Los catalanes lo dejaron muy claro desde un principio: la cita electoral impuesta por Madrid y programada para el jueves 21 de diciembre no garantiza una salida dialogada y democrática al impassé que vive Catalunya tras el referendum del domingo 1° de octubre, la implementación del artículo 155 y la posterior declaración de independencia.
Aún así, el pueblo catalán decidió afrontar ese nuevo reto y se está preparando para la fecha, teniendo bien presente que aún hay represaliados políticos entre presos, asilados y encausados.
Pero hay una razón específica por la cual les estamos compartiendo esta nota dada a conocer en las páginas de La Vanguardia; Madrid ha decidido no permitir lo que en su momento ha exigido constantemente en contra de Venezuela: la presencia de observadores internacional que validen los comicios.
Así es, una vez más, el doble rasero. Por un lado la cerrazón y por el otro el grosero injerencismo. Dos caras de la misma moneda.
Aquí la información:
Argumenta que “no resulta procedente” porque la legislación electoral española no lo prevéLa Junta Electoral Central (JEC) ha rechazado que pueda haber observadores internacionales que supervisen el desarrollo de las elecciones en Catalunya del próximo 21 de diciembre.En un acuerdo de este lunes, la JEC considera que “no resulta procedente” atender a la solicitud porque la legislación electoral española no prevé la existencia de dicha tipología de observadores, tal y como afirma un informe de la Dirección General de Política Interior.Así, recalcan que únicamente se ha autorizado este tipo de observación en supuestos especiales en que lo ha solicitado un organismo electoral público de un Estado o una organización internacional reconocida por España, y a la que estatutariamente le corresponden funciones de observación de procesos electorales.
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