Hay que tener mucho cuidado con los intelectuales orgánicos a los Fernando Savater o Mario Vargas Llosa, siempre tan afines a la corona borbónica franquista y que por lo mismo nunca denuncian muestras tan execrables del ultra nacionalismo español como la de Aznar en su cátedra de Georgetown o la de Garzón exigiendo celeridad a los procesos de extradición en México.
Miren lo que se acaba de dar a conocer con respecto a Camilo José Cela en este artículo de La Jornada:
Prueban en España nexos de Cela con el franquismo
Trabajó de informante para ese régimen, según documentos
El novelista español y premio Nobel de Literatura Camilo José Cela, fallecido hace dos años, fue un informante del régimen fascista de Francisco Franco y en los 60 traicionó a los intelectuales cercanos a él, informó el rotativo londinense The Guardian.
El periódico adjudica la información al historiador catalán Pere Ysás, de la Universidad Autónoma de Barcelona, quien encontró documentos que prueban la actividad de Cela como delator voluntario de la dictadura; incluso ofreció sus servicios al ministerio de Información y Turismo -encargado en los hechos de la censura-, que entonces encabezaba Manuel Fraga, actual presidente de la junta de Galicia.
Los hallazgos de Ysás forman parte de las investigaciones que el autor emprendió para su libro de edición reciente Disidencia y subversión. La lucha del régimen franquista por su supervivencia (1960-1975), publicado por Crítica y a la venta desde la semana pasada.
De ese modo pudo comprobar que Cela sugirió los nombres de algunos escritores disidentes que podrían ser ''sobornados, domesticados y reconvertidos'' por el régimen del general Francisco Franco, de acuerdo con un documento interno del ministerio, en el que se consignan los señalamientos que el autor de La colmena hizo tras participar en una reunión de escritores españoles, en 1963.
El escritor relató al gobierno que 42 de los 102 firmantes de una carta contra la represión de la huelga de mineros de Asturias eran miembros del Partido Comunista.
Cela, que también había firmado esa carta, señalaba que algunos de esos intelectuales eran ''recuperables si se les estimulaba publicando sus obras o mediante sobornos''.
Recomendó al régimen franquista concentrarse de manera particular en Pedro Laín Entralgo -después director de la Real Academia Española-, porque era más débil de carácter que otros intelectuales antifranquistas.
En concordancia con los consejos de Cela se propuso establecer en el presupuesto un fondo con 20 millones de pesetas, aunque el periódico The Guardian advierte que no hay pruebas de que finalmente se creara para pagar tales dádivas.
José Cela, el último español que obtuvo el máximo galardón en letras, continuó con su trabajo de informante aun cuando sus compañeros pensaban que se había unido al emergente bloque de escritores disidentes.
Este episodio se sumará a la leyenda del polémico y extravagante narrador, quien fue acusado también de plagio literario y de usar escritores fantasma (conocidos como negros) durante su carrera.
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