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Torturas e indignidad política
El punto y final del señor Bono
Salvador López Arnal
Rebelión
I. Informe sobre la información
Tomo los datos de varias emisoras y de Público que, como es sabido, no es Askatasuna ni el órgano de expresión de Batasuna sino, digámoslo así, un diario muy próximo a la línea menos neoliberal del gobierno Zapatero.
Igor Portu y Martin Sarasola fueron detenidos al mediodía del domingo día 6 en un control de la Guardia Civil en Arrasate (Guipúzcoa). Portu fue ingresado a las cuatro de la madrugada del día siguiente, día 7, en el Hospital Donostia. Según la información facilitada por el propio hospital, llegó por su propio pie, consciente, e informó al personal sanitario que le atendió que había sido golpeado con puños y patadas en la cara, tórax y abdomen.
El parte médico posterior señalaba que Portu presentaba una costilla rota, un derrame pleural, un importante enfisema subcutáneo, hinchazón producido por aire en el tejido pulmonar desde la región cervical hasta la pelvis, una hemorragia interna en el ojo izquierdo, y múltiples hematomas, erosiones y abrasiones en rodillas y tobillos.
El Juzgado de Donostia abrió el día 7 de enero una investigación después de que Portu ingresara en la unidad de cuidados intensivos del hospital. El juez de guardia decidió la apertura de diligencias tras conocer el parte médico.
La Guardia Civil niega que haya habido torturas. Según EFE, fuentes del benemérito cuerpo aseguran que las lesiones de Portu, presunto miembro de ETA señalan esas mismas fuentes, se produjeron durante el arresto, es decir, durante el mediodía del día 6. Los agentes se vieron obligados a reducirle al oponer resistencia. Según las mismas fuentes, en el momento de la detención, la propia Guardia civil comunicó al juez de la Audiencia Nacional, Juan del Olmo, el empleo de la fuerza con violencia para reducirle. El magistrado delegó en el juzgado de Guardia de Donostia para que los detenidos pudieran ser examinados por un médico forense.
El Ministro del Interior del gobierno Zapatero, del gobierno de España según repetida publicidad, ha hecho suya esta versión, añadiendo con énfasis, y con rostro impenetrable, que en todo momento se cumplió con la legalidad. En sus declaraciones, el señor Rubalcaba ha señalado que al ser detenidos por los agentes del grupo de Acción Rural de la GC Portu y Sarasola no opusieron resistencia inicialmente. Sí lo hicieron cuando los agentes intentaron registrar sus mochilas; guardaban en ellas dos revólveres del arsenal robado en Nimes tiempo atrás por ETA. Portu y Sarasola se dieron entones a la fuga, los guardias civiles rurales los persiguieron y se abalanzaron sobre ellos, con forcejeo inmediato, para evitar su huida. Las lesiones, según el ministro del Interior, se produjeron durante la persecución y la posterior detención. El hecho de que el ingreso en el hospital se produjera muchas horas más tarde de su detención, después de que fueran trasladados a la Comandancia de Marina a las 2,30 y fuera casi una hora más tarde, a las 3,20, cuando fueron enviados al hospital de Donosita, al pasar revisión con el médico forense quien ordenó su urgente traslado, no ha merecido comentario alguno del ministro del Interior.
Hasta el día 7 de enero, hasta la comparencia de Rubalcaba, la versión oficial no incorporaba la persecución y forcejeo como causa de las heridas.
Posteriormente se produjeron tres registros. Durante ese tiempo, no hubo queja alguna por parte de los detenidos. Según el ministro, fue para ser traslados a Madrid con todas las garantías, cuando se ordenó su revisión médica.
El testimonio de algunos vecinos de Lesaka, Nafarroa, localidad natal de Portu y Sarasola, ambos incomunicados actualmente, contradice la versión o versiones oficiales. Cuando acudieron a Lesaka, entrada la noche y conducidos por la Guardia Civil, para ser testigos del registro de sus domicilios, Portu estaba bien, no presentaba heridas, según esos mismos testimonios.
II. Informe sobre las declaraciones del diputado que se postula y ha sido designado, si la situación lo permitiera, futuro presidentes de las Cortes
El señor Bono, ex presidente de la comunidad de Castilla-La Mancha, ex ministro de Defensa del primer gobierno Zapatero, posible presidente del Congreso de Diputados, y, con ello, tercera autoridad del Estado si no ando errado, posible candidato del PSOE a la presidencia de gobierno en las elecciones de 2012, fue entrevistado por Radio Nacional de España en la mañana del 8 de enero.
Coordenadas invariables, nada nuevo bajo el sol de Bono. Un socialista que se muestra feliz y no tiene reparo alguno en ganar votos de la derecha o de la derecha extrema; un socialista que se dice no nacionalista pero que repite tantas veces quiera oírsele que él ama intensamente a España y que está muy preocupado porque la bandera española no ondee en algunos Ayuntamientos vascos, pero que en cambio no tiene objeción alguna a que un Estado extranjero, “Vaticano” es su nombre, intervenga decisiva y reiteradamente en la política española; un socialista que dice estar por la igualdad y por las libertades ciudadanas pero que declara, cuando la ocasión lo requiere, que sería conveniente reformar la ley electoral actualmente vigente no para que ésta sea más proporcional, es decir, más democrática, parta que el voto de todos los ciudadanos cuente del mismo modo, sino para impedir o dificultar enormemente la entrada de fuerzas no ajustadas al marco bipartidista. En fin, un socialista que se dice cristiano pero que no tiene ningún asomo de piedad o no es capaz de levantar la voz cuando la jerarquía eclesiástica lanzas amenazas y proclamas anticonstitucionales. En síntesis, la música y las palabras de siempre.
Con esa añeja melodía, había transcurrido la entrevista hasta que se le preguntó si, para finalizar la conversación, quería añadir algo. El señor Bono, desde luego, no se hizo de rogar.
Nadie, remarcó, le había preguntado por las “detenciones etarras” señaló (lo cual, bien mirado, no dejaba bien parados a los entrevistadores y tertulianos del programa). Sea como fuere, él quería decir algo, quería hablar, con esa voz tan próxima al alma de la derecha, a los padres españoles especialmente, para decirles que pensaran con calma y con el corazón en qué circunstancias tenían que desarrollar los guardias civiles su tarea y contra quien, con énfasis, estaba actuando (El ministro de Justicia, el señor Bermejo, por cierto, caminando por la misma senda, señaló también horas después que a él -insisto: ministro de Justicia- no se le olvidaba quienes eran los detenidos, a qué organización pertenecían, para añadir, a continuación, los conocidos compases sobre las leyes y el Estado de Derecho).
Pero al señor Bono no le bastó con eso. Le pidieron un titular y lo dio complacido.
Si él fuera ministro del Interior, si él hubiera tenido que dirigirse al cuerpo de la Guardia Civil, él les hubiera dicho a los guardias civiles lo siguiente: “no hay que producir bajas pero si son inevitables que no sean nuestras”.
No han leído mal.
¿Se imaginan ustedes, en situación similar, unas declaraciones de señor Fraga, siendo ministro de Información con Franco o ministro del Interior con Arias Navarro, que fueran muy distintas a las que ha formulado el señor Bono, un dirigente socialista que no ha renunciado a ser candidato a la presidencia de gobierno, esta mañana de 8 de enero de 2007?
Yo lo he intentado pero no lo he conseguido.
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