Los dos sistemas fascistas más longevos de Europa han aprendido a convivir desde 1939, tanto Madrid como París se respetan mutuamente pues quienes mueven los hilos de sus respectivas clases políticas tienen posicionamientos ideológicos muy parecidos.
Lo que nos relata la editorial de Gara se puede poner en duda, sobre todo tras la artera y vergonzosa entrega del represaliado político vasco Andoni Lariz, pero no se puede perder de vista que la vorágine causada por la particularmente brutal etapa que atraviesa el neoliberalismo actualmente puede llevar al enfrentamiento poco diplomático a dos antiguos cómplices.
Aquí la tienen:
Las elecciones presidenciales en el Estado francés son un momento propicio para colocar en la agenda política reivindicaciones propias de Euskal Herria. La lucha suele ser reñida y los pocos votos de Ipar Euskal Herria cotizan al alza, lo que motiva que se hagan declaraciones y propuestas que entroncan directamente con el sentir de la población vasca. Todavía se recuerdan las promesas incumplidas de François Mitterrand en 1981 o de Jacques Chirac en 2002 sobre la creación de un departamento vasco que ambos, además, incluyeron en sus respectivos programas electorales.
En esta ocasión ha sido el favorito a hacerse con la candidatura de la derecha en las elecciones presidenciales, Alain Juppé, el que han roto el discurso dominante en una entrevista a ‘Mediabask’. Aunque sus declaraciones contrarias a la cooficialidad del euskara dibujan claramente los límites de su proyecto unitario, se declara dispuesto a dialogar con todos aquellos que lo deseen para afianzar la paz. Juppé se pronuncia claramente por el diálogo y el acuerdo como método para resolver problemas políticos, y se muestra dispuesto a concertar para construir nuevas relaciones que respeten las especifidades territoriales.
De la misma manera, y en relación con los presos políticos, afirma que se declaró favorable al acercamiento de los presos corsos y que no va a cambiar de posición en el caso vasco. En la campaña electoral de 2012, el entonces presidente Nicolas Sarcozy dijo en Baiona que no solo era posible, sino también deseable acercar a los presos vascos y en este punto mencionó expresamente a los familiares. La respuesta del Gobierno español fue airada y la política penitenciaria no se modificó.
Está por ver qué ocurrirá ahora en caso de que Juppé llegue al Elíseo. Los últimos presidentes franceses hicieron promesas que rompían con el discurso de Madrid, pero que luego en el poder olvidaron. Ha llegado el momento de que también cumplan.
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