El distanciamiento del ente de la CAV conocido como Gogora para con el pueblo vasco se ha vuelto mucho mayor tras las más que malintencionadas palabras de su director, el sociata Alberto Alonso, en contra de las víctimas de terrorismo de estado español Jon Paredes 'Txiki' y Ángel Otaegi.
Aquí lo que nos relata Gara con respecto al más reciente insulto a la memoria de lucha de Euskal Herria:
Alberto Alonso (Gogora): «Txiki y Otaegi no luchaban por la libertad»
En vísperas del 50 aniversario de los últimos fusilamientos del franquismo, el director de Gogora, Alberto Alonso, decidió ayer salir al paso de los actos de recuerdo a Txiki y Otaegi con unas infames declaraciones: «No son luchadores por la libertad». «Luchaban contra la dictadura, pero utilizando sus mismas herramientas, que eran la violencia, el terror y el miedo», añadió.El director de Gogora, Alberto Alonso, pidió ayer que «no se meta en el mismo saco» a los miembros de ETA Jon Paredes Manot, “Txiki”, y Ángel Otaegi, ejecutados por el franquismo hace ahora 50 años, y a otros miles de antifranquistas. «Una cosa es reconocerles su condición de víctimas franquistas y otra es el homenaje», consideró, antes de incidir en que estos emplearon «la violencia, el miedo y el terror».
Alonso realizó estas inaceptables declaraciones a la agencia Europa Press, después de que en las fiestas de pueblos y ciudades vascas se estén exhibiendo carteles y pancartas de Txiki y Otaegi, y de que el martes Sortu reclamara al Ayuntamiento de Zarautz «reconocimiento institucional» para ambos, tras la retirada de una lona de gran tamaño colocada en el monte Santa Bárbara. Posteriormente, cientos de personas mostraron esa tela con orgullo en el barrio de Txiki, Azken Portu.
El director de Gogora argumentó que Txiki y Otaegi, fusilados junto a tres miembros del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP) -José Luis Sánchez Bravo, Ramón García Sanz y Humberto Baena-, «por supuesto son víctimas del franquismo, de un régimen dictatorial que decidió juzgarlos por un procedimiento militar sumarísimo, sin ningún tipo de garantía judicial». «No tuvieron un juicio justo, no tuvieron ningún tipo de garantía jurídica y fueron condenados a muerte de una forma arbitraria y fusilados», indicó.
En su opinión, «eso les convierte en víctimas del franquismo, y hay que reconocérselo», pero puntualizó que, «de ahí a decir que son luchadores por la libertad y contra la dictadura, va un paso gigantesco». «Porque luchaban contra la dictadura, pero utilizando las mismas herramientas que utilizó la dictadura, que eran la violencia, el terror y el miedo», precisó.
El director del Instituto Gogora para la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos fue incluso más allá, para advertir que se busca «blanquear la existencia de una ETA buena y una posterior ETA mala». En este sentido, subrayó que en 1974, el año anterior al fusilamiento, ETA había puesto una bomba en la cafetería Rolando (Madrid) y había matado a trece personas y herido a más de medio centenar, «de la forma más cruel». «ETA fue una banda terrorista desde el primer momento y su opción fue crear e imponer el terror», manifestó.
Alberto Alonso dijo que, si se pretende defender que «fueron luchadores antifranquistas, ¡cuidado!, porque no todos los luchadores antifranquistas tienen por qué merecer un homenaje». «Hubo luchadores antifranquistas que utilizaron las mismas herramientas de miedo y violencia que el franquismo para enfrentarse a Franco. Ni Txiki ni Otaegi querían una sociedad democrática después de Franco, querían imponer su propia visión de Euskadi, su propio proyecto como alternativa al franquista», sostuvo.
Por ello, pidió que no se «meta en el mismo saco a Txiki y a Otaegi, y a los cientos y miles de militantes de partidos que exigían y reivindicaban la llegada de una democracia a este país». «No confundamos», reiteró.
En una línea similar, la asociación Covite censuró ayer que se hubiera desplegado la lona de Zarautz y aprovechó para rechazar que Txiki y Otaegi merezcan «reconocimiento público ni homenaje institucional».
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