Hoy fecha en que se conmemora el genocidio de los pueblos originarios de América deseamos compartir con ustedes este escrito de hace un par de años:
Mentalidad de blanco
Alfontso Martínez Lizarduikoa | Doctor en Ingeniería
En una reciente lectura acerca de la visión del mundo en las culturas indígenas, me encontré con un concepto que me impresionó profundamente ya que, en mi opinión, se puede trasplantar sin grandes variaciones a las relaciones que mantiene el Pueblo Vasco con los vecinos estados (y también pueblos) español y francés. Ese concepto se refiere a la visión que la cultura occidental tiene de los pueblos indígenas y cómo, ante su incapacidad para comprenderlos, los racionaliza según su propia lógica, radicalmente diferente de la de esos pueblos a los que se refiere, surgiendo así lo que los indígenas denominan la «mentalidad de blanco».
Desde siempre me he preguntado por qué en la dura lucha que por la emancipación nacional y social ha llevado la izquierda abertzale, muchas veces hemos sido mejor comprendidos por la gente de nuestro propio pueblo, aunque fuera de derechas, que por las masas populares y por los luchadores españoles o franceses que eran de izquierdas. Ahora me doy cuenta de que parte de la respuesta a esa pregunta se encuentra (además de en la economía) también en el terreno de la la antropología y de la psicología social.
Los pueblos indígenas como el vasco poseen una sabiduría milenaria relacionada con el medio natural, su aprovechamiento y gestión equilibrada, poseen además una historia (pre-historia) de la que proceden sus artes para la vida y el trabajo, así como su personalidad colectiva.
Tienen muchos de ellos una fuerte conciencia matriarcal, colectivista e igualitaria que les convierten en la avanzadilla del socialismo real y, además, la mayor parte de dichos pueblos indígenas poseen lenguas primigenias en las que se inventaron gran número de las categorías conceptuales que aún utilizamos los contemporáneos. Más aún, estos pueblos han logrado el milagro de traer toda esta sabiduría y experiencia, vivas, hasta las puertas del siglo XXI.
Todas estas características identitarias indigenistas chocan de frente con el modelo capitalista, en el cual la diferencia cultural, la gestión económica descentralizada, la ecología global, el feminismo y los valores de la familia matriarcal, el trabajo lúdico y creativo, las relaciones igualitarias, el consumo no compulsivo... son unos valores inasimilables, ya que minan las bases ideológicas sobre las que el capitalismo asienta la explotación y alienación de las masas, alienación esta totalmente necesaria para el funcionamiento globalizado de la depredación económica en esta fase del imperialismo. De esta manera, esos pueblos pequeños y marginados, que vienen de las profundidades de la historia humana, por el solo hecho de querer seguir existiendo tal como son, se convierten en esencia en núcleos antiimperialistas. Son un mal ejemplo para una humanidad adormecida, a la que proclaman que es posible vivir de otra manera y que esa manera es muy superior a la del modelo capitalista.
Ante esta situación, el imperialismo económico, con sus frentes político, militar y mediático, ataca en un doble frente. A los nativos, represión sin contemplaciones. Y a los ya dominados (en nuestro caso próximo a las masas civiles pertenecientes a los actuales estados español y francés), alienación sistemática, hasta conseguir ese pensamiento único o «mentalidad de blanco». La mentalidad de blanco es una estructura psicológica de pensamiento cerrado. Un sistema lógico y simbólico en el que las masas alienadas se sienten seguras. Es una mentalidad reduccionista y aislacionista, que no puede percibir la universalidad ni la diferencia. Es una mentalidad excluyente que lo que no comprende (la lógica del otro) desea destruirlo.
Pues bien. Este escrito de hoy no es un artículo guerrero (aunque pueda incomodar a algunos) y está dirigido a esa masa civil española y francesa (alienada por una indoeuropeización de milenios) a la que queremos hacer partícipe de la sabiduría de un pueblo al que tienen el privilegio (muchos quizás no puedan comprender aún esto) de observar muy de cerca: Euskal Herria, el último pueblo indígena de la Europa Antigua.
Queremos hablaros aunque procedáis de una cultura que nos intenta aniquilar. Pero para que podáis escuchar nuestro mensaje tendréis que renunciar por un momento a vuestra «mentalidad de blanco». Debéis aprender a escuchar y quizás, lo que se os hará más duro aún, a escuchar voces indígenas no domesticadas a vuestros oídos blancos. No queremos forzaros a vivir, sentir y pensar como nosotros, pero sí queremos que nos aceptéis como somos, como buenos vecinos desde la diferencia.
Escuchándonos sin tabúes es probable que podáis encontrar, también, alguna respuesta a vuestros propios problemas y que en este proceso experimentéis una curación espiritual y emocional solidaria como nunca habríais podido llegar a imaginar. Hoy, como primer paso para esta terapia de grupo, os envío unas ideas para la reflexión, de Régis Debray, un intelectual de los vuestros, que ya ha comenzado a escuchar y a comprender: «Primitivo no es dar la espalda al presente. No es lo que ha quedado atrás, sino el sustrato. No es lo que ha caído en desuso, sino lo profundo. No es lo caduco, sino lo rechazado. Hay gran cantidad de misterios culturales contemporáneos en los que sólo se puede penetrar con los rayos X de las sociedades indígenas».
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