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viernes, 15 de agosto de 2025

Egaña | Proyección Negativa

Con su mordaz estilo, nuestro amigo Iñaki Egaña hace cera y pabilo de quienes simplemente ya no tienen encaje en la realidad actual de la sociedad vasca.

Lean lo que ha publicado en su perfil de Facebook:


Proyección negativa

Iñaki Egaña

En psicología se llama “proyección” al mecanismo que atribuye a otros la virtudes o defectos propios, también las carencias. La hay positiva y negativa. Dicen que el mecanismo es de defensa. Pero en política, donde su uso es habitual, se trata más bien de una maquinaria ofensiva. No soy experto en estas materias, y desde ese perfil de neófito me atrevería a señalar que quienes ejercen esa psicología negativa en política, aspiran al llamado Efecto Pigmalión, creerse sus expectativas. El mito griego de Pigmalión narraba a un escultor que moldeó una estatua de la que finalmente se enamoró. Fue tanta la pasión por su obra que al final la estatua cobró vida. Pigmalión creyó en sus deseos hasta el punto que se hicieron realidad.

Voy a los ejemplos. Al comienzo de este verano, y tras incidentes con la Policía Autónoma de la CAV, el consejero del ramo salió a la plaza pública marcando un discurso que ha sido seguido al pie de la letra por su partido y su socio de Gobierno en Lakua. La sintonía ha sido tan unánime que parecería como si un texto redactado por alguna de las empresas subcontratadas que ejercen la comunicación institucional se hubiera convertido en un manual repartido a los cargos públicos del PNV y del PSOE para que lo transmitieran en sus intervenciones estivales. Maider Etxeberria, alcaldesa de Gasteiz, tuvo que leer en entrevista radiofónica un texto que sacó de la manga, para contestar a una pregunta sobre la cuestión. No puedo asegurarlo con certeza, pero la experiencia en otras ocasiones y la generalización me da el pálpito del manual. Los tres temas repetidos fueron la aversión hacia la Ertzaintza de la izquierda abertzale, el desorden interno en EHBildu y la fuga de votantes de la colación soberanista. Vocento, en sus versiones de Bilbo, Donostia y Madrid, se ha encargado de las portadas.

Un análisis riguroso nos llevaría a desestimar estas tres cuestiones, más de foros de analfabetos funcionales que de políticos duchos (con o sin título universitario). Pero la insistencia induce a pensar en una estrategia precisamente de proyección negativa, utilizada con objetivos de desgaste político. El modelo de Ertzaintza, especialmente desde su esfuerzo por ser homologada a la Guardia Civil y a la Policía que implementaron Juan Mari Atutxa y Javier Balza, y que selló Mikel Legarda con la cúpula policiaco-militar del Gobierno de Rajoy, ha provocado una deriva en la Policía Autónoma que asusta incluso al Gobierno de la CAV. Convertida en poder fáctico, armada técnicamente por Israel, las últimas promociones han definido un conjunto cuyo espejo sindical lo dice todo, con su acercamiento a los sindicatos ultras hispanos. ELA que fue la primigenia referencia se ha convertido en residual, intimada públicamente por los de nuevo cuño. CCOO y UGT desaparecieron. La experiencia de “Ertzaintza en Lucha” de los últimos años, mayoritaria y autodefinida como asindical (al igual que Jusapol, hoy apuntada como La “Vox policial”) ha sido un buen ejemplo para visualizar esta deriva. El caso de Iñigo Cabacas, actividades de falsa bandera, el de la agresión indiscriminada a seguidores de la Real Sociedad, la negativa a reconocer las torturas certificadas por el Gobierno Vasco, la aplicación exhaustiva de la Ley Mordaza a pesar de que el Parlamento de Gasteiz la rechazó, sus chantajes constantes de boicot a eventos públicos. Es una Policía incontrolada incluso para su consejero. Por ello, la última declaración de Eneko Goia, alcalde donostiarra, afirmando que confía plenamente en la Ertzaintza “porque lo hace muy bien” y que la crítica a su modelo es “socavar la autoridad”, huele a naftalina. El problema con la Policía Autonómica lo tiene el Gobierno de Gasteiz y por extensión toda la sociedad de la comunidad autónoma.

Los otros dos temas los voy a resumir en uno, por cuestión de espacio. ¿Quién tiene fuga de votos? ¿Quién su formación en desorden? Con una proyección del aumento del censo en estas últimas décadas, me atrevo a conjeturar que, desde la segunda legislatura de Juan José Ibarretxe a esta última de Imanol Pradales, 1 de cada 2 votantes del PNV les ha retirado su papeleta. Si nos fijáramos en determinadas consultas (europeas, por ejemplo) el PNV ha perdido en 51% de su masa electoral. ¿Quién tiene el problema? ¿Y, “el desorden? Aún resuena la pataleta de Urkullu por ser descabezado, la puya de Ortuzar a Esteban en el recambio, las críticas de Anasagasti a la muerte dulce de los batzokis, el 20% de participación de su militancia en la renovación…

Queda para el final el globo veraniego concentrado en noticias sobre una supuesta guerra de guerrillas en el seno de la izquierda abertzale sobre las txosnas festivas. El término manido ha sido el del “veto”. ¿Alguien se lo cree? Pues parece que sí, que hasta la asamblea de comparsas de Bilbo tuvo que redactar un comunicado explicando que lo del “veto” era un invento aireado por dos grupos novicios y hasta ahora sectarios que pretendían desplazar a 27 comparsas para hacerse un hueco en el recinto festivo original –el de 1978- y no seguir, por ejemplo, el recorrido de otras, como las del PNV, PSOE, y hasta hace poco PP, que colocaban la suyas en otros lugares. Afirmar que la izquierda abertzale controla los espacios festivos, las cuadrillas, las cofradías, las peñas, las txosnas de Hego Euskal Herria es tener un desconocimiento extraordinario de la realidad de nuestro país. Si así fuera, estaríamos a un paso de la revolución (proletaria, popular o burguesa). Libertarios, ecologistas, feministas, antiespecistas, mendizales, gaupaseros, animadores culturales, asociaciones de vecinos, trotskistas, antimilitaristas, kulturgiles, transformistas, solidarios, internacionalistas, euskalzales, gastrozales… ¿reciben y ejecutan las consignas del nucleo duro de la izquierda abertzale? ¿En Gasteiz, en Donostia, en Bilbo? ¡Anda ya! La permeabilidad a los fakes cotiza al alza. También las teorías conspirativas están más extendidas de lo que imaginaba. Alentadas por los de la estrategia de la proyección negativa. 

 

 

 

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