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sábado, 21 de enero de 2017

Trump Desnuda

Así es, el flamante nuevo gerente en turno que la oligarquía estadounidense ha colocado en la Oficina Oval... desnuda.

Lo han leído bien, desnuda.

Ayer, durante su toma de posesión ante un Barack Obama que obsequiosamente se pasó de la raya con su personaje de amoroso y galante adalid de las buenas maneras estadounidenses, algunas calles en algunas ciudades fueron el escenario para una serie de protestas que muchos alrededor del mundo interpretaron como una señal de esperanza y de que no todo está perdido, si en las urbes del Imperio había quienes se atrevieron a lanzar piedras en contra de los cristales blindados de bancos y restaurantes de comida rápida mientras portaban banderas negras con la A de la anarquía... entonces nos podíamos ir a dormir en paz pues la revolución aún estaba viva, ahí, en el corazón de la bestia.

Pero no solo eso, las redes sociales estallaron en algarabía ante la rebelión que desde el campo feminista se diseminó por todo el mundo. Mujeres altas, bajitas; delgadas, regordetas;  jóvenes, viejas; vestidas, encueradas; peinadas, despeinadas... americanas, asiáticas, africanas y europeas... mujeres de todas las latitudes... le informaron a Trump cuán molestas estaban.

Y de pronto... esto:







Ahí, en esa imagen, se resume el problema.

No, no existe esperanza alguna de que el pueblo estadounidense pueda liderar algún día un proceso de emancipación en contra de la oligarquía WASP.

Si sus estamentos más iluminados; sus "rebeldes", sus "contrasistema", sus "feministas", sus "demócratas" vaya... están tan adoctrinados como para llevar este mensaje a sus protestas callejeras entonces realmente el pueblo estadounidense no tiene salvación y necios serán quienes desde las colonias piensen que aún hay esperanza de una revuelta en la metrópoli.

Lo dijimos, Trump desnuda, y en el caso de la mujer en la foto lo que ha quedado al descubierto, ahí para que todos los veamos, es su incapacidad para entender que esa nación fue construida por saqueadores, saqueadores que exterminaron a millones de personas para quedarse con la tierra y que esclavizaron a otros tantos millones para poder producir los insumos de su acelerado desarrollo industrial. Así de sencillo, sin eufemismos, sin edulcoramientos, sin fantasías metafísicas. Fue una invasión, seguida de despojo y de un saqueo que continúa de forma ininterrumpida hasta nuestros días.

Pone en evidencia que esta mujer o no tiene información acerca de la digna resistencia dakota en contra del oleoducto o ni siquiera le importa. Cualquiera de las dos opciones es simplemente imperdonable.

Así que ahí queda la cosa, Trump a llegado para desnudar... a tirios y a troyanos.





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