Están histéricos, desde la cabeza hasta los pies, desde la oligarquía que controla todo a través de la tragicómica figura de Juan Carlos Borbón, pasando por la clase política distribuida en los partidos políticos que disfrazan de democracia al proyecto tardo-franquista, hasta su ejército de cagatintas, filósofos y líderes de opinión.
Desde La Voz de Galicia nos dicen que "El gobierno teme una victoria del independentismo en el País Vasco", mientras que en Periodista Digital nos recetan esta bonita pieza:
Las próximas elecciones vascas serán leídas en clave de referéndum de autodeterminación
La alargada crisis económica, junto con la debilidad y la ausencia de proyecto nacional de los últimos Gobiernos, ha acelerado el proceso secesionista que afronta ahora sus últimas etapas ante la falta de respuesta de las instituciones del Estado.
Las próximas elecciones vascas van a ser leídas en clave de referéndum de autodeterminación, y la probable mayoría nacionalista dibuja un escenario de inevitable ruptura, más o menos dilatada en el tiempo.
Jaime Mayor Oreja declaraba el pasado 20 de agosto de 201 que la convocatoria electoral decidirá entre las dos rutas separatistas que se van a presentar al pueblo vasco, la radical y la moderada, PNV y Batasuna, Escocia o Kosovo.
La más sibilina la ofrecerá el PNV, abriendo un proceso de diálogo con Madrid pero con el objetivo irrenunciable de la soberanía, proponiendo probablemente modelos como el del nacionalismo escocés, en los que la independencia se alcanza llegando a acuerdos con el Estado -recordemos el plan Ibarretxe- y culmina con un referéndum.
En el otro polo -pero con idéntico objetivo soberanista- la propuesta del mundo radical y proetarra llegará a las urnas amparada por la no aplicación de la ley de partidos, gracias a la impunidad que le ha proporcionado la negociación con la banda, y su modelo será más parecido al utilizado en Kosovo: declaración unilateral de independencia por parte del Parlamento.
Como subraya 'La Gaceta', es lógico que el entorno de ETA se fije en este precedente, pues también la independencia kosovar se forjó gracias a la acción terrorista.
Sea cual sea el modelo elegido en las urnas, España se enfrenta a un desafío abierto de una minoría que pretende ahora culminar el largo proceso de deslealtad iniciado hace ya décadas, cimentado con la sangre y la vida de cientos de españoles, miles de víctimas, un largo camino de dolor y sufrimiento que parece terminar con la victoria de los asesinos.
Sería muy extenso sólo enunciar el listado de errores, necedades y traiciones que han conducido la situación a este punto crítico.
Pero por apuntar a los últimos es necesario señalar que la convocatoria de elecciones por parte de Patxi López parece el último favor del socialismo al proyecto de ruptura, después de haber gobernado esta legislatura prácticamente con un programa nacionalista.
Tampoco debe olvidarse que el señor López ha tenido todo este tiempo la impagable colaboración del nuevo PP vasco.
Este, en muy pocos años, ha conseguido dilapidar todo el esfuerzo de los que le precedieron -Gregorio Ordóñez, Mayor Oreja, María San Gil- dejándose más de un tercio de los votos del PP en la cuneta, y aniquilando así cualquier capacidad de respuesta de una sociedad abandonada y traicionada por sus políticos, que la van a entregar ahora -casi maniatada- a los verdugos de siempre.
Detener ahora el lanzado tren secesionista parece una empresa de titanes, y la situación general de España no parece la mejor para enfrentar el desafío.
El descrédito de sus más importantes instituciones, casi siempre acomplejadas y serviles ante el discurso nacionalista de las últimas décadas -y en ocasiones hasta cómplices-, hace que casi todo el peso de esta gravísima hora descanse sobre la sociedad civil, llamada ahora a protagonizar otra rebelión cívica, como la que tuvo lugar con la primera negociación de Zapatero y ETA.
Lo único fresco en este texto es la postura del autor con respecto al asunto de Kosovo, visión pocas veces compartida en Europa. Pero es que Kosovo le duele a los madrileños, eso de la unilateralidad les escuece, a pesar de que antes de que los kosovares recurrieran a dicha estrategia ya lo habían hecho Letonia, Estonia, Lituania, Eslovenia, Croacia, Macedonia y Bosnia. Los únicos que recurrieron a la bilateralidad fueron alemanes, checos y eslovacos.
¿Y qué hay con respecto a los ataques al monstruo bicéfalo? El autor le receta por igual a peperos y a sociatas... ¿no será que Savater está detrás de todo esto y con este texto jala agua al molino de UPyD?
Ahora bien, eso de deslealtad, vaya, habría que acusar de eso a cubanos, mexicanos, guatemaltecos, salvadoreños, costarricenses, hondureños, dominicanos, puertorriqueños, panameños, colombianos, venezolanos, ecuatorianos, peruanos, bolivianos, chilenos, paraguayos, uruguayos, argentinos, saharahuis y filipinos. Mira que mostrar tamaña deslealtad a la Madre Patria, que tan amorosamente cometió pavorosos exterminios en aras del expolio de los vastos recursos naturales.
Y ahora estos vascos, desleales, que convenientemente olvidan que de motu propio se anexaran a la gran y una bajo Dios allá en 1512.
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