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sábado, 25 de agosto de 2012

Makila del S. XXI

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El milenario bastón de los vascos, la makila de madera de níspero con un puño grabado, conoce una nueva vida gracia al artista Pantxoa Bergara, que seduce a los coleccionistas con sus 'Gaurko makila' de kevlar y fibra de carbono.
En el País Vasco francés solo quedan tres fabricantes de la makila tradicional. "La madera de níspero cada vez es más rara", explica el artesano Gérard Léoncini, de 62 años, fabricante después de serlo su padre y su abuelo desde 1928.
La makila, bastón corto formado por un palo de níspero y en su extremidad una masa destinada a equilibrar la marcha que oculta en su empuñadura una punta de acero, remonta por lo menos al siglo X.
Cada vasco tenía antes uno en su hogar, muchas veces fabricado personalmente. Luego algunos se especializaron en su confección, como en Larressore (sudoeste de Francia), en la ruta de Santiago de Compostela, donde los peregrinos de paso desea equiparse a la vez de un bastón y de un arma.
La makila, cada vez más sofisticada, con frecuencia dotada de un pomo de plata grabado con inscripciones personalizadas, tuvo aún prestigio durante el siglo XX.
"Nuestras makilas fueron ofrecidas, entre otros, a Louis Vuitton, a François Mitterrand en 1976 y también a Stalin, cuando cumplió 70 años, por el Partido Comunista del Boucau (comuna del sudoeste)", recuerda Léoncini.
Cuando pasó por el País Vasco este año, el exjefe de Estado Nicolas Sarkozy recibió uno, fabricado en el taller Anciart-Bergara.
Pantxoa Bergara, alias 'Xabaltx', su nombre de artista, conocido hasta ahora por sus talentos de músico, cantante y escritor, decidió, a fines de 2011, "revolucionar" la makila al crear lo que llama 'Gaurko makila' ('Makila de hoy', en vasco).
El artista ha diseñado y fabricado cuatro modelos en kevlar y fibra de carbono gracias a diseños en 3D, con una estética depurada.
Bergara dibuja, funde metales preciosos y no preciosos y luego pule y esculpe la pieza. Sus makilas hay que encargarlas y se venden a 390 euros cada una.
En la actualidad trabaja en el acabado de una makila realizada en colaboración con Michel Hacala, pintor y escultor vasco, para un jefe de la tribu amerindia de los Malecitas, en la Isla de los Vascos, en el estuario de San Lorenzo (Canadá).
La Gaurko Makila "no tiene nada que ver con la makila tradicional", aun cuando esconda "una punta de acero en su pomo y sea confeccionada como su ancestro por encargo, con una inscripción personalizada", dice Emile Garat, un coleccionista que posee 300 bastones.
"Es un objeto de arte. Una pura y simple invención", dice.
"El trabajo de Xabaltx impide a la makila fosilizarse. Él ha sabido conservar la tradición adaptándola a la realidad del País Vasco del siglo XXI", estima el historiador Peio Etcheverry-Ainchiart.
Gracias a internet, Bergara encuentra ahora compradores por fuera del País Vasco. En Escocia un banquero encargó uno enchapado en plata y con una piedra en ojo de tigre. En Argentina un miembro de la diáspora vasca también compró uno.
La consagración se produjo el 12 de agosto, solo ocho meses después de haber renovado la tradición vasca. Dos de sus Gaurko Makila, subastados, alcanzaron precios de 900 y 1.100 euros.


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