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jueves, 2 de septiembre de 2004

Garitano | Documentos

Este escrito con respecto al caso Udalbiltza nos ha llegado por correo electrónico:

Martin Garitano

Documentos

A la hora de encarar esta columna no han trascendido las razones por las que PNV y EA decidieron no firmar el comunicado conjunto de apoyo a los once encausados de Udalbiltza que declaran estos días ante Garzón. Sólo sabemos que, frente a un abanico de fuerzas políticas, sindicales y sociales de amplio espectro, los representantes del PNV y EA hicieron mutis por el foro y se presentaron ante los medios de comunicación con un documento propio en el que, además de denunciar con energía la operación jurídico-política contra Udalbiltza y otras anteriores de parecida factura, concluían con un párrafo en el que querían acreditar su diferencia:«la paz y la convivencia en Euskal Herria y la consecución de las aspiraciones políticas de cada cual no vendrán desde la imposición, las cazas de brujas ni desde las respuestas violentas». Todo un documento, pues, para concluir denostando a ETA.

Es libre cada cual para refutar los argumentos de ETA, repudiar los métodos de ETA y hasta para llamar «alimañas» a sus voluntarios, como hizo Juan José Ibarretxe, pero desconfío de quienes lo hagan para ocultar sus propias carencias e incoherencias. Y algo de eso hay aquí.

En primer lugar porque los márgenes que le quedan a la libertad de expresión bajo este régimen no permiten que, con la misma libertad que Ibarretxe pronuncia «alimañas», otros puedan pronunciar, si así lo piensan, «gudaris». El debate, pues, está trucado.

Y en segundo lugar porque de lo que se trataba era de consensuar un documento de apoyo explícito a once electos vascos que son tratados como delincuentes por representar a sus conciudadanos. Sólo eso.

Es legítimo que los electos de PNV y EA piensen que las «respuestas violentas» obstaculizan el camino hacia la paz y la soberanía. Pero también es legítimo que los electos y representantes de otras formaciones y grupos sociales piensen que la corrupción es obstáculo grave para la democracia; que la colaboración con los que dirigieron el GAL fue un gravísimo ataque a la paz; que el régimen de monopolio sobre lo público ahoga al pluralismo; que el enchufismo va contra la igualdad de derechos y oportunidades; que aprovechar la Ley de Partidos para engordar la lista de electos es indecente...

Pero de lo que se trataba en esta ocasión era de salir unidos en defensa de los electos. PNV y EA no han querido.


Ahora ya sabemos en donde están las verdaderas alimañas.





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