Este texto acerca de la privación de la libertad de Asel Luzarraga en Chile ha sido publicado en Deia:
Luzarraga y la conspiración vasco-mapuche
Jon Abril | Vicecoordinador de Aralar
El escritor euskaldun Asel Luzarraga está encarcelado en Chile desde la pasada nochevieja, bajo la falsa acusación de tenencia de explosivos. Pero la detención de Luzarraga no es casual, ni en el tiempo, ni en las circunstancias políticas chilenas y, sobre todo, porque Asel Luzarraga ha alzado la voz para denunciar los constantes atropellos contra el pueblo mapuche.
Un proceso, además, lleno de irregularidades, pues su detención no cumple las leyes chilenas al otorgar la juez a la Policía facultades que vulneran los derechos constitucionales. La principal acusación contra Asel es la de participar en un atentado el pasado 7 de diciembre, aunque no existe ni una sola prueba que demuestre su implicación. Luzarraga, tal como consta en su pasaporte, abandonó Chile el 22 de noviembre, y regresó al país el 12 de diciembre. Y durante el proceso se han violado derechos reconocidos en la legislación chilena, como el derecho a la integridad física, la igualdad ante la ley, la honra a la persona, la inviolabilidad del hogar, la libertad personal y la seguridad individual.
Pero es que, además, esta detención coincide en el tiempo con la celebración de las elecciones presidenciales chilenas. Chile celebró la primera vuelta de sus elecciones presidenciales el pasado 13 de diciembre, y la segunda vuelta será este mismo domingo, 17 de enero. Unas elecciones nada democráticas. Y es que tanto el sistema electoral binominal como la ley de partidos chileno son totalmente antidemocráticos, pues sólo favorece a los grandes partidos y bloquea e imposibilita la aparición de nuevas fuerzas políticas, algo que sufre notoriamente el pueblo mapuche, y su partido Wallmapuwen que, pese a cumplir todos los requisitos legales, no consigue ser legalizado por el Estado.
Su máximo dirigente, y amigo nuestro, Gustavo Quilaqueo (presente en dos ocasiones en Euskal Herria, invitado por Aralar), luchador pacifista, ha sufrido continuamente los abusos del Estado y sufre la imposibilidad de presentarse a unas elecciones por el mero hecho de no ser miembro de ninguno de los grandes partidos. Ha sufrido esa prohibición ante estos comicios presidenciales, pero también para las próximas elecciones generales a celebrar el próximo mes de marzo.
El pueblo mapuche viene sufriendo de forma muy grave y continuada la política represiva de los distintos gobiernos chilenos y el gobierno de Bachelet no está siendo una excepción. Desde la Concertación han sido asesinados cuatro militantes mapuches y son más de medio centenar los presos políticos. Los prisioneros mapuche están procesados por Ley de Seguridad Interior y Ley Antiterrorista, pese a las recomendaciones de organismos internacionales de derechos humanos de no hacer uso de estas leyes represivas heredadas también de la Dictadura. La vulneración de derechos humanos fundamentales es una constante contra el pueblo mapuche.
Y en el fondo del problema mapuche está el modelo político y económico neoliberal chileno, basado en la explotación forestal incontrolada de grandes macroproyectos que a su vez desfiguran el País Mapuche, Wallmapu, y permiten el saqueo de los recursos naturales por grandes multinacionales.
En el terreno político y de los derechos humanos, la Ley indígena de 1993, que reemplazó la legislación de la dictadura, abrió la esperanza al cambio y a la resolución de los graves problemas de pobreza y marginación que afectan al pueblo mapuche. Pero la ley no ha servido para finalizar con la discriminación.
Wallmapuwen, junto a otros organismos políticos y sociales democráticos vienen abogando por cambios profundos en el sistema político y el modelo económico. Y es en este contexto, y no en otro, en el que se da la detención de un activista político vasco que lucha por los derechos del pueblo mapuche. Y no es casual que el detenido sea un ciudadano vasco. Existe una campaña orquestada por parte del gobierno para vincular al pueblo mapuche y su lucha pacífica con grupos extranjeros que amparan y/o utilizan la violencia.
Así, el gobierno de Bachelet acusa a los mapuches de tener contactos con las FARC, el EZLN, y últimamente intenta vincularlo con ETA. Y precisamente, a raíz de que en verano de 2008 Wallmapuwen firmara acuerdos de colaboración con el Sinn Féin, ERC y Aralar, la represión contra el pueblo mapuche ha crecido y es más férreo el control sobre los dirigentes del primer partido político mapuche. En especial, la visita de Quilaqueo a Euskal Herria con motivo del último congreso de Aralar, celebrado el pasado mes de septiembre, puso en alerta al gobierno chileno, como manifestó públicamente el subsecretario de interior chileno, Patricio Rosende.
Es por todo ello que nosotros, los hombres y mujeres de Aralar, seguimos luchando por la libertad de los pueblos como el mapuche, y nos solidarizamos con su causa y su lucha pacífica. Al igual que lo hizo el escritor vasco afincado en Chile desde la primavera pasada, Asel Luzarraga. Los que conocemos la trayectoria personal y artística de Asel y su compromiso con el pueblo y la cultura vasca y mapuche, creemos por completo en su inocencia y exigimos su inmediata libertad.
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