Es increíble lo fácil que se dejan engañar algunos.
Desde hace unas horas circula por las redes sociales esta foto:
A la gente, inclusive a luchadores sociales curtidos, se les derrite el corazón "ante la humanidad que refleja la imagen", ante la posibilidad que "el amor detenga la violencia" o que "cupido no reconozca color de piel, banderas, idiomas o religiones".
Nada más lejos de la verdad, esta imagen es una pieza de propaganda que sería la envidia del mismo Joseph Goebbels.
Iniciemos por el principio, la foto no es necesariamente real, bien puede ser un montaje. No podemos saber si las dos personas en la imagen son una bonita pareja o si se trata de dos modelos que han posado para la imagen y nada más.
Pero continuemos, lo primero que llama la atención es por supuesto, la pareja; él es un joven judío, ella una palestina. Por si somos muy cortos de entendederas se aseguran de que no nos equivoquemos y ponen la bandera del estado artificial y genocida de Israel ondeando en el viento y la bandera palestina contra la pared.
La pared, he ahí un elemento digno de ser analizado. Israel no está construyendo una simple pared para aislar al pueblo palestino, no, lo que construyen es un auténtico muro, uno que pone en vergüenza al Muro de Varsovia, al de Berlín y hasta el que Estados Unidos construye en la frontera con México. O sea, ningún Romeo judío puede realizar la hazaña de encaramarse para besar a su Julieta palestina, y no sin arriesgarse a ser blanco de uno de los francotiradores de las "Fuerzas de Defensa Israelí".
Ahora vayamos al fondo del asunto.
Lo que se intenta con esta imagen es distribuir una falacia fácil de desmontar. Si hay judíos capaces de amar a palestinos, entonces los judíos no pueden ser tan pero tan malos, y entonces, tal vez lo que nos dicen los medios de comunicación sea verdad, que los bombardeos son en defensa propia y que los objetivos son puramente militares. ¡Y qué pueblo no tiene derecho a defenderse! ¡Sobre todo el pueblo judío que tanto sufrió durante el Holocausto!
Y así, tan fácil, puede uno nublar los sentimientos de indignación, sentarse cómodamente a escuchar un disco de Joaquín Sabina y disfrutar de una buena cena kosher.
Basta ya de misticismos trasnochados, seamos congruentes con nuestros principios revolucionarios, sometamos la imagen a la prueba del ácido, o sea, a la lente del materialismo histórico y recordemos, el pueblo palestino resiste la cruel y despiadada embestida genocida del imperialismo europeo, que una simple imagen sentimentaloide no nos engañe pues corremos el peligro de caer en la hipócrita equidistancia o en el pacifismo inmovilista.
Recordemos las palabras del reverendo Desmond Tutu: "Si eres neutral en una causa injusta, has elegido la posición del opresor".
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