Un blog desde la diáspora y para la diáspora

viernes, 12 de agosto de 2022

5 Décadas del Kalimotxo

Euskal Herria está de plácemes y no podría ser de otra manera; el kalimotxo cumple 50 años de ser el brebaje que no pude faltar en ninguna fiesta.

Esto es lo que nos cuenta al respecto Noticias de Navarra:


El 'kalimotxo' cumple medio siglo

El 12 de agosto de 1972, en las fiestas de San Nicolás del Puerto Viejo de Algorta (Getxo), la cuadrilla 'Antzarrak' puso nombre a la bebida mezcla de vino y refresco de cola

Hoy hace 50 años, el 12 de agosto de 1972, en las fiestas de San Nicolás del Puerto Viejo de Algorta (Getxo), se le puso nombre al 'Kalimotxo', la bebida mezcla de vino y cola, y despegó su popularidad.

En este cumpleaños las fiestas de este pequeño rincón pesquero de Getxo rinden este viernes un homenaje a la cuadrilla que lo popularizó hace medio siglo, 'Antzarrak'.

 Según recuerda el Ayuntamiento de Getxo, aunque la mezcla de vino tinto y refresco de cola ya existía en el Estado español en los años 20 del siglo XX, era una bebida minoritaria debido a que apenas había establecimientos que sirvieran el refresco americano.

La cosa cambió en 1953 con la puesta en marcha de la primera fábrica de Coca Cola en el Estado español y la mezcla se popularizó bajo diferentes denominaciones: Rioja Libre, Mochete, Tincola, Cuba Libre del Pobre o Cubata del obrero.

Pero fue el 12 de agosto de 1972, en plenas fiestas de San Nicolás del Puerto Viejo de Algorta (Getxo), cuando nació el 'Kalimotxo' como tal.

La invención del término se atribuye a la cuadrilla 'Antzarrak', que aquel año asumió la organización de los festejos. Sus miembros decidieron ir a San Fermín para aprender de las fiestas accesibles más conocidas y universales.

En la capital navarra sobrevivieron ocho días, a base de bocadillos de chorizo de Pamplona y manteniendo un nivel mínimo de higiene con baños diarios en el río Arga, según relatan en El invento del kalimotxo y anécdotas de las fiestas, la historia completa del kalimotxo narrada por sus protagonistas.

"Descubrimos los encierros, aunque para asistir a las corridas no teníamos dinero ni lo tendríamos para organizarlas en nuestras fiestas, y las peñas, que nos defraudaron por su escasa participación en la calle, ya que salvo a la salida de los toros y en algunos actos aislados, todos sus festejos los realizaban dentro de sus sedes". recuerdan.

"Callejeábamos incansablemente, conocimos a gente de todas las latitudes y culturas, incluyendo los más insólitos especímenes. Participamos, como animadores, en las partidas de brisca de unas jubiladas en el Caballo Blanco. Una mañana realizamos una pequeña aportación, pintamos con tizas una inmensa pista para jugar a iturris en toda la plaza del Castillo, y cuando nosotros acabamos nuestro juego, dejamos a muchos extranjeros haciendo sus recorridos individuales a gatas por la plaza, mientras los mas cultos de entre ellos debatían en qué pasaje de sus relatos, el escritor Hemingway habría descrito tan extraño juego. Con ello descubrimos que cualquier chorrada resulta atractiva, cuando no hay ni dinero ni nada que hacer", explican los inventores del kalimotxo.  

A la vuelta con su experiencia acumulada y el desparpajo propio de la edad acabaron de definir el programa de fiestas, para las que compraron 2.000 litros de vino tinto que, no se sabe si a causa del calor reinante o debido a la picaresca del vendedor, estaba "picado".

Como el dinero gastado para su compra había sido importante, tuvieron que buscar una salida al vino defectuoso que, aunque no era nocivo para la salud según les informó un médico conocido, tenía un sabor sumamente desagradable.

Después de varias mezclas probaron con el refresco de cola, dieron con la cantidad necesaria para disimular el mal sabor del vino y llegaron a la regla de que era necesario igualar la cuantía de vino y refresco.

De este modo deberían poder colocar a la clientela 4.000 litros de ese brebaje para desembarazarse de todas las existencias de vino.

Hubo quien opinó que ayudaría el no decir de qué se trataba el brebaje, así como ponerle un nombre atractivo.

Las ideas para el nombrecito no cuajaban, hasta que apareció un amigo de la cuadrilla, un erandiotarra apodado "Kalimero" pero más conocido con la abreviatura de "Kali", de aspecto poco agraciado; alguien comentó que en euskara feo se dice "motxo", con lo que la asociación del nombre 'Kalimotxo' fue rápida y unánimemente adoptado por todos y todas.

El éxito fue increíble. El término 'kalimotxo' se fue extendiendo por Euskadi y Navarra, popularizándose ya a principios de la década de 1980, y de ahí se extendió por las regiones vecinas y finalmente a todo el Estado.

Más tarde, la multinacional Coca Cola registró el nombre de la popular bebida. Incluso la Real Academia Española de la Lengua reconoce la denominación Calimocho como nombre de la mezcla de vino tinto con refresco de cola.

Hoy se cumplen 50 años del despegue de la popular bebida, tiempo en el que han cantado al 'kalimotxo' desde Pablo Carbonell a La Otxoa o la rockabilly estadounidense Eilen Jewell, y la bebida sigue vigente. No ganará concursos gastronómicos, pero es barata, simple y fresquita. 




°

No hay comentarios.:

Publicar un comentario