A los de Gogora poco les ha importado dar a conocer el nivel de brutalidad con el que se comportaron los grupos paramilitares desplegados por el régimen español en Euskal Herria, lo mismo antes que después de la muerte de Francisco Franco, hito que dio pie a la "modélica transición" y a los Pactos de la Moncloa, con los que se sellaba la omertá que tantas décadas ha durado.
Pues bien, el derecho a la memoria no puede ser arrancado de un pueblo en resistencia y hoy Naiz nos informa de la partida de una mujer que enfrentó el terrorismo de estado en una vertiente vil de la cual ni Gogora ni los medios de comunicación afines al régimen hablan.
Aquí la información:
Fallece Irantzu Mugeta Montero, símbolo de la resistencia antifascista en Euskal Herria
Ha fallecido Irantzu Mugeta Montero, la joven bilbaina y militante estudiantil que sufrió múltiples agresiones fascistas en los años 80 por su compromiso político. Su historia, silenciada durante décadas, permanece como símbolo de resistencia y memoria antifascista en Euskal Herria.Irantzu Mugeta Montero ha fallecido este sábado debido a un cáncer contra el que llevaba tiempo luchando, según han confirmado familiares y colectivos cercanos a este medio. Bilbaina y víctima de varias agresiones fascistas entre 1987 y 1988 marcó un hito en la memoria colectiva de Euskal Herria.
Irantzu tenía solo 18 años cuando, el 16 de noviembre de 1987, fue secuestrada, golpeada y marcada con una cruz gamada en el hombro por parte de un grupo de ultraderechistas. El ataque, perpetrado en su propio edificio del barrio de Santutxu (Bilbo), provocó una oleada de repulsa social y quedó grabado como uno de los episodios más estremecedores del auge de la violencia política en el Estado español del régimen del 78.
Fue solo el inicio de una espiral de agresiones. El 3 de febrero de 1988, tres individuos la volvieron a atacar al acudir al domicilio de una alumna a la que enseñaba euskara: nuevamente, fue golpeada y marcada con otras dos cruces gamadas.
El 3 de noviembre de ese mismo año, en los baños de la Facultad de Bellas Artes, fue brutalmente golpeada y esta vez le grabaron las siglas GAL, en clara alusión al grupo parapolicial estatal. Posteriormente recibió una carta amenazante, y el lunes 13 de noviembre, de nuevo en los baños de la facultad, dos hombres y una mujer la atacaron: le grabaron otra vez GAL en la cara y, aunque intentaron violarla, no llegaron a consumarlo. Como en los ataques anteriores, la paliza fue tan severa que perdió el conocimiento.
Su nombre ha sido recordado en actos organizados por colectivos como Euskal Memoria Fundazioa, que han denunciado la impunidad de los responsables y la pasividad institucional ante el fascismo violento.
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