Vaya, miren de lo que se viene uno a enterar.
Por conducto de la página Press Digital nos encontramos con un supremacista lingüístico inglés que en el Siglo XIX anduvo recorriendo la península ibérica, sin aprender mucho que digamos, para desmayo de aquellos que dicen que viajar es la cura para el "nacionalismo".
Aquí la información:
Miguel EscuderoGeorge Borrow fue un viajero y lingüista británico del siglo XIX. Entre 1836 y 1840 estuvo en España, como representante de una Sociedad Bíblica para divulgar el protestantismo. Supo granjearse muchas simpatías entre la gente corriente, que le denominaba con afecto, tanto Don Jorge como Don Jorgito.Dotado extraordinariamente para los idiomas, tradujo los evangelios al caló, la lengua gitana, e hizo traducir al vascuence el evangelio de san Lucas a un médico llamado Oteiza, cuya traducción no le satisfizo del todo; pero en vano buscó otra mejor. En 1842 publicó La Biblia en España, un libro en el que daba cuenta de sus peripecias en nuestro país, por el cual llegó a sentir vivo entusiasmo.Este escrito le dio gran fama, la Enciclopedia Británica califica su éxito de ‘instantáneo y arrollador’; y su impacto, en especial, en los Estados Unidos fue enorme. Fue traducido al alemán, al francés y al ruso, pero hubo que esperar casi ochenta años para que de la mano de Manuel Azaña hubiera una versión española.Borrow dice que hablaba vascuence o vizcaíno, pero que lo hacía con inseguridad porque le presentaba muchas dificultades y se diferencia mucho de todas las demás lenguas. Es más, contaba que se trata de ‘una singular anomalía’, ya que en general, resulta más fácil decir lo que no es que lo que es. Se inclinaba a incluir el euskera ‘entre los dialectos tártaros más bien que entre los del sánscrito’.Opinaba que el idioma vasco presenta facilidad para componer versos: una lengua de vocales “extremadamente suave y melodiosa, muy superior en este respecto a cualquier otro idioma de Europa, sin excluir el italiano”. No obstante, aseveraba que carecía de poetas dignos de consideración y que su estudio ofrece muy pocos alicientes, pues ninguno de sus dialectos posee una literatura de calidad “que recompense el trabajo de aprenderlo”. Sus opiniones eran categóricas y taxativas. Según el, las mujeres vascas son “muy despiertas y agudas” y suelen tener más talento que los hombres, “un tanto lerdos”, aunque “bondadosos y hospitalarios con los forasteros”.Escribía que los vascos afirman que todas las lenguas proceden del vizcaíno, y remataba: “pero los vascos son gente muy ignorante y no saben nada de filosofía del lenguaje”. Tópicos y más tópicos, concluyo yo. Qué pena. Pero Bego sonríe de oreja a oreja, mientras habla y no escucha.
O sea que el tal Jorgito, muy bueno para eso de aprender idiomas, se le dificultó el euskera... pero eso sí, puso en duda la traducción del mencionado médico. Y de las caracterizaciones que hizo de los vascos, pues qué decir, ya Aymeric de Picaud se le había adelantado con las lindezas que dejó por escrito en el Códice Calixtino (Codex Calixtinus).
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