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martes, 18 de mayo de 2021

Erkorera Fascistoide

De mal en peor los jeltzales, en específico, Josu Erkoreka, quien a lo Ares, carga en contra de todo lo que el PNV considera marginal.

Aquí la editorial de Naiz dedicada a su gestión de la tormenta creada en fechas recientes por la cada vez más represiva corporación policíaca española con label vasco.

Adelante con la lectura:


Erkoreka recurre al ataque como mejor defensa para una Ertzaintza bajo sospecha general

El sindicato Esan fue el primero que intentó utilizar el parapeto del «delito de odio» frente a las críticas a la Ertzaintza. El consejero Erkoreka le emula ahora, amenazando a EH Bildu y Ernai, en un contexto en que las quejas contra el cuerpo llegan de más sectores que nunca.

Esta semana arranca para la Ertzaintza como acabó la anterior. Además las polémicas cargas de los últimos meses –antes de aporrear a jóvenes de Ernai hace diez días en Bilbo ya rompieron la mandíbula al joven de Donostia Nahuel Gómez y la nariz al responsable de CCOO Javi Gómez– sigue sin esclarecerse su relación con la empresa ultra Desokupa y cada vez es más evidente la existencia de agentes que tienen esa filiación política. Pero además afloran otro tipo de situaciones que no son denunciadas precisamente desde la izquierda abertzale, como le gusta aducir al Gobierno de Lakua.

Así, este lunes el sindicato ELA ha revelado una sentencia de un juzgado de Gasteiz en el que se acredita «discriminación indirecta por razón de orientación sexual» a dos alumnas de la academia de Arkaute. Y en el Parlamento SOS Racismo y Rights International Spain han señalado a este cuerpo policial por «racismo» en actuaciones como la de la calle San Francisco de Bilbo.

Esta segunda cuestión no es nueva, pero la primera sí y requerirá algún tipo de respuesta oficial, que este lunes no ha llegado. Igual que sigue sin revelarse lo ocurrido el 30 de diciembre en Donostia con el vehículo policial que se precipitó al río Urumea de madrugada o con la orden de «tirar a dar» verbalizada por un mando en la noche del 20 de enero en la Parte Vieja donostiarra.

En este contexto, desde el PNV se ha lanzado un blindaje en torno a la Ertzaintza al que su responsable político, el consejero Josu Erkoreka, ha añadido un plus de amenaza judicial. El viernes en el Parlamento espetó a Julen Arzuaga (EH Bildu) que se está «bordeando el delito de odio contra la Ertzaintza» y evocó el artículo 510 del Código Penal.

No fue una salida de tono puntual, porque Erkoreka lo repitió el domingo en redes sociales y esta vez con un destinatario concreto: «Ernai vuelca su odio hacia la Ertzaintza», escribió. Y tras las palabras han llegado los hechos este lunes, con el anuncio de una investigación de «ataques» a batzokis, que en realidad son pintadas, carteles o panfletos con lemas como «PNV, lotu zure zakurrak» aparecidos en diversas localidades. La investigación ha sido iniciada por la Ertzaintza, casi sobra decirlo.

Recurrir al ataque como mejor defensa es una vieja y conocida táctica. También en el ámbito policial. La acusación de delito de odio fue promovida por la Guardia Civil en el caso de Altsasu, como recuerda este artículo de Aitor Agirrezabal en NAIZ.

Y la estrategia la repitió uno de los sindicatos de la Ertzaintza, ESAN, caracterizado por su agresividad contra EH Bildu y sus líderes, a los que incluso llegó a acusar de alentar incidentes tras el toque de queda nocturno. ESAN fue a los tribunales contra Ernai argumentando «delito de odio» en febrero. Lo nuevo es que la senda, al menos dialéctica, la recorra ahora todo un vicelehendakari primero.

Diversos tribunales, por cierto, han establecido que un delito de odio requiere que el colectivo atacado sea una minoría discriminada. La propia web del Ministerio del Interior español refiere que «debe estar basado en una característica común de sus miembros, como su raza real o perceptiva, el origen nacional o étnico, el lenguaje, el color, la religión, el sexo, la edad, la discapacidad intelectual o física, la orientación sexual u otro factor similar».

Que cada cual juzgue si en esta definición entra la Ertzaintza o encajan mejor lesbianas, inmigrantes africanos y jóvenes independentistas.





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