Por conducto del impresentable García-Margallo el régimen borbónico franquista le ha hecho ver muy claro al gobierno del colombiano Juan Manuel Santos que para los franquistas no hay necesidad de un proceso de paz pues ellos resultaron victoriosos en 1939 y que por lo tanto hoy su tarea es la misma, exterminar a los "bandoleros" que aún quedan por ahí.
Mientras tanto los tontos útiles Joaquín Sabina y Miguel Bosé, quienes actúan ya no por ignorancia sino por complicidad en sintonía con García-Margallo, se pintan símbolos de la paz para exigirla en Colombia, sin voltear a ver su propio patio, el estado español.
Dicho lo anterior, les compartimos este reportaje publicado en Naiz:
El Gobierno colombiano y las FARC-EP firman este lunes la paz en Colombia
El Gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP) rubricarán este lunes el acuerdo que cerraron el pasado 24 de agosto tras cuatro años de negociaciones en La Habana para poner fin a más de 50 años de guerra, el primer paso para dar inicio a un proceso inédito hacia la conquista de la paz.
Santos y el máximo líder de las FARC, Timoleón Jiménez, ‘Timochenko’, estamparán sus firmas en el texto pactado durante una ceremonia solemne que arrancará a las 17.00 (hora local, medianoche en Euskal Herria) en la ciudad colombiana de Cartagena. Solo ellos tomarán la palabra para anunciar el paso de la guerra a la paz.
Este momento histórico estará atestiguado por 15 jefes de Estado, la mayoría latinoamericanos; 27 ministros de Exteriores y una decena de presidentes de organizaciones internacionales, entre los que destacan el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, y el de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro.
Pero no serán los únicos invitados. Unas 2.500 personas, incluidos tres expresidentes –el español Felipe Gonzalez, el uruguayo José Mujica y el mexicano Ernesto Zedillo– y el ex jefe de la ONU Kofi Annan, llenarán el Patio de Banderas del Centro de Convenciones de Cartagena, todas ellas vestidas de blanco, por exigencias del protocolo, un color que ha teñido cada uno de los hitos de este proceso de paz.
Este será el acto central de un día plagado de gestos simbólicos que comenzará a las 8.00 con un homenaje de Santos a los miembros de la Fuerza Pública –policías y militares– en la Escuela Naval de Cadetes.
A mediodía, el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, oficiará una misa en la Iglesia de San Pedro Claver en pro de la reconciliación. «Se espera que ese día, a esa hora, en todas las iglesias del país se realice una ceremonia similar», ha detallado Lacouture.
Después, Santos ofrecerá un almuerzo a todos los líderes invitados para agradecer «el apoyo constante de la comunidad internacional al proceso de paz», que ha sido clave para la consecución de este acuerdo, «así como a la etapa de postconflicto que se avecina», ha señalado Lacouture.
De este modo, Cartagena, conocida popularmente como La Heroica porque «a través de la historia ha resistido los embates de todo el mundo, con coraje y valentía», será ahora «la ciudad de la paz». «Aquí se cierra un capitulo muy triste de nuestra historia», ha subrayado el presidente colombiano.
Acuerdo de paz
Con esta firma, el Gobierno y las FARC blindarán un acuerdo de paz de 297 páginas en las que se desgranan los seis acuerdos parciales que lo componen: desarrollo agrario y rural, participación política, cultivos ilícitos, víctimas, fin del conflicto y refrendación, implementación y verificación de lo pactado.
El acuerdo sobre desarrollo agrario y rural contempla la creación de un Fondo de Tierras para lograr la «democratización» del campo colombiano, «en beneficio de los campesinos sin tierra o con tierra insuficiente y de las comunidades más afectadas por el conflicto, promoviendo una desconcentración y una distribución equitativa».
El objetivo de la participación política, por otro lado, es que surjan nuevas fuerzas, entre ellas el partido en el que se transformen las FARC una vez desmovilizadas, con las suficientes garantías de seguridad para desarrollar su labor, que se concretarán en un «estatuto de la oposición»
Las FARC se han comprometido además a «poner fin a cualquier relación que, en función de la rebelión, se hubiese presentado con el narcotráfico». Las partes han diseñado un mecanismo para la erradicación de los cultivos ilícitos y su sustitución por otros legales.
Uno de los pilares del acuerdo de paz es el relativo a las víctimas, que crea una jurisdicción especial encargada de esclarecer y sancionar las violaciones de los derechos humanos y los crímenes internacionales cometidos en el conflicto armado por todos los que hayan participado en él, que se completa con medidas para obtener verdad y reparación e impedir la repetición.
Las partes han pactado igualmente un cronograma que da 180 días a las FARC para entregar las armas. Los guerrilleros se concentrarán en zonas y puntos concretos del territorio colombiano hasta que se reincorporen plenamente a la vida civil, donde estarán protegidos por una misión internacional bajo el paraguas de la ONU.
Plebiscito
La firma de este lunes es un acto simbólico porque estos cinco acuerdos todavía tendrán que pasar el examen de las urnas en el plebiscito que se celebrará el próximo 2 de octubre para que los colombianos decidan si aceptan o rechazan lo negociado en La Habana.
El umbral mínimo de participación para que la consulta popular sea válida está en el 13% del censo electoral, formado por 33 de los 48 millones de habitantes que tiene Colombia, por lo que solo se requieren 4,5 millones para que el acuerdo de paz sea ratificado o anulado.
La campaña por el ‘no’, liderada por los expresidentes Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, clama contra un acuerdo de paz que –desde su perspectiva– da impunidad a las FARC y condiciona el futuro desarrollo de Colombia. Sin embargo, se muestra a favor de la paz y asegura que, de ganar el ‘no’, aún sería posible renegociar un acuerdo mejor.
Santos ya ha advertido de que «esto sería catastrófico». «Si llega a ganar el ‘no’, volvemos a lo que teníamos al comienzo de este Gobierno, volvemos al conflicto armado», ha afirmado. En la misma línea se han expresado las FARC. «No existe la más mínima posibilidad de que lo acordado en La Habana sea renegociado», ha subrayado Carlos Antonio Lozada, miembro del Secretariado de la guerrilla.
Postconflicto
Aunque el acuerdo de paz sea refrendado por los colombianos, Gobierno y FARC son conscientes de que aún queda un largo camino por recorrer: construir la paz después de 52 años de guerra.
Colombia se enfrenta a retos humanitarios importantes, como la búsqueda de los más de 160.000 desaparecidos durante el conflicto armado y el desminado del país, de acuerdo con el último informe del Comité Internacional de Cruz Roja (CICR).
Además, deberá afrontar una reestructuración de las Fuerzas Armadas, hasta ahora centradas en el combate a las guerrillas, para neutralizar la creciente amenaza de las bandas criminales (bacrim) y evitar que estas ocupen los espacios abandonados por las FARC.
Todo ello, así como la implementación de los acuerdos de paz, requerirá inmensos recursos humanos y materiales de los que Colombia no dispone, de modo que el apoyo de la comunidad internacional será crucial para el éxito de este proceso.
Santos confía en que, si se hace bien, «no solamente va a salvar muchas vidas, sino que va a cerrar la fábrica de víctimas». «Es una oportunidad única. Colombia es un país con un potencial enorme que, si logramos encauzar, aquí no hay quien nos pare», ha aseverado.
¿Y a qué viajó el terrorista de estado Felipe Gonzáles a Colombia?
A apoyar la campaña del 'no' del pro-franquista y genocida Álvaro Uribe, a qué más.
Y ya ni hablemos del mexicano Ernesto Zedillo y su infame ataque paramilitar a la comunidad de Acteal en Chiapas.
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