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viernes, 1 de mayo de 2020

La Moda de los Nombres Vascos

Desde las páginas de El Correo traemos a ustedes este artículo que nos relata acerca de como los onomásticos euskaldunes están trascendiendo fronteras. Solo vayan a México y se sorprenderán de la cantidad de niños llamados Iker que encontrarán en jardines de niños y en primarias... por obra y gracia de Iker Casillas.

Pero adelante, lean:


Leire, Iker, Nerea, Aitor... gustan por su «originalidad y sonoridad»

Isabel Ibañez

Pocos se acordarán de que en 1977, la cantante madrileña Massiel dio a luz en Londres a su primer hijo y lo llamó Aitor; el padre, el periodista Carlos Zayas, no era vasco, sino mallorquín, así que la elección no venía dada por el origen de los progenitores. Fue el mismo año en que al fin se legalizó en España la inscripción de los nombres en cualquiera de las lenguas del Estado. Hasta ese momento, estaba en vigor una ley de 1957 que solo permitía el uso de nombres vascos si no tenían equivalente en castellano. Está claro que aquello provocó que muchos ciudadanos de Euskadi y Navarra por fin pudieran llamar a sus niños como querían. Bueno, vascos, navarros... y Massiel. ¿Y saben lo que pasó? Que 32.485 hombres españoles (restando vascos y navarros) se llaman hoy Aitor, la población de Castro Urdiales (Cantabria), Aranda de Duero (Burgos) o Almendralejo (Badajoz).

El uso de nombres en euskera se fue haciendo más y más común en estas dos comunidades vascófonas desde que la ley lo permitió hasta hoy, cuando, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), los llevan el 71,40% de los niños nacidos entre 2008 y 2018 y el 62,88% de las niñas. Pero no se trata de mirar a estas autonomías, sino de observar lo que ocurre fuera de ellas, de intuir lo que viene sucediendo desde hace 15 o 20 años; que los nombres en euskera son «fuente de inspiración en el resto del Estado, quizá porque aportan originalidad y sonoridad», afirma Roberto González de Viñaspre, jefe de la Comisión de Onomástica de la Real Academia de la Lengua Vasca, Euskaltzaindia. «Lo de Massiel fue el primer ejemplo, ahora tenemos muchos otros, incluso uno que trasciende las fronteras al ámbito internacional, el del piloto alemán de Fórmula 1 Nico Rosberg y su esposa, Vivians, que en 2016 pusieron a su hija Alaia (alegre)».

Euskaltzaindia recibe consultas sobre nombres a través de su servicio 'online' o telefónico, que no obliga a dejar constancia del origen geográfico del interesado a no ser que lo haga 'motu proprio'. Aun así, en lo que llevamos de año, desde Zaragoza se interesan por el cambio de Juan Ignacio a Jon Iñaki y el de Joaquín por Jokin; en Cantabria y Mallorca quieren pasar de Juan a Jon; desde Barcelona plantean mudar de Miquel a Mikel, y, en Madrid, un ciudadano quiere llamarse Joseba en vez de José y otra prefiere Arantxa a Aránzazu. En Castellón consultan sobre uno de los nombres preferidos de los vascos, Nahia (deseo)... En el conjunto de España, el 10,12‰ (tanto por mil) de la población femenina tiene 'denominación de origen vasco', y el 6,15‰ de la masculina. Si quitamos Euskadi y Navarra, en el ránking total de nombres femeninos más usados en España para niños nacidos entre 2008 y 2018, aparece Leire en el puesto 22, Ainhoa en el 25 y Nerea en el 30 –olvídense de Aitana, no es vasco–. En cuanto a los masculinos, en el puesto 33 se coloca Iker, seguido de Aitor (36) y Unai (72), informa González de Viñaspre.

Está claro que el que el portero de la selección española se llame Iker Casillas ha contribuido a hacer de ese nombre uno de los de más éxito en todo el país: 30.000 ciudadanos de fuera de las comunidades vasca y navarra llevan ese nombre y su media de edad es de 13,9 años. Hay 5.108 en Barcelona (1,8‰); 4.294 en Madrid (1,3‰); 1.619 en Valencia (1,3‰) y 1.613 en Alicante (1,7‰). –Puede realizar usted mismo estas búsquedas en la web del INE, en 'Demografía y población' y dentro, 'Frecuencias de nombres'–. Otra deportista, la tenista catalana Arantxa Sánchez Vicario puso su granito de arena para que en su comunidad haya más de mil mujeres llamadas así, aunque es Valencia la provincia con más Arantxas (1.091) incluyendo Euskadi.

El grupo Maldita Nerea nacido en Murcia en 2003 solo ha contribuido a acrecentar el interés que existe en España por este nombre vasco que significa 'mía'. Hay ni más ni menos que 53.747 Nereas repartidas por todo el país, (siempre quitando las de las dos comunidades vascófonas). Sobresalen proporcionalmente en Pontevedra y Guadalajara, pero están por todo el país. Otro de los nombres femeninos favoritos es Leire: 329 hay en Toledo y 134 en Guadalajara, dos provincias que aparecen siempre entre las que más uso hacen de estos nombres proporcionalmente, muchas veces incluso por encima de territorios como Burgos, Cantabria y La Rioja, que, por proximidad, vecinas de Euskadi y Navarra, están entre las más demandantes. Pero sucede algo similar con Pontevedra, Teruel, León...

La zona que permanece más impermeable es Andalucía, aunque tampoco se libra: En Sevilla hay 1.146 Aitores y 1.506 Ainhoas; este mismo nombre triunfa en Cádiz (1.236) junto con Nerea (1.721). Curioso es que en Cataluña, comunidad que tiene su propio idioma, también haya su porción de nombres en euskera.

«Lo vasco tira»

Beñat Garaio es un joven vitoriano que en 2017 elaboró un artículo titulado '¿Y cómo llamamos a nuesta hija?, sobre la proliferación de nombres de origen vasco en jóvenes no residentes en Euskadi y Navarra'. En él, analizaba «las características de esta moda» y para ello contactó a través de Facebook con personas ajenas a estas dos comunidades que habían recibido nombre vasco. Entre sus conclusiones, que «lo vasco tira, hasta el punto de considerarse 'sexy'». Su estudio recoge razones por las que los encuestados se llaman así: «Mi padre es Ignacio y para diferenciarnos empezaron a llamarme Iñaki», «Me pusieron Blanca y me lo cambié a Zuriñe». «Nos gustaba Leire, sin más», «Mi padre tenía un amigo vasco cuya hija se llamaban Naiara, le gustó y me puso Nahyara»...

En algunos casos hablan de las consecuencias: «Me llamo Ainhoa y en el colegio me llamaban anchoa o canoa, sobre todo de los 6 a los 11 años, y la verdad es que lo pasaba fatal, pero no tengo ningún trauma». «Ha sido una buena experiencia; a toda la gente le gusta mi nombre y lo encuentran muy bonito y original». «Es difícil tener que explicar siempre la historia de por qué tengo un nombre raro, pero a mí me encanta ser la única Jaione de toda la comunidad valenciana». «Yo creo que no es malo poner un nombre de fuera del lugar donde pertenece. Si te gusta, ¿por qué no?».

Los chicos lloran en 'A'y las chicas en 'E'

Recuerda Roberto González de Viñaspre, jefe de la Comisión de Onomástica de Euskaltzaindia, que el sacerdote vasco Pablo Pedro Astarloa (1752-1806) «sostenía firmemente que el primer llanto de los niños es en 'A' y el de las niñas en 'E', y así lo dejó escrito en una de sus obras. El lingüista Koldo Mitxelena consideró que en esta distinción quizá tuvo que ver la inicial de los nombres de Adán y Eva, pero Astarloa aseguraba que dos cirujanos de su pueblo, Durango, expertos en partos, así se lo confirmaron. Tal creencia fue recogida por Sabino Arana, quien aplicó la terminación A para muchos nombres masculinos y E para todos los femeninos con la excepción de Miren 'por ser el nombre de la Virgen'». Sus propuestas se publicaron en 1910 en el 'Santoral Vasco'. Así, tenemos Kepa, Gaizka o Gorka para ellos y Ane, Edurne o Karmele para ellas. Jesús es Josu, y para el femenino, se añade 'ne': Josune.





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2 comentarios:

  1. Yo vivo en Catalunya. Un día me viene a ver una mujer con un adolescente para visitarse con el médico y le pido los datos. Me dice "Se llama Áitor", "Será Aitor" digo yo y ella, convencida, "No, no, es Áitor, es en vasco ¿Sabes?" por supuesto que me callé eso de que yo también era vasca. Para qué discutir. Conozco otra chica que atiende por "Decane", sí, efectivamente, el híbrido perfecto entre Dolores y Nekane.

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    1. Curioso, se ve cada cosa, pero uno se va acostumbrando. Ya veremos como va evolucionando esto con la globalización.

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