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miércoles, 11 de enero de 2017

Entrevista a Lalieu y Hassan

Ahora resulta que según la inteligentsia Obámica, Putin no solo se involucró en las elecciones de su compadre Donald sino que lo ha hecho en veinte, ha oído usted bien, veinte procesos electorales de otro tanto de países.

O sea, a Washington le arde lo que Putin está logrando en Siria -y el hecho de que puede llegar a hacerlo también en Donbass-.

Es por lo anterior que les compartimos esta entrevista de La Marea replicada en la página de Investig'Action:


José Bautista

“A ver quién es el listo que puede explicarnos lo que está pasando en Siria”. Aquellas palabras durante una conferencia sobre medios de comunicación fueron las que empujaron a Grégoire Lalieu, periodista belga de Investig’Action, a escribir Yihad made in USA. A lo largo de sus casi 300 páginas y con la ayuda del diplomático etíope Mohamed Hassan, este libro es una investigación periodística plagada de citas y referencias que pone de relieve las contradicciones de la propaganda y se aferra a los hechos para arrojar luz acerca de lo que está sucediendo en Siria, una guerra que ya ha causado más de 250.000 muertos y 4,5 millones de desplazados.

Tras su lanzamiento en español de la mano de la revista y editorial El Viejo Topo, los autores de esta controvertida obra responden por e-mail a La Marea sin ambigüedades ni rodeos.

Yihad made in USA es una radiografía a la complejidad de la guerra siria. ¿Podrían explicarnos en pocas palabras qué está pasando en Siria ahora mismo?

Mohamed Hassan (MH): Hay una guerra imperialista en Siria. Estados Unidos, Francia, Reino Unido y sus aliados regionales —Arabia Saudí, Qatar y Turquía— querían cambiar el régimen en Siria usando mercenarios y armando a grupos islamistas. Israel también está implicada. Desearon que el régimen colapsara rápidamente y trataron de romper la línea de resistencia entre Irán, Hezbolá y Siria que contribuyó a la derrota de Israel en Líbano en 2006. Esta guerra también intervino en el programa estadounidense para reorganizar esta región estratégica con el fin de mantener a raya las potencias emergentes de Oriente Medio. En el caso del conflicto sirio, se trata también de una guerra directa contra Rusia. El conflicto en Siria es una especie de ‘Ucrania de Oriente Medio’.

Grégoire Lalieu (GL): Hubo una chispa detonante que resultó en un levantamiento popular en Deraa en 2011. En el contexto de las primaveras árabes, Occidente y sus aliados usaron estas revoluciones como pretexto para hacer cambios de regímenes. Pero los levantamientos fueron secuestrados. Ahora dicen que apoyan al pueblo sirio, pero la mayoría de los sirios defiende a su gobierno y pide que se limpie el país de terroristas apoyados por la OTAN, tal y como reflejan muchas encuestas.

¿Quién es quién en esta guerra?

MH: Gobierno contra terroristas. El gobierno está compuesto por el Partido Baath, el Partido Comunista, el Partido Socialista y otras fuerzas patrióticas. Algunas estaban en la oposición y se unieron al gobierno en la guerra para derrotar a las fuerzas terroristas apoyadas por la OTAN.

GL: No se comenta en medios occidentales acerca de la oposición que se unió al gobierno. Nuestros medios sólo hablan acerca de quienes están en contra del gobierno sirio. Supuestamente la OTAN apoya a rebeldes moderados, pero eso es una broma de mal gusto ya que la rebelión está dominada por grupos terroristas. En primer lugar, las fronteras entre moderado y terrorista no estaban claras. Algunos combatientes saltaron del Ejército Libre Sirio a Al-Nusra y viceversa, lo que llevó a la desaparición del Ejército Libre Sirio. Estados Unidos intentó crear un grupo moderado, destinaron mucho dinero e incluso fuerzas especiales, pero algunos de esos rebeldes moderados se unieron a grupos terroristas y otros huyeron y dieron sus armas a los terroristas. Si Occidente apoya a grupos moderados, ¿dónde están? ¿Por qué no los vemos en televisión? ¿Por qué no sabemos sus nombres?

Bajo el pretexto de “democratizar” Siria, varios países occidentales entregaron armamento y dinero a grupos rebeldes que finalmente se han convertido en un problema. ¿Qué piensan al respecto?

MH: Buscaron la moderación pero fallaron en sus cálculos. Como Occidente no puede mandar sus propias tropas, tuvo que usar grupos armados sobre el terreno, y su socio regional, Arabia Saudí, apoyó a los grupos terroristas para combatir al Ejército sirio. El periodista Seymour Hersh explicó que el antiguo jefe del servicio de inteligencia saudí, el príncipe Bandar, confesó a los oficiales estadounidenses que él podía usar a los grupos sectarios en la región. Estaba equivocado, y ahora hay un retroceso porque esos grupos, al igual que ISIS y Al Qaeda, no son sólo mercenarios, sino que tienen su propia agenda.

GL: La estrategia de la oposición y de Occidente fue presentar al gobierno sirio como un régimen alauí. Los alauís sólo representan el 10% de la población siria, mientras que los sunís son el 70%. Eso llevó a mucha gente a esgrimir eslóganes religiosos en las manifestaciones. Esperaban que la mayoría de la población se volviera en contra del gobierno y que muchos soldados abandonaran el ejército, pero fallaron. Esto destruyó el inicio de una revuelta popular, porque las consignas religiosas atemorizaron a la mayor parte de los sirios. Muchos querían reformas, acabar con la corrupción, más libertades… Pero no querían que en su país estallara una guerra confesional. Tenían el ejemplo de Líbano, y no querían eso. Por tanto, la estrategia confesional contribuyó a dar más legitimidad al gobierno sirio.

¿Por qué se habla tanto del régimen de Al Assad mientras que se guarda silencio sobre los de Arabia Saudí, Qatar, Bahrein y Egipto?

MH: Qatar, Arabia Saudí y Bahrein son Estados-cliente, están totalmente alineados con las políticas de Occidente. Son Estados feudales controlados por familias que tienen apoyo del imperialismo occidental, no podrían estar ahí si fuera de otra forma. Son camelleros con bases militares estadounidenses.

GL: Siria solía representar el nacionalismo árabe. El nacionalismo es un gran problema para el imperialismo porque pretende que los árabes saquen provecho de sus propios recursos, sin permitir que las empresas occidentales metan la mano en sus bolsillos. Desde el año 2000 el gobierno sirio intentó estar menos aislado, hizo algunas reformas económicas y cooperó en la guerra contra el terrorismo. En aquel entonces, Al Assad fue invitado por [Nicolas] Sarkozy para el desfile del 21 de julio. Gadafi también fue invitado a París. Pero no fue suficiente desde el punto de vista económico, y Siria mantuvo alianzas con Irán, Hezbolá, Hamás y Rusia, algo inaceptable para las fuerzas occidentales.

¿Hasta qué punto es posible hablar de buenos y malos en esta guerra?

GL: La vida no es en blanco y negro. La guerra siempre es terrible. En el caso del conflicto sirio, lo importante es encontrar una solución para poner fin a la guerra. Hace cinco años ya dijimos que este conflicto sólo podía tener una solución política. El problema es que el llamado “Grupo de Amigos de Siria” siempre sabotea las negociaciones. Mientras los sondeos revelaban que Al Assad tenía el apoyo de la mayoría de la población y el ejército sirio ganaba sobre el terreno, los “Amigos de Siria” siempre dijeron que la retirada de Al Assad era una condición sine qua non para negociar.

Los periodistas aún empleamos términos como “islamista” sin reparar demasiado en su complejidad. ¿Cuál es el resultado de esta ambigüedad?

GL: El resultado es que mucha gente pone en el mismo saco a terroristas, políticos, progresistas, conservadores y así sucesivamente. Tal y como explicamos en el libro, hay diferentes líneas de islamismo. Sucede igual en el cristianismo: no pondríamos en la misma línea a Angela Merkel, la Teología de la Liberación y Anders Breivik. ¿Por qué hacer eso con el islamismo?

Algunos argumentan que mantener a Al Assad en el gobierno es la única solución del conflicto. Otros piensan que la guerra continuará si Al Assad no se marcha. ¿Ven otras salidas para poner fin a la guerra?

MH: La guerra se acabó. Puedes crear una guerra, pero no predecir su resultado. La OTAN pensó que derrocaría a Al Assad rápidamente, nunca esperó tanta resistencia ni la intervención de Rusia, y esto ha cambiado el balance de poderes en la región. Turquía también cambió de parecer. Arabia Saudí tendrá problemas, pues apostó demasiado en la guerra siria y perdió. Un proverbio somalí dice: “si cavas un agujero contra tu enemigo, no lo hagas demasiado profundo. Puede que seas tú quien caiga en él, y si es demasiado hondo, no podrás salir”. Esa es la situación de Arabia Saudí.

El conflicto sirio está siendo retransmitido por medios relativamente nuevos, entre otros Al Jazeera y Russia Today. Sin embargo, al igual que sucede con otros medios como CNN o la BBC, estas cadenas también tienen sus propios intereses. ¿Qué pueden hacer los ciudadanos para encontrar información objetiva sobre lo que sucede en Siria?

GL: El problema con los medios occidentales ocurre cuando cuentan la misma historia, y esto siempre sucede cuando la OTAN está envuelta en una guerra. La aparición de nuevos medios enriquece el pluralismo informativo. Por supuesto, pueden tener sus propios intereses y, por tanto, la solución está en las manos de los ciudadanos. La información no es una pizza precocinada que sólo hay que introducir en el horno. Estar informado implica hacer los deberes, hay que consultar diferentes fuentes, comparar hechos y tratar de obtener una opinión propia.








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