Un blog desde la diáspora y para la diáspora

jueves, 25 de abril de 2013

Echeverría V. | Bakunin - Marx

Traemos a ustedes este texto de parte de nuestro amigo Pedro Echeverría:


Dos aniversarios en mayo: el 199 de Bakunin (anarquista) y el 195 de Marx  (comunista)

Pedro Echeverría V.

Dado que los anarquistas no han luchado por construir partidos, ni gobiernos, ni Estado, y solo se han unido para luchar contra esas instituciones y la sociedad capitalista que los hace posible, sólo puede decirse que hay corrientes anarquistas radicales y pacíficas. En cambio, en nombre del marxismo han surgido millones de partidos, decenas de gobiernos (Rusia, China, Europa, Cuba, Nicaragua) y proyectos para sociedades futuras haciendo ver que hay por lo menos 20 interpretaciones del marxismo. Sin embargo, a partir de los años sesenta del siglo XX las luchas en las calles de los jóvenes parecieron identificarse más con el viejo ideal anarquista de los sin partido, sin gobierno y sin Estado. ¿Hasta qué grado hoy muchas corrientes marxistas –sobre todo las socialdemócratas-  han desprestigiado al marxismo?

Mikhail Bakunin (1814-76) y Karl Marx (1818-83), luchadores por la revolución mundial de los trabajadores contra la explotación capitalista, fueron amigos pero se confrontaron ideológicamente en la Primera Internacional (1864-72) en los años sesenta del siglo XIX: Cuando Bakunin se presentó en Londres en 1864, Marx lo enjuició así en una carta a Engels: “Es una de las pocas personas que al cabo de dieciséis años no solo no ha retrocedido, sino que ha evolucionado considerablemente”. Bakunin, por su parte escribió en una carta: "Desde que abandonamos pública y solemnemente a la burguesía en el Congreso de Berna, no sé de ninguna otra sociedad, cualquier otro ambiente, que el mundo de los trabajadores. Mi país es ahora la Internacional, de la cual usted es uno de los fundadores más importantes… yo soy su discípulo, y estoy orgulloso de serlo".

Bakunin escribe que bien podría llegarse “a una lucha entre los dos no por una cuestión personal, sino simplemente por principios, es decir, el comunismo de Estado cuyos ardientes adeptos son él y los ingleses y alemanes que dirige. De llegarse a tal combate, sería a vida o muerte”.  “Yo pretendo abolir el Estado, que hasta hoy ha esclavizado, oprimido, expoliado y humillado a las personas”. La realidad es que tanto el marxismo como el anarquismo parten de la situación en que se encuentran los trabajadores, de la desigualdad tan tremenda que hay entre estos y la burguesía, y proponen una sociedad mucho más justa en la que todos los hombres sean iguales. Las dos ideologías obreras van a encontrar siempre enfrente a un enemigo común: la burguesía, que, como es lógico, no va a tolerar que los obreros trasformen la sociedad ya que ello conllevaría su propia desaparición.

Es indiscutible que la única solución posible para cumplir el objetivo de liberar a la clase trabajadora es mediante la eliminación de la sociedad burguesa y el sistema capitalista, en este punto están de acuerdo Bakunin y Marx. El problema de desacuerdo es en los métodos para acabar con el capitalismo: si el Estado debe abolirse ya o permanecer. Otro paralelismo entre marxistas y anarquistas es que, una vez que se haya producido la liberación de la clase trabajadora tras el fin del capitalismo, la propiedad de todos los bienes sería colectiva y por tanto quedaría abolida la propiedad privada, uno de los principios básicos de la burguesía y el liberalismo político. De todas formas también en este tipo de propiedad colectiva habrá diferencias de matices entre las dos propuestas obreras.

En la sociedad capitalista, liberal o burguesa, Marx llega a considerar legítima la participación en la vida política por medio de partidos obreros en el juego electoral. Piensa que ganando las elecciones se pueden cambiar muchas cosas, aunque no tiene confianza ni muchas esperanzas en que de esta manera se transforme la sociedad ya que la burguesía seguirá dominando y conservando importantes dominio del poder. ¿Qué dicen los anarquistas? Que ellos no participan en política (¿electoral?) porque consideran absolutamente injusta la sociedad burguesa y participar en política sería aceptar, implícitamente, esa sociedad dominante. Por eso no aceptan la formación de partidos políticos como forma de organización, dando mayor importancia al trabajo en el interior de los sindicatos anarquistas, los movimientos de masas, así como a agrupaciones informales que no busquen el poder.

Los marxistas son partidarios de que los obreros organizados tomen el poder político a través de una revolución (siendo la forma que ha tenido la burguesía de acceder al poder), y una vez que los obreros ocupen el poder se establecerá la dictadura del proletariado para desmontar el sistema capitalista y como transición hacia la sociedad sin clases en la que todos los hombres serán iguales (así se explica en el Estado y la Revolución de Lenin) Los anarquistas, por el contrario, critican y atacan al Estado y a toda autoridad; piensan que el Estado ha generado el capitalismo y son dos aliados eternos, que el poder impone desigualdad e impide la libertad del individuo. Por eso concluyen que el objetivo no es conquistar el poder, con lo que no se conseguiría nada, sino destruir el poder, el Estado, como fuente de todos los males.

Para Marx del siglo XIX, serían los obreros –la clase trabajadora que se desarrolla más en la sociedad burguesa- los que acabarían con el capitalismo por tener una mayor conciencia de clase y ser la contradicción principal; casualmente podían contar con otros aliados como el campesinado, pero el protagonista fundamental debía ser el proletariado. Algunas corrientes anarquistas, sin embargo, piensan diferente: argumentan que la eliminación del capitalismo y la sociedad burguesa sería llevada a cabo por los más explotados y más miserables, los campesinos,  los marginados y otros sectores muy confrontados; y en su modelo alternativo de sociedad proponen una vuelta al campo, en el panorama de la II Revolución Industrial.

La dictadura del proletariado será inevitable para los marxistas; señalan que en esta fase transitoria debe y tiene que existir un Estado fuerte, autoritario y centralizado para acabar con los restos del capitalismo. Incluso el “socialismo de Estado de transición” se convirtió en nuevo Estado. La postura anarquista será radicalmente opuesta, van en contra del Estado y por tanto éste tiene que desaparecer, no se trata de sustituir a la burguesía por los trabajadores en el poder, sino eliminar el poder, el Estado y la autoridad como fuentes de desigualdades entre los hombres. Su propuesta es la de una sociedad dividida en comunas o células anarquistas que espontáneamente se federarían para coordinarse en algunos asuntos de interés general pero sin que existan estados, ejércitos ni fronteras.

¿Cómo festejarán aquellos dos acontecimientos de mayo del siglo XIX? Si los marxistas (aunque ya maduros) se reúnen para analizar la situación nacional e internacional y discutir las mejores formas para destruir el poder de la burguesía y asumir el poder en nombre del proletariado, estarán siendo muy consecuentes con Marx. Si los jóvenes anarquistas salen a la calle para gritar contra la explotación capitalista, reclamar libertad, pintar paredes y confrontar la represión, estarán haciendo honor a Bakunin. Pienso que este mayo en México va a ser muy importante, no tanto por los aniversarios de nuestros viejos ideólogos y luchadores sociales, sino porque obligará a los trabajadores –sobre todo a los profesores y estudiantes del país- a retomar sus batallas contra la explotación y la libertad por las que tanto luchó Bakunin y Marx.






°

No hay comentarios.:

Publicar un comentario