La más reciente acción armada llevada a cabo por la organización antifascista vasca ETA ha llevado a que el corresponsal del periódico mexicano La Jornada se despache con una muy particular falta al ejercicio periodístico.
Nos dice que ETA mantiene una campaña en contra de los "medios de comunicación no afines a sus ideas nacionalistas".
Vamos a ver.
De entrada, Armando G. Tejeda vuelve a caer en el discurso facilón recurriendo al uso irresponsable del término "nacionalista", que es el que utilizan los consorcios comunicativos para fungir como meras cajas de resonancia para los regímenes autoritarios y tardocolonialistas que aplican ese término para descalificar a quienes han optado por actuar en favor de los derechos históricos, civiles y políticos de los pueblos aún sojuzgados por el anacrónico colonialismo de algunas metrópolis.
Hablemos ahora del otro componente de ese epíteto pues no aparece por sí solo en las coberturas mediáticas que se hacen de los conflictos activos en diferentes puntos del planeta. El término nacionalismo es constantemente vinculado con el nazismo. Se nos dice un día sí y otro día también que la piedra angular del horror nazi fue el nacionalismo exacerbado de Adolf Hitler y sus allegados. Lo anterior es una patraña, Hitler y compañía no eran nacionalistas, eran imperialistas.
El nacionalismo es ese sentimiento de pertenencia a un grupo social en un entorno geográfico definido con el que se comparte idioma, historia, cultura, tradiciones, etc. Es algo orgánico que se genera con la diaria convivencia y la resolución conjunta de las necesidades que dichas sociedades han ido enfrentando a lo largo de su devenir.
El imperialismo en cambio no tiene nada de orgánico, es diseñado ex profeso e impuesto a una sociedad con la finalidad de darle una cohesión hegemónica a personas que habitan un territorio cuyos límites han sido establecidos vía militar. Y siempre es expansionista pues busca aprovecharse de los recursos de otros con la finalidad de acumular riqueza, que es exactamente lo que hizo Hitler al irse apoderando de trozos de Europa, siempre con un objetivo final; el asalto a la URSS por dos motivos claro, uno, erradicar el socialismo y segundo, hacerse de los vastos recursos naturales de las diferentes repúblicas soviéticas por haber llegado tarde el capitalismo alemán al reparto de América, Asia, África y Oceanía que llevaron a cabo Estados Unidos, Inglaterra y Francia.
Porque al final de cuentas nadie habla de ese nacionalismo, el de las grandes potencias político-militares, esas que se forjaron mediante el despojo y la acumulación de la riqueza para detrimento de los habitantes de sus colonias.
Ese en específico es el nacionalismo que movió a Emilio Mola y a Francisco Franco a tomar las armas para deponer violentamente al gobierno de la Segunda República Española. Es el nacionalismo que les llevó a aliarse con Adolf Hitler y Benito Mussolini, por mucho que hoy sus herederos ideológicos quieran llamarse demócratas y tachen de liberticidas a los militantes de ETA.
Ese nacionalismo es el españolismo, el cual ocultan los medios de comunicación españoles, siempre marchando en formación cerrada con los intereses de La Zarzuela y de La Moncloa.
Y cuando un régimen tiene todos los estamentos del estado al servicio del capitalismo, y esos capitalistas son dueños de los medios de comunicación, y esos medios de comunicación publican solo lo que así conviene a esos dueños del capital y a sus cómplices en el ámbito político, ya sea el ejecutivo, el legislativo o el judicial, lo que menos tenemos entonces son periodistas y reporteros, a lo más, llegamos a empleados de medios de manipulación masiva, algunos de los cuales ganan mucho dinero por desempeñar su parte en el entuerto.
Eso es lo que no nos dice Armando G. Tejeda en su artículo que aquí les presentamos:
Dos presuntos etarras matan de siete tiros a ejecutivo de El Diario Vasco
ETA tiene los días contados; con estos actos quiere que los demócratas dejen de luchar: Madrid
Armando G. Tejeda | CorresponsalSantiago Oleaga Elejabarrieta, director financiero y administrativo de El Diario Vasco, fue muerto hoy de siete tiros a bocajarro en San Sebastián por dos presuntos miembros de la organización vasca ETA, que actuaron a cara descubierta y que en su huida hicieron explotar un vehículo en pleno centro de la ciudad.
De 54 años, casado y con dos hijos, Oleaga Elejabarrieta no llevaba escoltas ni había recibido amenazas, en tanto que partidos políticos y medios de comunicación repudiaron el asesinato, mientras que la coalición Euskal Herritarrok no condenó la acción.
Este asesinato se suma a una campaña del grupo armado contra los medios de comunicación no afines a sus ideas nacionalistas.
Tras los comicios del pasado 13 de mayo, ETA ha perpetrado tres acciones violentas.
Al día siguiente de las elecciones, el periodista vasco Gorka Landaburu resultó mutilado de las manos y con quemaduras en cara y cuerpo al abrir un paquete bomba. Ayer, en la Universidad del País Vasco fue colocada una bomba-lapa en el vehículo de un guardia de seguridad de la institución educativa
Este jueves, en el estacionamiento del Hospital Matía, Oleaga recibió siete disparos por detrás: tres en la cabeza, tres en la espalda y uno en el cuello.
La policía sospecha que los atacantes pertenecen al comando Donosti, considerado la "nave nodriza" de la organización.
Víctima número 31
El directivo de El Diario Vasco, la víctima 31 desde el fin de la tregua de ETA, iba al hospital todas las mañanas a tomar terapia de rehabilitación por una lesión en el hombro, por lo que se sospecha que fue seguido por informadores del grupo ETA.
Tras salir de su vehículo, alrededor de las 8:30 de la mañana, fue acribillado por los presuntos etarras. Según el primer informe pericial, el primer disparo impactó en la nuca de la víctima, que fue rematada con seis descargas más.
Las fuerzas policiales localizaron los siete casquillos de bala calibre 9 milímetros parabellum, utilizado habitualmente por ETA y confirmaron que en el crimen se usaron dos pistolas.
Testigos en el lugar de los hechos señalaron que los atacantes huyeron a pie hacia el céntrico barrio de Intxourrondo.
Una hora después del atentado, un coche robado la semana pasada y con matriculas falsas explotó a un kilómetro del Hospital Matía, sin provocar heridos, por lo que policía sospecha que el vehículo sirvió para la huida de los etarras del lugar del crimen.
Desde la ruptura de la tregua unilateral, en noviembre de 1999, ETA ha atentado cinco veces contra profesionales de la información, si bien el Grupo Correo, al que pertenece El Diario Vasco, ha sufrido reiterados ataques con cocteles molotov en sus sedes.
La policía desarticuló el pasado 24 de febrero el llamado comando Toto de ETA, que habría planeado dinamitar la sede central del rotativo, en San Sebastián.
Miembros de ETA también habrían vigilado a Gabriel Mujika.
ETA mató en junio de 2000 a José Luis López de Lacalle, columnista del diario El Mundo y miembro del Foro de Ermua, y posteriormente perpetró atentados fallidos contra Aurora Intxausti, del diario El País, Juan Palomo, de Antena 3 Televisión, Carlos Herrera, de Radio Nacional de España, Luis del Olmo, de Onda Cero, y Antonio Burgos, de El Mundo.
Informar, tarea muy difícil
José Bergareche, consejero delegado del Grupo Correo, leyó un comunicado en el que afirmó que "hoy la tarea de informar con rigor es terriblemente difícil porque tenemos que relatar al mundo que en una de las ciudades más maravillosas de la Europa democrática, un grupo de fanáticos liberticidas ha asesinado a un profesional de la comunicación".
El presidente del gobierno vasco, el nacionalista moderado Juan José Ibarretxe, leyó una declaración en la que condenó esta nueva agresión de ETA contra "la voluntad de la sociedad vasca y a los medios de comunicación".
Ibarretxe canceló hoy un encuentro con el ex ministro del Interior español Jaime Mayor Oreja, en el marco de una primera ronda de contactos para sentar las bases de una futura mesa de paz.
El lehendakari, quien en los pasados comicios logró 42.7 por ciento de los votos, afirmó que "de nuevo, un brutal, un bárbaro asesinato por parte de ETA, que no oye a la sociedad vasca, ETA no respeta a la sociedad vasca, no escucha a la sociedad vasca. ¿Qué queréis construir matando? ¿Qué país, qué Euskadi queréis construir matando? ¿Adónde queréis llevar matando personas a este pueblo? Con tiros, única y exclusivamente, a la ruina ética, moral, política y económica. Ese es el proyecto que estáis trasladando a la sociedad".
El dirigente del Partido Popular en el País Vasco, Mayor Oreja, comprometió el apoyo de su formación al gobierno de Ibarretxe para "trasladar el mensaje a la sociedad vasca de que es posible acabar con ETA, a la que le importa un bledo la voluntad del pueblo, expresada en los comicios".
El ministro del Interior español, Mariano Rajoy, añadió que "ETA sabe bien que tiene los días contados" y por eso quiere provocar, con estos actos "que los demócratas desistamos en nuestra lucha".
La Ejecutiva del Partido Socialista Obrero Español llamó a la "unidad sin fisuras" de todos los partidos para combatir la "barbarie terrorista de ETA".
El líder del Partido Nacionalista Vasco, de Ibarretxe, Xabier Arzalluz, dijo que el asesinato ilustra "la degeneración de una organización autista", y exigió que Herri Batasuna, con el nombre electoral Euskal Herritarrok, se deslinde del grupo armado "y se vuelva una formación política autónoma".
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