Un grupo de escritores vascos, entre quienes destaca el colaboracionista José Irazu Garmendia, que va con el nom de plume Bernardo Atxaga, han llevado a cabo un acto de funambulismo muy parecido al que a su vez ha escenificado el lehendakari 3/7 Juan José Ibarretxe al presentar su "nuevo pacto" con Madrid.
Todos, escritores y lehendakari, colocan a la sociedad vasca atrapada entre la espada y la pared, por un lado se sitúa la violenta y anacrónica ocupación española mientras que por el otro, la "antinatural" violencia de ETA.
Tramposamente enturbian el derecho de todo pueblo oprimido a resistir en contra del opresor recurriendo para ello al neolenguaje que hemos venido denunciando en este blog, lo cual resulta muy penoso pues en plantearlo se convierten a sí mismos en colaboradores de los opresores, dispuestos a criminalizar a sus propios paisanos que han elegido un método de lucha legítimo, tan legítima como fue la resistencia de maquis y partisanos en contra del fascismo. Vaya, incluso se atreven a llamar pacificación al reino de terror instaurado por Francisco Franco, la Pax Franquista pues.
Aquí la nota de La Jornada con la que se cubre el tema:
Escritores vascos, estupefactos ante la espiral de violencia
Armando G. Tejeda | Corresponsal
Un grupo de destacados escritores vascos se manifestó ayer "estupefacto" ante la reciente espiral de violencia y "miseria moral" que vive el País Vasco. En un artículo publicado en el diario El País, titulado Otro artículo inútil, Iban Zaldúa, Patxi Zubizarreta, Ana Arregi, Bernardo Atxaga, Jorge Giménez, Joxemari Iturralde, Anjel Lertxundi, Inazio Mujika y Jabier Muguruza sostienen que la proscripción de Batasuna es "grave" y "antidemocrática", que además de "no solucionar nada" tiene su origen en el afán de "venganza" del presidente del gobierno español, José María Aznar. Los intelectuales afirman que el problema "más inmediato" del histórico conflicto es "la continuidad de la violencia de ETA y su entorno", y se manifiestan abiertamente contrarios a los postulados de la organización armada.
En cuanto a la violencia del grupo armado, los escritores señalan que "pese a todo, seguimos creyendo que el problema más inmediato es el de la continuidad de la violencia de ETA y su entorno. Que nos mostremos contrarios a la ilegalización de Batasuna no quiere decir que estemos de acuerdo con sus postulados. Nos negamos a admitir la argumentación casi biologista, repetida hasta la saciedad por los portavoces de la izquierda abertzale, de que todo, hasta las mayores aberraciones que puedan haberse cometido, son consecuencias naturales de un conflicto cuyas raíces se pierden en la noche de los tiempos."
Continúa el documento: "Creemos que las medidas impulsadas desde el gobierno de Aznar, además de ser antidemocráticas, no van a solucionar nada, sino todo lo contrario; ha sido el mismo presidente quien nos ha augurado más sufrimiento".
Los escritores señalan a modo de conclusión que "Francisco Franco logró la pacificación, pero plantó la semilla del odio en una parte de la sociedad vasca (y de la española), y aún estamos pagando las consecuencias; ETA también lo ha hecho, a su manera: durante estos 30 años pasados es el (organismo) que más méritos ha hecho para generar odio y desprecio en una buena parte de la sociedad vasca (y, evidentemente, de la española). Nos preguntamos si es lícito y, sobre todo, qué futuro tiene que el Estado siga por ese mismo camino, alimentando esta espiral de miseria moral en la que nos hundimos más y más".
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