Tanto Koldo Campos como Iñaki Egaña ya han dado su punto de vista sobre el fenómeno, es ahora momento de compartirles este comentario en Gara por parte de Alberto Pradilla:
Los artículos étnicos sobre Euskal Herria llegan a la prensa española cada cuatro años como si Jaime Mayor Oreja y Nicolás Redondo Terreros se hubiesen dejado el molde en los ordenadores y a nadie se le hubiera ocurrido cambiarlo. En todas sus vertientes la idea es la misma: el español es un abierto «ciudadano-del-mundo» siempre dispuesto a la «unidad» por un bien absoluto y humano mientras que el vasco, mezquino y encerrado en sí mismo, se atrinchera en costumbres ancestrales o de hace dos décadas por el mero placer de sentirse diferente.
Los medios no deberíamos perder el tiempo en castigarnos unos a otros por lo que publicamos. La rueda sería interminable. Pero cuando el patrón se repite en varias cabeceras llama la atención. No niego el derecho, incluso la obligación, de reírnos de nosotros mismos. Pero el tono de superioridad es insultante. Puestos a faltar, que lo hagan bien. Al menos, como Rajoy en la investidura.
Abrió la veda ‘‘El País’’ con un texto sobre los estereotipos. Cuestión que, por otra parte, a mí siempre me hace gracia. Que fuesen Oscar Terol y Borja Cobeaga dos de los «expertos», teniendo en cuenta que poca gente como ellos ha sacado tanto partido a la caricatura, podría tener su sentido. El problema es que terminaban haciendo lo mismo que ellos achacaban a la izquierda abertzale: confundir el término «vasco» con la deformación que ellos construyeron de una tribu urbana. Así, vasco es sinónimo de independentista y este de una especie de «mohicano»
Con estos antecedentes, que ‘‘El Mundo’’ refritase un «hit» de José Luis Barbería (‘‘El País’’) sobre los apellidos casi suena a chiste. Por no liarnos demasiado, esta teoría dice que los apellidos de origen euskaldun son garantía de mejores puestos en la Administración a pesar de ser minoría. El nivel lo marcan los reportajes de ‘‘Abc’’ llamando «charnego» a David Fernández. Para cerrar el círculo no podía faltar la alusión al «euskara obligatorio». Como dijo Gabriel Rufián, diputado de ERC, «monolingües diciéndonos a los bilingües que seamos trilingües». En palabras de Rosa Díez, «ven y cuéntalo».
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