Patxi Baztarrika Galparsoro | Viceconsejero de Política Lingüística del Gobierno Autónomo Vascongado
"La lengua para un pueblo es un factor de identidad nacional"
En el mundo existen alrededor de 6.000 lenguas. Sin embargo, cada 15 días desaparece una. Más aun, la mitad de ellas estarán extintas en el próximo siglo. Con esta afirmación comenzó la charla de Azkintuwe con Patxi Baztarrika Galparsoro, Viceconsejero de Política Lingüística del Gobierno Autónomo Vasco, de vista recientemente en Temuko. Una conversación que dejó varios desafíos e interrogantes.
Wladimir PAINEMAL
TEMUKO / En un reciente Seminario sobre “Revitalizacion de las Lenguas Indígenas”, organizado por la Universidad Católica de Temuko y la CONADI, miembros del Gobierno Vasco mostraron en Temuko los principales avances respecto de la recuperación del Euskera, el idioma nacional vasco, en el marco del Estatuto de Autonomía que los rige al interior del Estado español. En su extensa exposición, quedó claro para los asistentes que Chile va sumamente atrasado respecto de lograr a mediano plazo la revitalización de lenguas como el mapuzungun, más todavía si aun no se reconoce el status de pueblo a quienes habitamos por milenios esta parte del Wallmapu.
Luego de su exposición, la pregunta saltaba a la vista: ¿De qué manera el Estatuto de Autonomía había facilitado para ellos el proceso de recuperación del euskera? Azkintuwe conversó este tema con Patxi Baztarrika Galparsoro, Viceconsejero de Política Lingüística del Gobierno Vasco. En primer lugar, Baztarrika asume que los estados deben reconocer la diversidad al interior de sus territorios, “en cualquier lugar del mundo, lo normal no es el monolingüismo. Sin embargo, en muchos casos se confunde el universalismo, con el uniformismo y esto es negativo para la diversidad”, señala.
En términos políticos entonces, lo normal es un estado reconozca la diversidad existente en su interior. “La lengua para un pueblo es un factor de identidad nacional, pero no excluyente o en contra de nada”, nos dice Baztarrika, algo que debiera escuchar la clase política chilena, cuyos simplistas análisis de la reivindicación mapuche -impregnados de estereotipos racistas y fantasmas de separatismo étnico- no han permitido, entre otras cosas, la ratificación de convenios internacionales que vendrían a garantizar el respeto de nuestros derechos nacionales y el hacer uso de nuestra propia lengua.
En este sentido, Baztarrika identifica factores de éxito en procesos de revitalizació n de la lengua: un marco legal adecuado, políticas públicas activas en términos de recursos económicos y humanos y el compromiso de la ciudadanía. Pero también existiría una responsabilidad ciudadana. En este punto Baztarrika es enfático, “es decisiva la actitud de los hablantes respecto de la revitalizació n, uso y permanencia de una lengua”. En el caso vasco, fenómenos sociales como la migración o la dictadura franquista dejaron huellas en la permanencia y uso del euskera.
Sin embargo, las políticas desarrolladas por el Gobierno Vasco han permitido revertir dicho proceso de pérdida. Los datos que nos muestran son relevantes. Un presupuesto de 267 millones de dólares refleja la importancia que adquiere para el pueblo vasco su lengua nacional. Estos contundentes datos, respecto de la inversión vasca en materia lingüística, opacan absolutamente los magros presupuestos destinados por el Estado chileno para el mismo fin. Un factor clave en dicha inversión -nos dice Baztarrika- es la condición autónoma del pueblo vasco, en la medida que el auto-gobierno tiene, entre muchas otras, la facultad de recaudar impuestos en su territorio. Más claramente: capacidad de recaudar los tributos, regularlos y administrarlos.
¿Cómo se puede generar un proceso de estas características?, preguntamos. El País Vasco en España es autónomo en términos político-administrativos. Es decir, la estructura del País Vasco implica que existe un gobierno y un parlamento vasco autónomo del Estado central. Dentro del Estatuto de Autonomía, subraya Baztarrika, existe una ley básica de normalización del euskera, que coloca el uso y aprendizaje de la lengua vasca como un derecho, aspecto clave respecto del respeto que existe hacia su lengua nacional. La ley 10/82, en su artículo 5, es clara respecto de la lengua como un derecho de los ciudadanos y ciudadanas del País Vasco.
Cita textual: “Se reconocen a los ciudadanos del País Vasco los siguientes derechos lingüísticos fundamentales: a) Derecho a relacionarse en euskera o en castellano oralmente y/o por escrito con la Administración y con cualquier Organismo o Entidad radicado en la Comunidad Autónoma; b) Derecho a recibir la enseñanza en ambas lenguas oficiales; c) Derecho a recibir en euskera publicaciones periódicas, programaciones de radio y televisión y de otros medios de comunicación; d) Derecho a desarrollar actividades profesionales, laborales, políticas y sindicales en euskera; e) Derecho a expresarse en euskera en cualquier reunión”.
Conocer estos avances legislativos del pueblo vasco cobran especial relevancia en nuestro contexto, donde los programas de educación y resguardo del mapuzugun existentes distan mucho de enmarcarse en el reconocimiento de un derecho lingüístico por parte de los mapuche. A lo más, constituyen concesiones enmarcadas en programas menores de educación intercultural, implementadas -incluso en este nivel- a regañadientes por parte de las autoridades de turno en el gobierno. Y es que -tal como lo han planteado destacados lingüistas de nuestro pueblo- es imposible que exista una real revitalizació n del mapuzungun si esta no va acompañada de reformas políticas profundas en la relación de dominación que mantiene el estado con los mapuche y que -entre otras cosas- se manifiesta en una política lingüística oficial monolingüe y marcadamente discriminatoria hacia nuestros derechos.
Las últimas investigaciones respecto del avance en materia de recuperación lingüística en el País Vasco, no dejan lugar a dudas respecto del favorable rol jugado por su régimen autonómico. En 1981 la situación sociolingüística era la siguiente: Bilingües pasivos 12,2%, Monolingües erdaldunes: 65,9% y Bilingües: 21,9%. En el año 2001 los bilingües pasivos eran 18,2%, los monolingües erdaldunes 49,6% y bilingües 32,2%. Esto es importante en cuanto a un evidente recambio generacional que reflejaría el cruce de cifras, constatándose un aumento de los bilingües en las edades de 10 a 14 años para el año 2001. Y así como aumentan los bilingües, también lo hacen las revistas, periódicos, medios de comunicación en general que usan el euskera como lengua de escritura y comunicación, un escenario ni siquiera imaginado hace 30 años atrás. Existiría, por tanto, una relación más que obvia entre el auspicioso proceso de revitalizació n lingüística y el Estatuto de Autonomía del País Vasco.
Baztarrika nos señala que “es indudable que la revitalización de una lengua propia se producirá por un compromiso de sus hablantes. En este sentido, los instrumentos jurídicos que se pueden generar en procesos autonómicos resultan de vital importancia, de tal manera de generar un proceso de prestigio de la lengua nacional. Los vascos somos llamados a valorar nuestra lengua también desde el poder político y eso es muy importante. Así el ciudadano tiene derecho a ser atendido en la lengua que elija, toda disposición normativa oficial es redactada en forma bilingüe, los impresos públicos oficiales son bilingües”. Que la administración publica se capacite en el idioma euskera, ha sido en gran parte posible -reconoce Baztarrika- por el estatus autonómico”.
"El Estado garantiza la enseñanza de la lengua. De ambas lenguas. Si un padre elige que su hijo aprenda el euskera, deberá aprender el castellano como una cátedra mas y viceversa. En 20 años los porcentajes del conocimiento del euskera entre los profesores ha pasado desde un 20% a un 85%. Así también el gobierno promueve el uso de la lengua en los medios de comunicación, en el teatro, cine y literatura en general”. Pero un régimen de autonomía no garantiza de por si que una lengua se revitalice. Se requiere un Plan de Uso. “En el País Vasco, este se llevó cabo por medio de tres objetivos estratégicos: transmisión generacional (enseñanza del euskera desde la familia); En segundo lugar, el uso social, es decir, que fuera considerada útil por la gente en su cotidianeidad. Y por último, fortaleciendo la lengua, enriqueciéndola con producción cultural y a través de su utilización en los medios de comunicación”.
Y en el caso de nuestro pueblo, ¿un régimen de autogobierno podría significar un mejor escenario para la revitalización de nuestra lengua nacional? Baztarrika, respetuoso de los asuntos internos y del propio proceso político mapuche, prefiere omitir su opinión. Pero nos entrega una reflexión del destacado lingüista Noam Chomsky acerca de las lenguas y su contexto político: “Una sociedad es monolingüe cuando su lengua es homicida”. “Lo que nos trata de decir Chomsky, es que la hegemonía de una lengua guarda directa relación con procesos de hegemonía política”, explica Baztarrika. A buen entendedor, pocas palabras.
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