Es temporada de espantos en la CAV.
Primero dijeron que ser nacionalista vasco podría llevar a la excomunión aunque luego matizaron aclarando que no se puede ser buen cristiano y al mismo tiempo desear el desmembramiento de España.
Después nos dijeron que el nacionalismo atentaba contra el internacionalismo y las luchas sociales.
Más adelante nos advirtieron que las posturas nacionalistas habían llevado a la sociedad vasca a un segundo Holocausto, eso sí, negando toda participación de España en el bombardeo a Gernika, hito que cualquier historiador serio puede enmarcar dentro del primer Holocausto.
Ahora nos dicen que el nacionalismo y no las contradicciones inherentes del capitalismo llevarán irremediablemente al desempleo de quedarse los "independentistas" con la poltrona de lehendakari de la CAV.
Así lo informa La Jornada en su sección Mundo:
Desempleo en el País Vasco, si gana un partido independentista, advierte Mayor Oreja
"Agresión a la juventud", la futura declaración de Haika en la ilegalidad, sostienen
Armando G. Tejeda | Corresponsal
El ex ministro del Interior español y candidato del Partido Popular (PP, gobernante en España) a la presidencia del País Vasco, Jaime Mayor Oreja, vaticinó hoy que la región sufrirá "desastre de desempleo" si "las reivindicaciones soberanistas y de independencia" llegasen a definir los resultados de los comicios regionales del próximo 13 de mayo.
El País Vasco y Cataluña son las dos comunidades autónomas españolas con el menor índice de desempleo, con 12.4 y 10.8 por ciento, tasas que, sin embargo, son consideradas muy elevadas en comparación con el resto de Europa.
En un acto de campaña ante empresarios vascos, Mayor Oreja, aseguró que si los resultados electorales demuestran la intención de continuar el camino de la soberanía y la independencia, al resultar electo un gobierno que favorezca al Pacto de Lizarra, ello provocará "incertidumbre" dentro de la economía vasca.
El pacto de Lizarra fue suscrito por partidos y organizaciones nacionalistas, incluido el grupo armado vasco ETA, que poco después declaró una tregua de 14 meses que fue rota en diciembre de 1999. El Ejecutivo, encabezado por el conservador José María Aznar, sin embargo, ha utilizado dicho pacto para acusar al gobierno vasco del Partido Nacionalista Vasco de haberse "asociado y dado apoyo a terroristas".
Mayor Oreja se comprometió ante los empresarios a ser "el mejor director comercial del empresariado vasco en el exterior", y fomentar desde el gobierno la creación de empleo y la dinamización del comercio regional.
En tanto, el diputado de la coalición Euskal Herritarrok (EH, considerada brazo político de ETA), Josu Urrutikoetxea, (alias Josu Ternera) acusó a la alianza gobernante vasca del PNV y Euskal Alkartasuna de "traicionar" el proceso iniciado en 1998, con la firma del Pacto de Lizarra, y señaló que a pesar de eso los nacionalistas están dispuestos a continuar su lucha por la plena soberanía de Euskal Herria. "Nosotros no imponemos nada, sólo nos imponen los que nos obligan a utilizar su idioma y su cultura, los que nos obligan a ser españoles y franceses", dijo.
Asimismo, voceros de la organización juvenil independentista Haika, que será declarada ilegal en los próximos días por el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, señalaron hoy que esta acción legal es "un nuevo ataque contra la juventud vasca, históricamente castigada".
Los dirigentes de Haika -que sustituyen a los 15 jóvenes que se encuentran encarcelados, acusados del crimen de "pertenencia a banda armada"- agregaron que "el fracaso histórico del Estado español es que, pese a todo tipo de ataques, se han formado jóvenes independentistas generación tras generación. Por lo tanto, el problema de ambos Estados impositivos no es Haika, sino la capacidad que derrocha la juventud vasca a la hora de luchar".
En San Sebastián la policía autonómica vasca hizo estallar controladamente una bomba-lapa colocada en un polígono industrial.
Por último, una delegación de miembros de asociaciones de víctimas del terrorismo afines al PP y al Partido Socialista Obrero Español fue recibida por el papa Juan Pablo II, a quien pidieron interceder para que la Iglesia vasca cambie su posición neutral ante el conflicto vasco. Solicitaron también al Papa pronunciar una condena explícita contra los "nacionalismos excluyentes".
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