Vaya, mientras muchos se preguntaban si en el avión malayo (¿malasio?) derribado por el gobierno fascista de Ucrania iba la cura para el VIH-SIDA, otros, más mal pensados, trataban de dilucidar qué había llevado a Kiev a tan temeraria apuesta bélica.
Pues bien, he aquí la respuesta vía esta nota publicada en RT:
"EE. UU. debe proporcionarnos inmediatamente armas modernas de precisión y protegernos desde el aire, mientras la OTAN debe iniciar una operación militar terrestre", escribió en su página en Facebook el asesor del Ministerio del Interior de Ucrania, Zorián Shkiriák.
Asimismo, en relación con el Boeing 777 siniestrado en territorio ucraniano, en su publicación Shkiriák informa abiertamente de que entre los pasajeros del avión "había 23 ciudadanos estadounidenses". Además, a bordo del avión viajaban ciudadanos de Malasia, Países Bajos, Australia, Alemania, Indonesia, Bélgica, Filipinas, Reino Unido y Canadá. No hay supervivientes.
Horas antes, el fiscal general de Ucrania, Vitali Yarioma, revelaba que los militares ucranianos habían informado al presidente Piotr Poroshenko de que los milicianos de las regiones de Donetsk y de Lugansk no se habían apoderado de sistemas ucranianos de misiles.
Las causas del accidente del avión de Malaysia Airlines, que llevaba 298 personas a bordo, en una zona de combate del este de Ucrania no han sido aún determinadas. Las autoridades de la República de Donetsk afirman estar dispuestas a permitir el acceso sin obstáculos a los expertos de la OSCE, de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) y a los investigadores ucranianos al lugar de la catástrofe aérea.
Así pues, Obama, el Premio Nobel de la Guerra, hace sonar sus tambores de guerra, enfilando las baterías hacia Moscú.
Cuanta irresponsabilidad.
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