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sábado, 1 de noviembre de 2025

Una Gernika Devastada

Desde las páginas de Público traemos a ustedes este reportaje acerca del material cinematográfico que esta proporcionando una nueva mirada al conflicto armado que por siniestras razones es conocido como Guerra Civil Española cuando, a todas luces, se trató de una auténtica revolución en contra del fascismo.

Adelante con la lectura:


El día en que el Árbol de Gernika amaneció bajo la bandera enemiga: las imágenes inéditas del horror

El 28 de abril de 1937, las tropas del general Mola entran en una Gernika devastada. Un día después, llegan los camarógrafos que trabajan para los noticiarios de todo el mundo. Raymond Méjat, de Hearst Metrotone News, filma las imágenes del noticiario de un minuto que se emite el 12 de mayo en cines de EEUU: 'Fall of Durango and Guernica, Spain'.

Juan Carlos Ortiz

La noche del 26 de abril de 1937, el corresponsal de guerra británico George L. Steer se encuentra cenando en el hotel Torrontegi de Bilbao cuando llegan noticias de que una población cercana arde en llamas tras un bombardeo. Steer está junto a Noel Monks, del periódico inglés Daily Express, Christopher Holme, de la agencia Reuters, y Mathieu Corman, del diario parisino Ce Soir. Los cuatro dejan los cubiertos sobre la mesa, pillan un automóvil y se ponen a toda prisa camino de Gernika, a poco más de 40 kilómetros. George L. Steer nunca había estado en el infierno, pero esa madrugada tiene la oportunidad de apuntar en su libreta todo lo que le cuentan quienes lo han vivido por unas horas. Nada está claro en aquellas calles aún humeantes. Regresa al día siguiente. Recaba más testimonios. Observa. Reúne más datos. Los fascistas ya han activado su máquina del fango culpando al bando republicano del ataque. Los cuatro corresponsales envían por télex sus crónicas con toda la información que han podido recoger, pero solo una pasa a la historia. 

El 28 de abril, The Times y The New York Times publican en primera página la crónica de Steer: "Gernika, el pueblo más antiguo de los vascos y centro de su tradición cultural, fue totalmente destruido ayer por la tarde por los bombardeos aéreos de las tropas insurgentes –comienza el texto–. El bombardeo de esta ciudad desprovista de defensas y muy alejada de las líneas ocupadas precisó tres horas y cuarto, durante las cuales una poderosa flota de aeroplanos consistente en tres tipos de aparatos alemanes, bombarderos Junkers y Heinkel y cazas Heinkel, no cesó la descarga sobre la ciudad de bombas que pesaban hasta 1.000 lb y, se calcula, más de 3.000 proyectiles incendiarios de aluminio de dos libras".

Ese 28 de abril, las tropas del general Mola entran en una Gernika devastada. Un día después, llegan los camarógrafos que trabajan para los newsreels (los noticiarios que se emiten en los cines antes de las películas), como Hearst Metrotone News, Pathé News o Gaumont Actualités. Allí está el cámara francés Raymond Méjat, que trabaja para la Hearst desde el bando golpista. Su trabajo se emite en el noticiario del 12 de mayo bajo el título Fall of Durango and Guernica, Spain. 

Esta es una de las películas que forman parte de la colección que la Corporación Hearst donó a la Universidad de California [pincha aquí], en los que se basa la serie La Guerra Civil como nunca la habías visto. Vemos el paisaje devastado de las dos ciudades –Durango es la primera localidad bombardeada por la Legión Cóndor–, mujeres y niños intentando recuperar enseres de sus hogares, soldados circulando con sus vehículos por las calles… y el árbol viejo de Gernika en su templete custodiado por dos requetés –voluntarios carlistas que actuaron como milicia paramilitar– cubierto con la bandera rojigualda.

Estos últimos fotogramas tienen su intrahistoria. Mola había distribuido entre su prensa afín fotografías de sus soldados protegiendo el roble como prueba de que el bombardeo no era obra de la aviación nazi. Y allí estaban los requetés, aliados de primera hora del bando golpista y primos lejanos de los nacionalistas vascos, custodiando el árbol sagrado de Euskal Herria para la cámara de la Hearst Metrotone News.

Santiago de Pablo Contreras es, además de catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad del País Vasco, el mayor experto en todo lo que rodea al cine de la guerra civil en el País Vasco. En 2004, estuvo en la Universidad de California visionando las películas de Hearst Metrotone News. Todavía no estaban restauradas, tampoco representaban ningún hallazgo especial a estas alturas, pero quedó impresionado por el contenido de las imágenes. "Poseen un gran valor documental e histórico", nos explica el también autor de El bombardeo de Gernika: información y propaganda en el cine de la Guerra Civil. De Pablo subraya que los noticiarios de la Hearst tienen "un tono neutral, recogen el sufrimiento de la población, las ciudades destruidas, pero sin mojarse… en realidad si escuchas la locución no sabes exactamente qué ha pasado". Los noticiarios norteamericanos no son muy diferentes a los de la Gaumont o Pathé que se emiten en Europa. Se limitan a describir los horrores de la guerra sin contaminar el patio de butacas con cuestiones políticas.

Las películas se envían sin montar a la Hearst y 15 días después ya se proyectan en los cines de EEUU. "Había una gran interés en la guerra civil española", destaca el experto, "como lo puede haber hoy en la guerra de Ucrania". Las imágenes de ciudades destruidas por los bombardeos como Irún, Durango o Gernika causan gran impresión fuera de España. Era la guerra casi en directo por primera vez en la historia. "Entendían que estaban ante un conflicto mundial, de hecho la prensa local de EEUU prestaba mucha atención a la guerra", explica Santiago de Pablo.

La Hearst tenía dos camarógrafos en el frente vasco: Raymond Méjat, en el bando nacional y del que ya hemos hablado, y Robert Petiot, en las filas republicanas con Bilbao como centro de operaciones. Méjat no era un camarógrafo cualquiera. En 1934 filmó junto a su hermano el asesinato del rey de Yugoslavia en Marsella a manos de un nacionalista macedonio. Fue el primer magnicidio de la historia recogido por una cámara de cine. La presencia de Hearst Metrotone News en el frente vasco tiene su propia historia. El Gobierno del lehendakari Aguirre constata que necesita al cine como instrumento de propaganda para su causa. En febrero de 1937, se encarga esa misión a Nemesio Sobrevila, cineasta bilbaíno. Es complicado conseguir cámaras, material y sobre todo operadores, por lo que Sobrevila recurre a la Hearst. Comienzan así a realizarse los primeros documentales. El camarógrafo elegido es Robert Petiot.

Los nacionalistas vascos se encuentran en una posición extraña: aliados de primera hora de la República pero católicos y de derechas. Estamos en el Oasis vasco, que dura hasta junio del 37. Bizkaia, donde no triunfa el golpe, permanece ajena a la convulsión social y el clima anticlerical que se viven en el bando republicano. Las primeras películas llegan a destacar incluso la religiosidad del pueblo vasco. Pero luego vienen muchas más. Es así como de rebote el material rodado en Euskadi comienza a aparecer en los noticiarios norteamericanos. Robert Petiot, por ejemplo, filma entre el 6 de mayo y el 15 de junio de 1937 la salida de los niños de la guerra desde el puerto de Bilbao. Estas imágenes dan la vuelta al mundo y son incluidas en noticiarios de otras productoras. Y es que, ante la gran demanda informativa, los fotogramas acaban siendo distribuidos en múltiples plataformas. Las películas son incluso utilizadas hasta en los noticiarios nazis de la UFA. El bombardeo de Gernika no es entonces obra de la Legión Cóndor, claro.

El tono antifascista de las crónicas de George L. Steer lleva a The Times a deshacerse de sus servicios. El periodista no solo describe los horrores de la guerra, sino que señala a los culpables y se pone del lado de las víctimas. Buena parte de las élites británicas están entonces fascinadas ante el ascenso del fascismo en el continente y el editor del diario, Geoffrey Dawson, no es una excepción. Steer coge la maleta horas antes de que las tropas de Mola entren en Bilbao. Dicen que llegó a encabezar la lista de las 2.600 británicos que la Gestapo quería liquidar una vez que Hitler cruzara el Canal. Dicen también que cuando falleció a los 35 años en un accidente de tráfico en Birmania portaba el reloj que le había regalado el lehendakari Aguirre. Antes había publicado un libro de referencia sobre la guerra civil: El árbol de Guernica: un ensayo sobre la guerra moderna. Dicen que Picasso leyó detenidamente su crónica antes de ponerse a pintar, pero esa es otra historia.

 

 

 

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