Y mientras el franquismo borbónico se da golpes de pecho por lo que acontece en Catalunya, desde ahí, desde las naciones sin estado atrapadas en la pesadilla españolaza, se recuerda muy bien los impunes excesos cometidos por el régimen emanado de la sublevación fascista de 1936.
Les compartimos este artículo publicado en Noticias de Álava:
En Rioja Alavesa, al igual que en otros lugares del país, todavía quedan páginas de la historia por escribir, restos a los que les falta rostro y nombre y explicaciones sobre las razones por las que en la Guerra Civil y en los años posteriores se persiguió con inquina a determinados sectores de la población. Por esa razón, el próximo 17 de septiembre, sábado, un homenaje popular honrará la memoria de las personas represaliadas por el franquismo en Rioja Alavesa, especialmente a aquellos que sufrieron la represión en el contexto de los meses inmediatamente posteriores al golpe del 18 de julio de 1936. Se calcula que no menos de 40 vecinos de la comarca fueron asesinados extrajudicialmente en esas fechas a manos de escuadrones de la muerte fascistas. Esa represión se cebó con especial intensidad en Labastida, Elciego y Laguardia.
El evento tendrá lugar en Villabuena, en el espacio conocido como Ibaola Harriak, cementerio laico ubicado sobre una hermosa terraza entre viñas a las afueras de la citada localidad riojanoalavesa. La cita fijada para ir en kalejira hasta dicho lugar es a las 17.45 horas en la plaza del pueblo.
El homenaje es un acto autogestionado desde el grupo activista Ekiloreak, iniciativa creada este año para dar acompañamiento en la comarca a luchas de diversa índole, o impulsarlas directamente, como es el caso. Así, éste será el primer evento de estas características que se organiza en Rioja Alavesa. El hecho de que a lo largo de estos 40 años no se haya propiciado un recuerdo u homenaje a nivel comarcal es lo que ha animado a Ekiloreak a ponerse manos a la obra aprovechando la efemérides del 80 aniversario del golpe militar y de los trágicos acontecimientos que de su mano llegaron en el final del verano y arranque del otoño de 1936, especialmente en Rioja Alavesa, que fue la comarca alavesa más castigada en lo que a represión con resultado de muerte en retaguardia se refiere y también en la que más expedientes de responsabilidades políticas se incoaron.
Entre los sectores que más sufrieron la represión, incluso desde el comienzo mismo del golpe, destacan los profesionales de la educación, los maestros y la gente que se movía en el mundo del Magisterio. En ese sentido, el historiador Javier Gómez Calvo, autor de libro Matar, purgar, sanar aporta datos sobre qué contexto general se produjo tras el golpe, esto es, cómo operó el nuevo régimen en relación a quienes estuvieron trabajando en un sector u otro en la República. Así, narra que tras el golpe se produjeron depuraciones -en general, en ámbitos laborales diversos, no sólo en el Magisterio- de manera inmediata, y se crearon comisiones formadas por notables del pueblo o caciques, entre otros. Dice el autor que este asunto en Laguardia fue donde tomó “la experiencia su forma más acabada y perfecta” y recuerda que en febrero de 1937 se creó una Junta de Investigación para investigar izquierdistas que no colaborasen lo suficiente con el nuevo régimen. La iniciativa no fue seguida en el resto de municipios con el mismo interés que en la cabecera de la comarca. No obstante, Lantziego sí envió un minucioso listado relativo a las conductas políticas y religiosas de muchos vecinos antes del golpe, a los que se impuso multas. En otras zonas, como en Oion, el alcalde se negó a hacer nada.
En cuanto a las escuelas, las autoridades que participaron en esos informes dieron cuenta de acciones de seis maestras y tres maestros, hallando causas contra cinco de esos nueve. Para hacerse una idea del tipo de cargos de comportamiento izquierdista se hablaba, por ejemplo, de Elvira Domínguez de Igoa, a quien se le achacaba nudismo aunque posteriormente se demostró que la habían recetado baños fríos y ésa era la razón de su desnudez; o a Manuel Martínez de Antoñana, a quien se trasladó de escuela al detectarse en él “frialdad religiosa”. Además, en Labastida, Javier Gómez Calvo cita al maestro de esa localidad, José Fidel Ortiz de Anda, de UGT, que también fue víctima de la represión y fue fusilado en Vitoria el 27 de octubre de 1936.
El caso de Juan Larreta
Juan Larreta murió el 25 de julio de 1936 y los últimos datos de su vida los ha investigado Jesús Vicente Aguirre, autor del libro Aquí nunca pasó nada. Narra Aguirre que cuando Larreta “oyó a los requetés leer el Bando de Mola decidió intentar llegar a Francia con Heliodoro Villaley tras despedirse de su hijo mayor, José, y encargarle el cuidado de los pequeños”. Sin embargo, Heliodoro y Juan fueron detenidos a los pocos días. No están claros los detalles de su muerte, pero los esfuerzos de su familia les permitió encontrar en Laguardia un certificado de defunción de un “varón desconocido” de unos 60 ó 65 años, que murió “a consecuencia de heridas de arma de fuego” en las primeras horas de la noche del día 25 de julio y “que habrá de recibir sepultura en el cementerio de esta villa” lo que supone que “el lugar de ejecución fue cercano, o que alguien dejó su cadáver por la zona”.
Fueron necesarios muchos años de investigaciones y de recopilación de documentación por parte de familiares e investigadores. Finalmente se pudo determinar que en Laguardia había una fosa común con los cuerpos de tres personas. Dos de éstas eran Juan Larreta, un maestro en la localidad de Treviana, en Rioja Alta y el Padre Bombín, un franciscano del convento de Anguciana, también de Rioja Alta. El tercero sigue siendo un desconocido y muy difícil de determinar, ya que los restos fueron exhumados hace unos años.
Una vez aclaradas las dos identidades, el 21 de julio de 2012, la familia de Juan Larreta colocó una placa en recuerdo de estas tres personas. El acto fue publico y en él estuvieron presentes el hijo mayor del maestro, que reside en París desde 1936; una nieta; Carlos Muntión, editor y director de la revista Piedra de Rayo y habitual investigador de temas de Rioja Alavesa; y Jesús Vicente Aguirre, autor del libro Aquí nunca pasó nada-La Rioja 1936).
Del maestro Larreta se sabe que era un partidario de la Institución Libre de Enseñanza, que trataba de inculcar en el pueblo y que estaba muy comprometido en la ayuda a los menos favorecidos de la localidad. Trató de huir al principio de la guerra, pero no lo logró, aunque sí su familia, gracias a una persona que trabajaba para ellos.
°
No hay comentarios.:
Publicar un comentario