Y ya que estamos hablando de "guerra sucia" y de vascos al servicio de la corona española a los que les molesta mucho que desde la izquierda abertzale se atienda el tema de los inmigrantes como es el caso de Fernando Savater, desde el portal de Diario Red traemos a ustedes el palmarés del que goza Koldo García Izaguirre.
Es digno de analizar la movilidad social que ha tenido este individuo quien pasó de gamberro al más puro estilo Peaky Blinders a asesor de alta esfera en el régimen borbónico franquista.
Aquí la información:
Koldo y los servicios prestados
De todos los méritos en el currículum de Koldo García, confieso que hay uno que me obsesiona: su Orden del Mérito de la Guardia Civil, en “prestigio del cuerpo y el interés de la Patria” por sus años en Euskal Herria
Irene ZugastiA mí las tramas de corrupción españolas me aburren bastante, he de decir. Uno de los logros de este sistema de saqueo y robo estructural que es el régimen político español es precisamente ese: que, entre tanto empresario, tanto político cutre y ordinario, tanta factura, tanto contrato, tanto secundario irrelevante, termines por perder el interés en comprenderlo. Me pasó lo mismo con el spin-off de Juego de Tronos, La Casa del Dragón.
Sin embargo, cuando le coges el gustillo a una trama y tiras del hilo, aparecen personajes fascinantes de esos que sirven para comprender, de verdad, l’sprit des temps, que diría un pedante. Tipos que representan no sólo el bipartidismo español, sino toda su maquinaria, su miseria, su puterío, su inmundicia y su impunidad en las últimas cinco décadas. Y uno de esos personajes es Koldo García.
De Barakaldo para el mundo, Koldo se desempeñó en todo buen agujero lumpen donde alguien como él pudiera prosperar. Ser portero de un puticlub, vigilante de un vertedero o escolta de Nicolás Redondo -ahí es nada-, en realidad, es ser siempre un poco lo mismo: un mamporrero, un muñidor, el cofrade perfecto. Siempre me he preguntado qué puede llevar a alguien que se dice de izquierdas a militar en el PSOE, -más aún siendo vasco- pero cuando he conocido a muchos de sus cuadros se me han despejado las dudas. No hay nada más peligroso que un wannabe psoero de provincias sin miedo al éxito. Digo de provincias sin ánimo de ofender, porque el PSOE capitalino merece un capítulo aparte. ¡Escucha, Leguina!
El caso es que Koldo no es que fuera “socialista” -sea lo que sea eso a estas alturas- es que era probablemente, uno de esos elementos de la guerra sucia en Euskal Herria que puso su corpulencia y su perversión al servicio de la represión política y de la tortura. Digo probablemente, porque cuando Don Koldo Garcia Izaguirre recibió la Orden del Mérito de la Guardia Civil, en la categoría de Cruz con distintivo Blanco, en abril de 2018, nadie explicó muy bien por qué. Ese distintivo se otorga, según la ley 19/1976 "para premiar las acciones o conductas de extraordinario relieve, que redunden en prestigio del Cuerpo e interés de la Patria", si bien, según informaban varios medios, el verdadero motivo del galardón era su trabajo para Interior en Euskal Herria: Koldo García tendría, pues, una trayectoria larga de colaboración en la "lucha por la paz en el País Vasco" sobre todo en los años 90 en Navarra, y también se menciona que “colaboró en la reinserción laboral de exmiembros de ETA” tras su salida de prisión. No hace falta explicar el eufemismo, ¿verdad?
Un tipo genial, este Koldo. Era abril de 2018. Para entonces, quienes condecoraron al colaborador de la Guardia Civil -Interior estaba aún en manos del Partido Popular con Juan Ignacio Zoido como Ministro- ya sabían algunas cosas de su expediente que dudosamente serían merecedoras de ninguna Orden que no fuera la de arresto: en 1991, reventó a porrazos a un vecino del valle de Aranguren (catorce puntos de sutura en la cabeza y varias costillas rotas) porque el buen hombre protestó contra el vertedero de Góngora, que Koldo vigilaba junto a otros compañeros. Un indulto posterior bajo el gobierno de Aznar en 1996 le evitó ir a prisión. ¿Por qué iba el gobierno a indultar a un simple segurata de vertedero? Navarra, 1991. Aten ustedes los cabos. Pero es que Koldo, además, se haría reincidente en eso de apalizar a quien no le simpatizaba: el 11 de julio de 2010, tras ganar España el mundial en Sudáfrica, García participó junto a un Policía Nacional en la agresión a un menor en Iruña que llevaba una camiseta con la palabra ‘Independentzia’. Le sacaron del bar donde entró a ostias y le golpearon en la calle. Al principio, el chaval fue, para más inri, acusado de apología del terrorismo, pero las pruebas y testimonios eran tan evidentes que Koldo y el Policía Nacional fueron condenados a pagar sendas multas de 900 euros por una falta de lesiones. O sea, dos fascistas pasados de cubatas deciden pegar una paliza a un chaval abertzale de dieciséis años y, además, colocarle a él la responsabilidad. Ya, ya: rima con Altsasu, yo también lo he pensado.
Un año después se presentaría a las elecciones municipales como cabeza de lista del Partido Socialista de Navarra-PSOE en Huarte. Desde allí medró en el PSN, se hizo colega de Santos Cerdán, y acabó escoltando a Pedro Sánchez y Ábalos en aquella gira rebelde contra el PSOE caoba en un Peugeot 206. Decía Sánchez de su Ursus navarro, su escudero: “es uno de los gigantes de la militancia en estas tierras navarras. No obstante, este guerrillero de grandes dimensiones físicas, y corazón comprometido, es un referente político en la lucha contra los efectos de la crisis y las políticas de la derecha. Es el último aizkolari socialista”. Hasta sale mencionado en “Manual de Resistencia”, la biografía del presidente, donde narraba como García custodió, como una suerte de ”Hodor” sanchista, los avales de las primarias del partido que le llevarían de vuelta a la Secretaría General.
Luego le llegaría el puesto de asesor en el Ministerio de Transportes de José Luis Ábalos como consejero en Renfe y en los puertos del Estado. No es, sin embargo, su único premio. También colocó a su mujer de secretaria en el Ministerio y puede presumir, según El Plural, de otros reconocimientos, como la medalla de la Comunidad Foral de Navarra y el reconocimiento de la Ertzaintza y la Policía de Pamplona.
El resto es historia -y rabiosa actualidad- y me vuelve a aburrir contarlo. Que si viajes, prostitución, rock and roll y comisiones millonarias con Acciona, negocios con el golpismo venezonalo y saqueo de dinero público en plena pandemia. La derecha se frota las manos con cada nuevo audio, el PSOE tiene cada vez más difícil probar que no tenían Koldos hasta el tuétano de la organización. Pero yo quiero regresar, permítanme, a esa Orden del Mérito, cuyas razones reales todavía desconocemos, aunque las supongamos. De hecho, en algunos medios solicitaron la información relativa al expediente de dicho ingreso en la Orden, pero el Ministerio del Interior -a las órdenes de Grande Marlaska- denegó mostrarla, aduciendo que proporcionar esa información “supone un perjuicio para la seguridad pública”.
Cuando se destapó la trama, en 2022, la Dirección General de la Guardia Civil abrió un expediente para retirarle la Orden, pero la representación legal de Koldo G presentó alegaciones para que no se le retirase su valiosa Orden del Mérito ya que es pronto para concluir que su conducta "haya menoscabado el prestigio del Cuerpo de la Guardia Civil". Y probablemente tengan razón: si la Guardia Civil española se valió durante tres décadas de una persona como Koldo, un cadenero, un mercenario, un fascista que pegaba palizas a jóvenes de izquierdas e independentistas, que participaba de la explotación sexual de mujeres en un entramado de clubes y facturas para blanquear mordidas, que enredaba con dinero público de la mano del bipartidismo corrupto en Navarra que le aupó y mimó, entonces, está claro que los méritos de Koldo están al nivel de los méritos del Cuerpo. Porque ambos son lo mismo. ¿Qué política legítima, que causa justa puede abanderar nadie con engendros así en sus filas, designados como operadores fundamentales de sus fines?
Quizá lo más parecido que podamos tener a la hoja de servicios de Koldo se encuentre en un reportaje grimoso de El Mundo que abre con una foto del tipo, puro y copa en mano, rodeado de Guardias Civiles en clara actitud, digamos, festiva. Es la Navidad de 1992. Según esta crónica, García lo mismo le encontraba curro a un hijo de un guardia civil que te espiaba un piso franco, te extorsionaba o te chantajeaba. Quién sabe si no torturaría, dada su querencia a las palizas. Un coronel del cuerpo dijo que él y su socio Aldama, -que da para otra semblanza- llegaban a sitios donde los agentes no podían llegar. El periodista de ABC Javier Chicote citó una vez en televisión a Koldo García diciendo que los "tres faros" de su vida eran su padre, José Luis Ábalos y el general Galindo, jefe del cuartel de Intxaurrondo en San Sebastián durante los años 80 y 90, y cerebro de las operaciones de los GAL y condenado en el año 2000 por el caso Lasa y Zabala por los delitos de secuestro y asesinato.
Koldo concentra en sus casi dos metros de carne (y en todas sus horas de audios) la historia de la corrupción del bipartidismo, de la miseria de la política bajuna de puteros y comisionistas que, sin embargo, llegan al gobierno de un estado. Eso es el régimen del 78, con sus concejaluchos y sus asesores, sus Acciona y sus Aldama, sus tenientes y coroneles. García no es sino el símbolo hecho hombre del régimen del 78. Pero dejando las mordidas y comisiones millonarias aparte, cabe preguntarnos por qué todos ellos: un aspirante a Presidente de Gobierno, un Ministro de Transportes, otro Ministro de Interior, el secretario de organización de un partido, la guardia civil, todos, se han servido y se sirven de Koldos para sus fines. Que Koldo se curtiera en la impunidad del aparato represivo del Estado en el País Vasco, además de entre putas, minas, obras públicas, vertederos y comisiones incluidas, no es casual. La guerra sucia contra los independentistas era un buen campo de entrenamiento para los mejores soldados del régimen, y por lo que sabemos hoy, no hace falta remontarse a los 80 para comprobarlo. Es una lástima que nunca lleguemos a conocer, del todo, cuáles fueron sus servicios prestados.
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