Les presentamos esta entrevista que ha sido publicada en la página de Euskal Kultura:
Eztitxu Hariñordoki, docente de Lengua y Cultura Vasca en Bakersfield: "Ha sido una experiencia formidable"
La joven filóloga bajonavarra Eztitxu Hariñordoki (Baigorri, 1990) ha sido desde principios de año la encargada de impartir clases de Euskera y Cultura Vasca en Bakersfield, California. Su labor ha consistido en exponer la lengua y la cultura vascas a niños y adultos de la euskal etxea local; así como a estudiantes de la California State University de Bakersfield (CSUB). Como colofón a su estadía en EEUU, Eztitxu ha participado en el Udaleku 2014 de NABO, recién concluido en Elko. “Ha sido precioso levantarse cada mañana para ir a dar clases a los niños”, explica a Euskalkultura.com.
Ander Egiluz Beramendi
Desde febrero en Estados Unidos, esta joven baigorriarra licenciada en Filología Vasca acaba de concluir esta primera experiencia directa de convivir in situ con vascos de la Diáspora, así como de impartir clases a estudiantes universitarios norteamericanos interesados en nuestra lengua y cultura. Y en estas últimas dos semanas, ha sido una de las instructoras del Udaleku o campamento de verano de NABO, con chicos y chicas de hasta 15 años como alumnos. Define la experiencia como "increíble". "Venir aquí, a enseñar euskera, rodeada de vasco-americanos, nada más terminar los estudios, ha sido una experiencia preciosa".
-¿Cuál ha sido exactamente tu labor en Bakersfield?
-He tenido tres tipos de clases y de alumnos: niños de la Euskal Etxea, adultos de la Euskal Etxea y estudiantes norteamericanos en la universidad. Así que he tenido que adecuar las clases a las necesidades de cada grupo. Los adultos de la Casa Vasca sabían mucho de cultura vasca, pero a algunos les faltaba una dosis de actualidad, de conocimiento sobre la realidad y la evolución más última del país, de modo que he intentado ahondar en eso. Con los niños hemos practicado el euskera por medio de canciones; sus padres querían verlos participar en el espectáculo del Picnic Anual (el Picnic de Bakersfield, en mayo, este año en conjunción con la Convención de NABO). Así que hemos llevado a cabo clases muy lúdicas. Y con los alumnos de la universidad me he centrado más en proporcionarles una panorámica muy básica sobre el euskera y la parte cultural, porque antes de iniciar las clases carecían de referencias. Tenían interés, de hecho habían elegido esta clase en el seno de una oferta muy amplia, pero muchos no sabían inicialmente ni colocar exactamente Euskal Herria en el mapa o que el euskera fuese un idioma diferenciado, por lo que mi objetivo ha sido claramente asomarnos de una manera genérica a nuestra cultura y seguir fomentando su interés en ella.
-¿Y en Udaleku?
-He enseñado euskera, junto con Anita Franzoia. Solo teníamos dos semanas y el conocimiento de la lengua de los alumnos era muy dispar, de modo que nos hemos tenido que adaptar a eso. Les hemos enseñado a presentarse ante la gente y también algo de vocabulario, por medio de canciones como 'Aldapeko sagarraren'. Los más mayores ya la conocían, pero en Bakersfield me di cuenta de que por alguna razón les encanta. Canciones como 'Lehenengo ikasgaia', para que aprendiesen el verbo Ser; o 'Guk euskaraz', para cantar el hecho de que también ellos son vascos, vascos americanos, y de que la pervivencia de nuestra lengua y cultura cuenta con ellos.
-¿Qué se siente al ver a tantas niñas y niños, tan lejos del País Vasco, aprendiendo euskera y cultura vasca?
-Una alegría inmensa, la verdad. Tan lejos de Euskal Herria, 75 jóvenes --65 llegados de otros lugares de EEUU y diez locales-- reunidos y pasándolo bien y aprendiendo con lo vasco como punto en común... además muchos otros se han quedado fuera por falta de plazas, es impresionante. Me provoca una gran alegría, pero también algo de pena, porque no puedo dejar de pensar en cuánta gente en mi propio entorno, en Iparralde, pasa y vive ajena, en contraste con lo que he vivido aquí. Eso me da pena.
-Has venido aquí a enseñar, pero seguro que te llevas cosas contigo.
-He aprendido un montón. Yo soy de Baigorri y en Bakersfield hay mucha gente originaria de Baigorri y de Baztán, de modo que desde siempre había escuchado historias sobre todo esto; por otro lado, mi aita es bertsolari [el padre de Eztixu es el bertsolari Jean Louis 'Laka'] y vino a cantar, hace seis años, a Bakersfield. Pero lo que más me ha llamado la atención una vez aquí ha sido la hermandad que hay entre la gente y con qué calidez nos acogen a los vascos de Europa. Lo llevan consigo, en el corazón, quieren seguir siendo vascos. Siempre dicen “I am Basque” (“Yo soy vasco/vasca”).
-¿Ha sido esta tu primera experiencia con la diáspora?
-Personalmente sí, pero mi aitatxi (abuelo) anduvo de pastor en Wyoming durante cinco años, para luego volver. Allí en Euskal Herria he conocido a gente como un americano de San Francisco, que fue a Bidarrai (Baja Navarra) y comenzó a bailar en el mismo grupo de danzas en el que yo bailaba.
-¿Recomendarías esta vivencia?
-Sin duda alguna. Soy consciente de la suerte que he tenido al venir aquí. Ha sido una oportunidad que me ha caído del cielo. Ha sido la mejor experiencia de mi vida. He tenido una suerte increíble y si algún amigo pudiese tenerla también, sería buenísimo.
-¿Qué planes tienes ahora?
-En los próximos días llega un amigo de Senpere (Lapurdi) y emprenderemos un viaje por California, Utah, Nevada y Arizona. Mi visado expira en agosto, pero me pasaría cuatro meses más viajando por aquí, ¡ja, ja!
-Y profesionalmente, ¿qué quieres hacer a partir de ahora?
-Aún no lo tengo claro. Me gusta la enseñanza y me gustaría enseñar euskera en Iparralde, pero también me gustan la dialectología y la sociolingüística. Llevé a cabo una investigación sobre el euskera batua en Iparralde y aunque me costó disfrute mucho de la experiencia. Siendo el euskera, como es, una lengua no oficial en Iparralde, queda mucho por hacer.
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