La Premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú continúa poniendo los puntos sobre las íes acerca de los tiempos que se viven a nivel internacional.
Esto nos lo reporta La Jornada:
Retrocede la humanidad a lo que hace diez años condenaba: fascismo, xenofobia y terror: Menchú
Advierte que un plan sin sustentabilidad social, como el Puebla-Panamá, tendrá serios problemas
Ericka Montaño Garfias
La humanidad retrocede a lo que hace 10 años condenaba: el fascismo, la discriminación racial, la xenofobia, el odio, la violencia y conseguir las cosas por la vía del terror, advierte la premio Nobel de la Paz 1992 Rigoberta Menchú Tum, para quien ''enfrentamos un problema global en el que las posiciones más recalcitrantes retomaron su nivel", comenzando por las acciones bélicas estadunidenses que ahora amenazan a Irak.
En su oficina, en la fundación que lleva su nombre, la activista indígena explica a La Jornada: ''No nos equivocamos al decir que los ataques del 11 de septiembre beneficiaron a la industria militar y dieron a Estados Unidos las ventajas para retomar su hegemonía basada en la intransigencia, en la agresión y la intolerancia. De no haber ocurrido los atentados, ese país estaría sumergido en una crisis profunda, sobre todo económica".
Sin embargo, los sucesos de hace un año opacaron esa crisis y minimizaron el impacto del deterioro de las instituciones estadunidenses y eso le permitió buscar de nuevo adversarios, comenzando en Afganistán, y ahora buscando el apoyo en una guerra contra Irak.
Washington ''suma enemigos porque realmente sería lo más ridículo frente a los ojos del mundo que hubiera uno solo. Esa suma de adversarios le da a Estados Unidos un respiro, un beneficio político basado en la lucha antiterrorista. Impulsa una política de amenazas, aplica un sistema de miedo para que los estadunidenses apoyen su guerra, su política guerrerista como nunca se ha visto en la historia".
Al finalizar el siglo pasado, manifiesta, había la confianza de la creación o reforzamiento del multilateralismo, del diálogo, de las negociaciones. Se creyó que la sensatez prevalecería, que se consolidarían terceras fuerzas, pero ''resulta que no. Se ha tomado la vía del guerrerismo: si no piensas igual que yo, entonces eres mi enemigo; si defiendes criterios de diversidad es que podrías ser retaguardia de terroristas. Y ese famoso terrorismo sin apellido, como si el antiterrorismo no fuera terrorismo. Es una crisis global, independientemente de lo que pase con Irak, el País Vasco, Colombia o Cuba, porque este mundo capitalista necesita de enemigos para poder justificar su renovación armamentista y de control hegemónico".
Una de las alternativas es que Europa se convierta en segunda fuerza, ''necesitamos urgentemente de una Europa más sensata, más dialogante (...) También que la paz se base en la cultura, en el respeto, en el diálogo, que pueda ser un resultado de medidas sensatas para resolver los conflictos'' en un mundo cuyo modelo económico y político se basa en la sobrexplotación de los recursos.
Hay que redimensionar, advierte, no sólo los sistemas políticos y económicos, sino las instituciones y las políticas estatales en el ámbito nacional y consecutivamente las instituciones de la sociedad civil, porque ''lo peor es que en esto no mandan gobiernos, sino trasnacionales".
Y es claro que cualquier plan regional, como el Puebla-Panamá, ''que no tenga sustentabilidad en la voluntad social va a tener serios problemas. Cualquier negocio que sacrifica seres humanos no tendrá viabilidad, pues las personas se van a levantar, van a protestar; estoy segura que un día de estos, por más buenas carreteras que tengan, si no hay satisfacción de las más urgentes necesidades sociales, la gente se cansará de ver los bienes en la vitrina".
La mundialización, expresa Rigoberta Menchú, ''no tuvo en cuenta la globalización humana, la de justicia, de la lucha contra la impunidad y la desmilitarización porque, como ocurre en Guatemala, en lugar de reducir el presupuesto militar lo incrementan".
Uno de sus frentes de lucha es el proceso judicial en contra de los responsables del genocidio en su país ante tribunales españoles y belgas; se trata de una lucha de por vida contra la impunidad.
El pasado miércoles Rigoberta Menchú presentó su libro Hacia una cultura de la paz (Lumen), con fragmentos de discursos, de tomas de posición realizados en los dos lustros anteriores, y próximamente publicará dos libros de cuentos.
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