Criminal, despiadado, inhumano... así ha sido el actuar del régimen español en contra de Pablo Gorostiaga, su familia y allegados.
Gara nos trae una actualiación en su ordalía:
El Juzgado de Vigilancia Penitenciaria emitió ayer el tercer auto ordenando el traslado de Pablo Gorostiaga con los suyos para despedir a su esposa, Judith Uriarte, fallecida la noche del pasado lunes tras una grave enfermedad, sin que este pudiera verle con vida. A última hora de la tarde, sus allegados confirmaron que el exalcalde de Laudio se encontraba en Zaballa y mostraron su esperanza de poder mantener un encuentro con él en el domicilio familiar.Nerea Goti y Aimar EtxeberriaEl Juzgado de Vigilancia Penitenciaria emitió ayer un nuevo auto, el tercero desde la primera autorización dada a conocer el pasado viernes, ordenando el traslado de Pablo Gorostiaga para asistir a la despedida de su esposa, Judith Uriarte, fallecida la noche del lunes. A media mañana, se encontraba todavía en la prisión de Ocaña. Fuentes de la familia explicaron a GARA que los abogados presentaron el mismo martes en el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria una nueva petición para que se autorizase el traslado del exalcalde laudioarra, de forma que pudiera estar presente en un acto familiar de despedida.A última hora de la tarde pudieron confirmar que Gorostiaga ya se encontraba en la prisión de Zaballa. Apenas a 40 kilómetros del domicilio familiar, pero todavía al otro lado de los muros de la prisión.Los familiares, afectados por lo vivido en estos días marcados por las últimas horas de Judith Uriarte esperando la llegada de su compañero, su fallecimiento sin poder tener un último contacto y la actitud mantenida por Instituciones Penitenciarias, precisaron que se realizaron los trámites oportunos, pero a partir de ahí no se atrevían a asegurar que Pablo Gorostiaga pueda estar hoy entre ellos. No obstante, una vez conducido a la prisión alavesa, esperaban que se produjera un encuentro en la intimidad de la vivienda familiar.Previamente, la letrada Ane Ituiño confirmó que el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria había atendido la petición cursada el mismo martes junto al certificado de defunción de Judith Uriarte, solicitando que se permitiera al preso, de 71 años, asistir a la despedida de su compañera, petición que el mismo Gorostiaga tramitó por su parte desde la prisión de Ocaña.Ituiño explicó que, atendiendo a que este último auto recogía la autorización para asistir al funeral, la letrada se puso en contacto con el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria para clarificar que no se trataba de un acto religioso, sino de una despedida de los familiares más cercanos, e incluso pidió la redacción de un auto aclaratorio, al que Vigilancia Penitenciaria accedió haciendo constar en el permiso que se concede el traslado para que pueda acudir al funeral «y, de no haber tal en sentido estricto, al acto familiar que se celebre por dicho motivo».La abogada precisó que se puso en contacto con la prisión de Ocaña, donde responsables de Seguridad le confirmaron que se había ordenado el traslado de Gorostiaga, no en una conducción habitual sino directamente a Zaballa.Tras la conversación telefónica mantenida a última hora de la mañana con Gorostiaga, sus familiares comentaron que se encuentra bien de ánimo dentro de lo posible, arropado por compañeros del colectivo.Por otro lado, anunciaron que el acto público de despedida a Judith Uriarte se llevará a cabo en Garrastatxu, en las faldas del monte Gorbeia, el próximo día 13, a las siete de la tarde. También animaron a participar en la movilización convocada para mañana por Herrira en Laudio, a las 19.30 en Herriko Plaza.«Cruel e indignante»Herrira, por su parte, indicó que la política penitenciaria «continúa con su constante y sangrante vulneración de derechos sin dar descanso al sufrimiento de miles de personas en Euskal Herria», y puso como muestra los graves casos ocurridos en los últimos días, citando el accidente sufrido el fin de semana por los allegados del preso Asier Aginako o la situación padecida por Pablo Gorostiaga.«Lo ocurrido es cruel e indignante y supone una burla macabra a los deseos de resolución y de paz de la sociedad vasca», manifestó la iniciativa popular, que precisó que ambos casos tienen su origen en la política de dispersión. Según expuso, «la lectura es simple, sin tener que verse obligados a recorrer cientos de kilómetros, el riesgo de los familiares -cuyos derechos civiles y políticos deberían estar intactos-, el riesgo de accidentes, lesiones y muerte se reduciría de forma exponencial. Y en el caso de no estar encarcelado en Herrera, Pablo Gorostiaga hubiera podido despedirse de Judith Uriarte».Herrira subrayó que «es imprescindible aunar la mayor cantidad de voluntades, articular espacios de trabajo, y que todos los ámbitos de la vida social vasca estén empapados de la denuncia contra la dispersión y la política penitenciaria». «Es tiempo de terminar con todos los sufrimientos y vulneraciones de derechos», incidió, al tiempo que pidió que «en el camino de la paz y de la resolución» se ponga «punto final a las vulneraciones de derechos».Sortu: «¿El suelo ético se sitúa en una celda?»La portavoz de Sortu Amaia Izko compareció ante los medios para dar a conocer la valoración que hace la formación independentista en relación al «grave» accidente que sufrieron los allegados de Asier Aginako cuando acudían a visitarle y a la muerte de Judith Uriarte, compañera del preso Pablo Gorostiaga.Los hechos, «por graves y crueles que sean», no dejan de ser «cotidianos» en el día a día que el PP «impone» a los presos y sus allegados, según precisó Izko, quien añadió que el Gobierno español «utiliza una violencia desmedida, en forma de política penitenciaria, con el objetivo sabotear los intentos para la resolución que se están realizando desde Euskal Herria».Advirtió también de que el PSOE se está alineando «de forma evidente» con el PP, «exigiendo a otros la asunción de algo que han denominado como suelo ético, que no es más que una cortina de humo». Por ello, indicó que cabría preguntarse «dónde se sitúa el suelo ético de Rubalcaba, Ares o López. ¿En la celda de Gorostiaga? ¿En el tramo de carretera donde sufrieron el accidente los familiares de Aginako? ¿En las salas de interrogatorio de los cuartelillos de la Guardia Civil y la Policía Nacional? ¿O bajo la cal de una fosa común?».Por todo ello, manifestó que la ciudadanía vasca «no puede esperar» del Estado español «ninguna aportación positiva» para la resolución del conflicto, por lo que llamó a aunar esfuerzos «porque la llave de la resolución está en manos del pueblo vasco».
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