Les compartimos este texto que ha sido publicado en Nabarralde:
La pérdida de la soberanía política de Navarra generó las condiciones necesarias para el avance de un progresivo genocidio cultural. Desde la destrucción de los castillos que defendían al reino en el siglo XVI hasta las actuales medidas tendientes a la desaparición del euskera, forman parte de un plan sistemático de inferiorización y eliminación de la cultura autóctona de navarra.
Cuando se organizó el conocimiento moderno, durante el positivismo decimonónico, la cultura euskalduna carecía de instituciones soberanas capaces de garantizar su desarrollo natural y poder mitigar los efectos estigmatizadores que desde Madrid y París se promovían sobre sus orígenes “oscuros” y “no nacionales”. De esta manera se fue creando un discurso que caracterizaría a la cultura euskalduna como “antimoderna”, incompatible con el progreso occidental. Durante el siglo XX las experiencias traumáticas que supusieron las dictaduras genocidas de primo de Rivera y Franco llevaron al extremo los intentos de exterminio de la cultura, con su prohibición explícita.
La etapa neoliberal, caracterizada a su vez por la exclusión social, la violencia institucional, la frivolización de la política y la corrupción generalizada cuya imagen trágica fue la Transición franquista, los gobiernos neoliberales de Aznar, Rodríguez Zapatero y Rajoy, y en el plano local representado por la farsa continuista de UPN-PSN y PPN, continuaron con las políticas anti-euskaldunas. La adopción del modelo neoliberal por parte del Estado español y sus socios en navarra potenció la tradición cultural hispanista. Su principal objetivo es proporcionar un relato histórico de cohesión social para que los conquistados piensen que históricamente forman parte de la nación española. Demás está decir que esta tradición es la que se imparte en los centros de enseñanza públicos de navarra.
Los esfuerzos argumentativos de esta tradición en canonizar la hispanidad de navarra a través de un tautológico y falaz mimetismo histórico, se apoyan sobre tres grandes ejes:
~ La administración de un relato basado en la filiación del “destino de hispanidad” del pasado navarro como agente de homogeneización, eliminando la milenaria memoria e identidad euskalduna de navarra.
~ La invención de una tradición durante la modernización estatal del siglo XIX, luego de la provincialización del reino (1841) y las derrotas carlistas, que intentó legitimar la hispanidad en la identidad de navarra a través del sobredimensionamiento de la participación navarra en la batalla de las navas de Tolosa (contemporánea a la conquista castellana de la Navarra oriental) y la reflexión oficial del quinto centenario de la conquista de 1512 como una voluntaria incorporación a castilla y como acontecimiento purificador de la catolicidad.
~ La pretensión hegemónica en el control de las instituciones que legitiman el pasado desde donde promover la interiorización profunda y alienante de la ideología hispana. Ej: Los centros de enseñanza del Estado, La Institución Príncipe de Viana, La Universidad de Navarra, Museos, Archivos históricos, Bibliotecas, Fundaciones, etc.
La estrecha relación del neoliberalismo ideológico, representado por UPN, PPN, PSN y el Opus Dei, con la tradición historiográfica hispanista de Navarra halló en Jaime Ignacio del Burgo su exponente más mediático. Paladín del neoliberalismo y con la corrupción como bandera, Del Burgo luchó infatigablemente por el rechazo de una integración autonómica de Navarra con los demás territorios vascos de hegoalde. La tradición hispanista ha servido de sustento cultural como relato histórico desde donde se legitima la penetración neoliberal.
El neoliberalismo navarro se caracteriza por un odio visceral a las manifestaciones culturales autóctonas de navarra. En este caso el euskera fue y es víctima de la permanente opresión y amenaza que desde el gobierno se lleva a cabo. Sectores neoliberales consideran al euskera como "caballo de Troya" del nacionalismo vasco en Navarra (así lo hace Jaime Ignacio del Burgo en su libro El ocaso de los falsarios). De esta manera se realizaron esfuerzos políticos para eliminar al euskera en su solar originario a través de la promulgación de leyes que acorralan a los euskaldunas en determinadas zonas del territorio e impiden el acceso a la educación en euskera en aquellas zonas consideradas no vascófonas.
Al monopolizar el aparato estatal neoliberal, la tradición hispanista ha desarrollado un estricto control cultural, asfixiante y fascista, que actúa bajo todas las formas de cooptación y represión cultural conocidas: censura, destrucción patrimonial y bibliocastía. Esta última quedó en evidencia por la escandalosa decisión del Consejero de Educación José Iribas de prohibir más de 20 libros utilizados en educación, donde aparecía Navarra como parte de Euskal Herria, que mereció el repudió general de la sociedad y una cáustica respuesta del editor y escritor José Mari Esparza Zabalegi.
La experiencia histórica demuestra que sin independencia política no se puede garantizar el desarrollo de la cultura autóctona de Navarra.
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